‘Adolfo’ de Sofía Auza: una noche para cuidar a un cactus

Conozcan a Hugo: él debería ir al velorio de su padre, y también tiene que cuidar a un cactus que se llama Adolfo. Y conozcan a Momo: acaba de salir de una clínica de desintoxicación, usa unos lentes de aviador y no sabe muy bien hacia dónde va su vida.

Conozcan a Hugo y Momo como ellos se conocen: de noche, a fragmentos, en una ciudad anónima de luces ocre o neón, con lechugas que pueden funcionar como proyectiles y taquerías que parecen surgir de un sueño. Lo que sigue es naive o íntimo, desparpajado o profundamente emocional. Historias de dos extraños en la noche, de lo que se teme o desea a los veinte años. Además del encargo de cuidar de Adolfo, un cactus que acaso cifra los vínculos de dos personajes fugaces.

En su ópera prima Adolfo, Sofía Auza propone una comedia que hace guiños al indie estadounidense, una jornada nocturna de evasiones y reconocimientos entre dos jóvenes inciertos, que en su deambular descubren algo sobre sí mismos: la empatía, la confianza, los secretos que se revelan para volverse memorables.

Después de haber conseguido el Premio Oso de Cristal del Jurado Joven de la sección Generation 14plus en la edición 73 del Festival Internacional de Cine de Berlin, Adolfo se ha presentado en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara. Su directora, Sofia Auza, nos platica sobre una noche que puede ser un sueño y un ejercicio de intimidad entre dos desconocidos.

 

¿Como empezaste a escribir Adolfo?

Lo primero era la idea de escribir la historia de dos personas que comparten un momento y luego cada quien sigue su camino, me gustan más estas historias que las de un amor que dura toda la vida. Me parecía súper interesante trabajar en un marco contenido de tiempo, en este caso una noche. Y nada, es la idea de cómo pueden llegar personas a tu vida y te dejan algo que te hace ver las cosas diferentes, no de forma grandiosa, sino algo pequeño que queda después de un momento compartido.

 

Era inevitable pensar en referentes. Se me vienen ejemplos como Los caifanes o en Before Sunrise de Richard Linklater. No sé qué referentes de cine, literatura o cómics te estaban moviendo para imaginar Adolfo.

Una referencia súper grande para mí es Blue Jay [Alex Lehmann, 2016], todo pasa en una noche y son dos súper buenos actores, con muy buena química, Toda la película se sostiene en que tienes ganas de ver qué hacen, qué les pasa como personajes. En general me interesan las películas indies estadounidenses que se basan en los personajes. Eso siempre me ha parecido súper interesante, hacer algo que tenga personajes, querer ver la peli por ver qué les pasa a ellos.

 

Mucho de la película se sostiene por los diálogos y sabes usarlos bien.  Luego los manuales dicen que son un riesgo, te recomiendan ser mesurado en este tema.

Tuve un maestro muy bueno en diálogos que hacía teatro, entonces es un acercamiento diferente. También he leído muchos guiones de escritores que me gustan, tipo Greta Gerwig. Escriben diálogos con el ritmo de la película y la edición. Mucho del humor viene de los diálogos, como en películas de Wes Anderson. 

 

También llaman la atención las atmósferas, que son entre oníricas o surrealistas, en ocasiones llegan al absurdo: la taquería con luces de neón, el interior de un auto en un autolavado, un negocio de lavandería... 

Como todo pasa de noche, eran importantes estos espacios en la historia. En el día hay muchas distracciones, como ves la luz del sol, todo te da igual. La noche es súper puntual y las cosas importantes van muy de la mano. En la noche son más íntimas las conversaciones y no importa dónde estás. Muchas personas me han dicho que Adolfo es onírica, para mí es más el sentimiento de compartir una noche con alguien, cierto espacio emocional.

La diseñadora de producción fue Jimena Chowell, con ella y el fotógrafo Leo Calzoni platicamos mucho conceptualmente y diseñamos este universo. Desde el principio sabíamos que no debíamos mencionar dónde ocurre la peli, para no caer en alguna región de México que tiene ciertas convenciones; preferimos quedarnos en lo emocional.

 

Me gusta que a Juan Daniel Treviño los saques de papeles de malandro y lo metas a otros registros, se está volviendo en un estupendo actor. Pero quien me sorprendió fue Rocío de la Mañana, no la conocía y hace una gran réplica con él. ¿Cómo fue el trabajo de dirección con ellos?

Ellos tenían súper buena química, y creo que entre los tres conseguimos crear un espacio de confianza. Los dos son súper talentosos, estaban súper presentes y abiertos a entrar en sus personajes. Me emociona que menciones a Rocío, es su primera peli, la veo y pienso que estaba totalmente al nivel de Daniel. 

Tenían procesos súper diferentes: Daniel es una persona que tienes que platicarle la escena y lo que está viviendo su personaje; Rocío, en cambio, es una actriz que sabe todo desde la primera lectura. Entonces fue muy interesante trabajar con los dos y ver sus procesos. 

 

 

Rocío inicia en un mood de comedia y desparpajo juvenil, después la llevas a registros fuertes. Hace una progresión increíble y crea un personaje más maduro del que anuncias al principio. La película crece igual: inicia divertida, naive, después llega a zonas más profundas.

En toda la película estamos en el mundo de ella, de Momo, la estamos conociendo mientras Hugo la está conociendo, y creo que es normal: cuando acabas de conocer primero muestran su mejor lado y luego, cuando hay confianza real, las conversaciones se vuelven reales. Y creo que Rocío lo hizo increíble.

 

Adolfo, Dir. Sofía Auza

 

Casi no ubico a nadie de tu crew, me hace pensar que se trata de una película independiente, quizá la primera experiencia de muchos en tu equipo. ¿De dónde vienen? 

Es la primera película de Leo Calzoni como fotógrafo. Él es un argentino que vive en México, había visto su trabajo de publicidad y en videos de música, su estilo me gusta mucho, lo contacté y nos entendimos súper bien, creativamente hablábamos el mismo idioma y fue una experiencia especial hacer nuestra primera peli juntos. 

La diseñadora de producción, Jimena Chowell, también fue su primera peli, con ella llevaba mucho tiempo trabajando en cortos. Y María Julia [de la Garma] es la vestuarista, también era su primera película, antes había trabajado como asistente. 

Fue un buen equipo. Aunque era nuestra primera peli de varios, todos tuvimos mucha conexión real con el guión, cuando veo la peli lo puedo ver. Y siento que es una parte súper especial del proyecto.

 

Consigues el Oso de Cristal en la Berlinale, ¿qué te decían allá de Adolfo?

Casi todos los latinos que la han visto me han dicho que no habían visto una película mexicana, yo siento que es algo súper bueno en realidad, en el sentido de que haya más diversidad en las historias que contamos, en los estilos y todo eso. 

Pero apenas será el estreno en México, en Guadalajara, yo tengo como un buen de curiosidad, ver cómo la reciben aquí, porque la han visto en Europa, en Canadá y son diferente las referencias que tienen ellos a nuestras referencias acá en México.

 

Me parece interesante cuando se crea una película que escapa de las coordenadas regionales y va creando espacios que se pueden entender aquí o en China. Es un poco lo que lo que logras con Adolfo, que no fuera una historia tapatía o yucateca, que se escape a esas coordenadas.

Hugo y Momo tienen un viaje emocional que en realidad no importa donde ocurra, no importa si están en Tijuana o en Mérida, lo que en realidad importa es qué les está pasando y cómo conectan entre ellos. Con eso nos identificamos como público, porque hemos vivido cosas parecidas.

Adolfo (México, 2023). Dirección: Sofía Auza. Guión: Sofía Auza. Producción: Camila Jiménez, Silvana Aguirre, Alejandro Durán. Música: Andrés Sánchez, Gus Reyes. Sonido: Jomi Enríquez. Cinefotografía: Leo Calzoni. Edición: Jorge Macaya, Agustín Ortíz. Dirección de arte: Jimena Chowell. Vestuario: María Julia de la Garma. Reparto: Juan Daniel García Treviño, Rocío de la Mañana. 

Película con el apoyo de Imcine-Focine.