Es como si el Cortázar de “Después del almuerzo” se hubiera juntado con El cuento de la criada de Margaret Atwood, sugerimos. El cineasta precisa: están más los cuentos de Amparo Dávila. Desde ahí se confecciona Año de casados, cortometraje de Pablo Camargo que desde la clave del horror hace una alegoría espeluznante de los deberes y las virtudes de una buena esposa. Cortometraje producido por el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), se presenta en el 28° Festival Internacional de Cine Guanajuato.
Pablo Camargo López, director de Año de casados, nos contó sobre esta historia, tan ejemplar como escalofriante.
¿Cómo se te va ocurriendo la historia de Ana María y Manuel en Año de casados?
Hubo tres coincidencias interesantes. Cuando empecé el CCC, un maestro nos regaló libros y a mí me tocó una antología de Amparo Dávila. Tiene cuentos inquietantes porque suceden dentro del cotidiano, pero conviven con criaturas fantásticas. Eso coincidió con la pandemia: estando encerrados, mi mamá me contó que el primer año de casada estuvo a punto de dejar a mi papá: se sentía agobiada por su familia. No había un monstruo, pero la familia lo parecía: iban de compras juntos y decidían cómo debía decorar la casa. Un día, mi mamá regresó a trabajar, se vio en el espejo y no se reconoció. Hizo sus maletas, espero a mi papá en la entrada y le pidió que la llevara con sus padres. Al llegar con mis abuelos, ellos no estaban. Mi madre siguió en el matrimonio aun sabiendo que era un error, hasta hace poco que se separó.
Eso coincide con una noche que estoy dormido con mi ex, en su casa, y apareció alguien que no nos avisó que iba a visitarnos; se activa la alarma y fue de los momentos más vulnerables que recuerdo. Me asusté, me metí al closet, marqué a la patrulla. Ese momento detonó la idea con la que inicia el corto, que algo o alguien irrumpe en tu familia.
Además, siempre he sido admirador de Polanski y de la literatura fantástica, entonces se combinaron esos intereses.
Tienes un personaje sobrenatural que no muestras abiertamente, lo cual lo vuelve más aterrador, y una familia. Hay un elemento sobrenatural pero otro con visas hacia el melodrama. Es un reto jugar con estos dos elementos.
Cuando les dices a los maestros que es una película de terror, esperan esta convención del jump scare, y acá la construcción del miedo tiene que ver con los silencios, con las pausas, con momentos de opresión. Cuando empecé a escribir me identifiqué con la protagonista; tal vez sí es mi mamá pero también es cómo me siento con relación a los roles. Yo soy homosexual y muchos años lo fui de closet, tuve que vivir con la idea de ser un hombre proveedor que cumple, que se casa, me daba ese miedo que genera la película. Y algo divertido fue partir del estereotipo, que se va deshilando.
Mi productor dice: "es una telenovela de terror." Y es que al final es la configuración familiar que entendemos en México, la de mis propios padres.
Sorprende lo tajante de la primera escena, que ya me contaste de dónde viene, pero también hay momentos de la pareja, y más de la esposa, que muestran la hostilidad y el adoctrinamiento con mucha precisión. Esto lo logra un buen director de actores y un buen elenco. ¿Cómo trabajaste esta parte con tus actores?
Mi manera de hacer casting es desde el teatro, es la manera que tengo para conocer a los actores. Vi a Ana en el montaje de Diego del Río de Despertar de primavera, me conmovió porque parece una niña de 17, se transforma y llegaba a ese territorio de la niña. Pensé que ella tenía que ser mi protagonista necesariamente. Después se agregaron Andrés Delgado, Mónica Dionne, María Penella, Enrique Arce Gómez y Diana Becerril, que es el monstruo, una súper bailarina de butoh.
Todos pertenecían a la clase social de los personajes, tenían referencias burguesas en sus familias y eso ayudó a la dinámica. Cuando ensayábamos, todos entendían ese condicionamiento: la ropa, los viajes, este mundo de oropel.
Yo había tomado un taller de la técnica Maesner y habla mucho de la forma, donde podías partir de elementos concretos. Yo les hice jugar con la máscara, les dije: "Toda la película van a trabajar con una máscara." Es su propio rostro, pero no lo pueden mover.
Con Mónica sucedió eso. Hubo un momento que nos había costado, no queríamos la villana de telenovela, y en un ensayo llegó e hizo lo menos. Evidentemente no dejaba de actuar, pero había un trabajo corporal que le ayudaba a llegar a ese lugar.
Yo siempre le digo a mi hermana que para mí dirigir es como jugar a las Barbies, yo jugaba a las Barbies cuando éramos chiquitos y ahora también jugamos con las Barbies en la casa, con el vestuario que nos prestó Lesly Bersabee, la diseñadora.
Año de casados es tu primer trabajo. ¿Este cortometraje puede estar anunciando el cine que después te gustaría hacer?
En el CCC encontré a estos grandes autores que respeto y admiro mucho. Estaban Haneke, Ulrich Seidl, Polanski incluso, pero hay una diferencia entre el cine que te gusta y el que vas a hacer.
Desde la secundaria, mis tardes era juntarme con amigos y ver películas de terror. Ahí hay una combinación de intereses. Ahora que estrenamos en Guadalajara se acercó mucha gente y nos decía que en este cortometraje había una ópera prima. Sería un proceso sanador reconciliarme con la herida de la disolución del matrimonio de mis padres, y por supuesto que sería muy emocionante hacer una película completa. Hubo muchas secuencias que quité para hacer un corto. Ahora podría empezar la historia desde antes que se conocen y hasta el final.
Es un lugar común que cuando hablamos del terror mexicano llegamos a Carlos Enrique Taboada, pero yo podría cazar a Años de casado con ese Taboada del horror aburguesado. Me parece interesante la comprensión de ese universo.
Parte del horror que queríamos retratar es este ánimo aspiracional. Si la protagonista está decidiendo someterse a esta dinámica tan violenta, es a cambio de recompensas materiales. Yo sigo viendo amigas en esta dinámica: por más sofisticado y moderno que sea, siguen siendo mujeres que cumplen ese rol y hombres que también tienen la exigencia. Lo que exige el monstruo es que seas un hombre y una mujer tradicionales. Eso me parece atroz y es la crítica que hacemos.
Año de casados (México, 2025). Dirección: Pablo Camargo López. Producción: Irving Serrano. Fotografía: Aarón Galán. Guión: Pablo Camargo López. Edición: Pablo Camargo López. Sonido: Luis E. Farjeat, Ana Sofía Vásquez. Diseño sonoro: Alejandro Díaz Sánchez, César González Cortés. Dirección de arte: Perseo Gálvez. Diseño de vestuario: Lesly Bersabee. Diseño de maquillaje: Miriam Flores. Compañía productora: Centro de Capacitación Cinematográfica. Reparto: Ana Guzmán Quintero (Ana), Andrés Delgado (Juan Manuel), Mónica Dionne (Mamá Cata), Diana Becerril (Criatura), María Penella (Cata), Enrique Arce Gómez (Gustavo). Locaciones: Ciudad de México (Contadero y Ajusco)