‘Un reino para todos nosotros’, de Miguel Ángel Uriegas: metáforas de la migración

El lema “Un reino para todos nosotros” podría ser una amenaza o una promesa. Una amenaza, cuando lo usan los poderosos para fomentar el control en la población. Una promesa, cuando una legión de personas busca en este sitio la oportunidad de mejorar sus vidas.

Fran y Serendín, hermanos vigorosos y opuestos, se acercan de distinta forma al Reino. Mientras el primero prefiere la meditación y el arraigo a su lugar de origen, la segunda está ansiosa por moverse a sitios insospechados. Las circunstancias los obliga a historias contrastantes. Y mientras cada uno, a su manera, indaga los misterios, las esperanzas o las amenazas que significa El Reino, una multitud de personas los acompañan, en un deseo fervoroso de cambiar sus vidas.

Al estudio de animación Fotosíntesis Media le gusta trabajar con las metáforas. Lo ha hecho con la enfermedad del cáncer en El ángel en el reloj (Uriegas, 20217) o con el Síndrome de Down en Un disfraz para Nicolás (Rivero, 2020). Ahora trascienden temas que competen a un solo personaje y en Un reino para todos nosotros encaran el tema de la migración. Una historia de matices y contradicciones, que obliga a las audiencias a reflexionar sobre las distintas aristas del fenómeno migratorio que se vive en nuestro país, pero también en otras partes del mundo.

Un reino para todos nosotros participa en la competencia Largometraje de Animación de la edición 38 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara. Platicamos con Miguel Ángel Uriegas de esta historia, metáfora de uno de los conflictos más actuales y urgentes que se vive en el planeta.

 

Fotosíntesis es una casa productora que usa el lema “Entretenimiento con causa”.  Siempre buscan algún elemento que lleve a la reflexión, comoel cáncer o el síndrome de Down. Ahora se van a lo social, la migración; un riesgo interesante porque implica incluso temas políticos. 

Estábamos navegando en causas blanco y negro. Ves a un niño con cáncer y lo ayudas. Ves a una persona con síndrome de Down y eres incluyente. Investigamos con asociaciones civiles y de esa experiencia creamos una metáfora que convertimos en guión, con el objetivo de generar conciencia y mover a la acción. 

En el caso de la migración nos acercamos con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) para entender el fenómeno de las poblaciones en situación de movilidad: personas tienen que salir de su país porque algo malo está pasando.El discurso que se tiene es levantar las fronteras y buscar un mundo donde podamos transitar libremente y en paz. Pero hay mucha doble moral, como cuando empezaron las caravanas de El Salvador, ahí nos damos cuenta de que en México también le ponemos el pie a otras personas, somos como Estados Unidos y hasta peor, pues de lo que pasa en la frontera de Guatemala y Belice muy poca gente se entera, a diferencia de lo que pasa en el Río Bravo. 

Nosotros apostamos a contar este tema de una manera distinta: se han hecho documentales, dramas de acción viva, cortometrajes, pero la mayoría son tácitos. Hablan de la gente en las fronteras sufriendo, cruzando, pasando por todas estas cosas, y nosotros quisimos llevarlo a una metáfora, tocar a todas las persona en situación de movilidad y en qué punto se convierte en refugiados.

De acuerdo con el ACNUR, el primer migrante es el migrante económico, se va porque no hay oportunidades laborales en su país. Sigue el punto gris cuando es por violencia forzada, donde su vida corre riesgo y tiene que irse. Y luego, los refugiados de guerra, ahí su país está destrozado y claramente están huyendode ahí. Al final, el refugiado por desastres naturales. 

Un reino para todos nosotros quiere tocar todos esos momentos. Es una película para una audiencia que está empezando a desarrollar un criterio y le ayuda a hacerse ciertas preguntas.

 

Personajes como Parra son parte de estos matices. Parra en algún momento de la trama es un antagonista y en otro momento no. Es parte del conflicto de ser migrante o alguien que recibe a los migrantes. 

Construimos la trama con analogías reales. Parra es el pollero, el que lleva a la gente y después se transforma en terrorista. También es el refugiado de una guerra y que puede tener celos contra el país que lo alberga. Luego está Yuma, que es el padre Solalinde, tiene este refugio que ayuda a los migrantes. Dámocles representa a estos grupos que tienen autoridad en estados fallidos, y que al mismo tiempo generan una relación de protección con su comunidad. La gente no es mala ni buena. Hay grises y de esa forma los hicimos actuar.

 

Un reino para todos nosotros es idea original de Mariano Vives y después le entran al guión Jonathan Barceló y tú. ¿Cómo fueron trabajando hasta llegar a la historia que vemos en pantalla?

La idea de Mariano era una película sobre el tren de La Bestia, pero en lugar de que sea un tren, era una criatura enorme que viaja de un lado a otro en un mundo distópico. 

Después me senté con Jonathan. Él viene de la industria de los videojuegos, de diseño narrativo. Es muy estructurado y hasta matemático en cómo balancear una historia. Con él hicimos un primer draft que después trabajamos con Angélica Ramírez, nuestra script doctor desde Un disfraz para Nicolás

 

¿Había referentes en la forma de hacer dibujos animados, o desde dónde construyeron sus imágenes?

Nos basamos mucho en una serie francesa, Wakfu, por la manera en la que solucionan la animación. Estos cuates, con un presupuesto diferente, trabajan en cut out, la manera costo-beneficio más atractiva para hacer animación.

En cuanto al guió, nos basamos en la narrativa japonesa, donde los personajes son grises, tienen momentos buenos y malos, todo depende de la perspectiva y el aprendizaje. 

Con Fran y Serendín, los personajes principales, tratamos de hablar de la dualidad. Fran empieza la película como una persona introspectiva, insegura, con miedo de romper su zona de confort. Serendín es lo contrario, una persona extrovertida que no tiene ningún miedo; lo que le falta es mirar hacia adentro. Uno tiene lo que a la otra le falta, y viceversa. En el conflicto principal, la que se quería ir se queda y el que se quería quedar se va, los fuerza a conocer y desarrollar otro lado de sí mismos para encontrar un balance. Creamos hermano y hermana, hombre y mujer, para dar este mensaje de igualdad, cada uno con fortalezas y debilidades, hasta desarrollar una mejor versión de nosotres, para actuar en función de algo mejor para todes.

 

Un reino para todos nosotros se produjo durante la pandemia. ¿Cómo fue esa experiencia?

Perdimos tres o cuatro meses de ajuste, de trabajar todos en el estudio a que cada quien esté en su casa. Ahorita ya es muy natural y sí, la animación ha sido la industria más resiliente de la pandemia, porque todo lo podemos hacer en nuestras casas. De hecho, desde entonces no hemos tenido oficina y no creo que volvamos a tener, porque nos adaptamos muy bien a esto. 

El tema fue más bien presupuestal. Un coproductor que aportaría dinero a la película se vio fuertemente afectados por la pandemia y ya no pudo invertir en la película. Entonces tuvimos que buscar otras fuentes de financiamiento. 

Por fortuna, la industria de los videojuegos también fue resiliente y empezaron a buscar estudios de animación que les ayudaran a hacer contenidos para sus juegos. Nos cayeron buenos clientes, que nos pedían contenidos animados, y así conseguimos los fondos para sacar adelante la película.

 

Un reino para todos nosotros, Dir. Miguel Ángel Uriegas

 

¿Cuántas personas participaron como creadores en este proyecto?

El músculo más fuerte se divide entre personas que hacen animación y personas que hacen arte. Nosotros tuvimos alrededor de 30 fondistas y 40 animadores. A diferencia del cine de acción viva, que por lo general son de ocho a doce semanas de rodaje y tienes un pico en tu flujo de efectivo, aquí es una meseta donde vas teniendo gastos a lo largo del tiempo. Lo fuerte se va en animadores y fondistas. 

Como todo es digital, hay herramientas de administración del proyecto, donde vas viendo cuántos segundos de animación tiene que sacar cada animador por día.También debes saber cuánto se tarda un artista en terminar un fondo. Todos eso son costos. Creo que hemos sido muy buenos con nuestra oficina de producción, la productora de línea, el coordinador de producción, la directora asistente. Ahí está la clave: la oficina de producción es la que menos personas tiene, pero también está coordinando a toda la banda. 

 

Un reino para todos nosotros aparece en los tiempos que también se crean documentales como Home is somewhere else, de Carlos Hagerman y Jorge Villalobos, que también aborda la migración y deportación; me parece interesante que la animación mexicana le esté entrando a temas sociales importantes,que propician debates, lo que necesitamos hablar como sociedad. 

Vi Home si Somewhere Else el año pasado en Annecy, tengo el gusto de conocer a Hagerman y creo que es un proyecto padrísimo, que también les costó mucho trabajo levantar. México está lejos de Dios y cerca de Estados Unidos, y nos medimos con Pixar y con Disney, con todas estas cosas súper comerciales y nos genera un estándar de lo que deberían de ser las historias animadas. Pero en mercados como Europa, la India, China, ves otras cosmogonías. Los europeos se dan la oportunidad de usar la animación para este tipo de debates. A nosotros los compradores nos piden que hagas 3D o que sea súper divertida para niños, cosas que te ponen a contracorriente. 

En México tenemos esa dualidad entre los europeos y los gringos, donde las limitaciones presupuestales nos fuerzan a tener soluciones creativas y a buscar otros métodos y otro tipo de historias, con recursos de animación limitados, como funciona el cine de arte en México.

Somos potencia en cine de autor precisamente porque con una cámara, tres actores, el director de fotografía y cinco pelados más, te puedes chutar una película que puede competir en Cannes. No digo que sea sencillo, se requiere de muchísimo talento, pero es cuando las limitaciones económicas se convierten en soluciones creativas y crean una voz. En México cada vez está pasando más eso, sobre todo en la animación.

 

Estrenas en el Festival de Guadalajara, ¿qué te provoca esa posibilidad?

Muy emocionado, le tengo un recuerdo bonito al festival. Es el primero al que me tocó ir con La increíble historia del niño de piedra. Fue la primera vez que tuve la experiencia de proyectar una película en un festival, ahí me quedó claro este dicho de que “uno nunca sabe qué película está haciendo hasta que se la pone a la gente”. Creo que Guadalajara ha hecho un esfuerzo enorme por tener esta competencia de largometraje animado. Es el único festival que le está poniendo atención a los largometrajes animados en México y está muy bien. Me emociona muchísimo proyectarla ahí

Un reino para todos nosotros (México, 2023). Dirección: Miguel Ángel Uriegas. Guión: Miguel Angel Uriegas, Jonathan Barceló, Mariano Vives. Producción: Miguel Angel Uriegas, Jaime Romandía, Genaro López. Música: Manuel Vázquez. Sonido: Alejandro de Icaza. Edición: Roberto Almeida. Dirección de arte: Edgar Martínez, Francisco De la Cruz. Intérpretes: Alondra Hidalgo, Alan Velázquez, Salvador Delgado, Blas García, Rebeca Manríquez.