‘La eterna adolescente’, de Eduardo Esquivel: la familia recuerda a su hermana

Mónica murió joven, pero desde los videos caseros y las fotografías siempre será joven. Su familia va envejeciendo y cargan su ausencia. Cuando Gemma, la madre, cae en una depresión severa, los hermanos Cristina, Soni y Bruno se reúnen y desempolvan los archivos donde se encuentra gran parte de las culpas con las que han construido su vida

En La eterna adolescente, pieza de ficción de Eduardo Esquivel, hay un ejercicio autobiográfico que inicia en la propia familia del director, y que desde ahí lanza anzuelos hacia la trascendencia de la muerte y la unidad de la familia, que se construye alrededor de las viejas fotos y los borrosos videos de Mónica. 

La eterna adolescente cuenta con un gran elenco, que encabezan Emma Dib y Teresa Sánchez, acompañados por Magdalena Caraballo, Ruth Ramos, Andrés David y Melissa Rosales Berumen. Fue realizada con el apoyo del Imcine, a través del Programa Fomento al Cine Mexicano (Focine) y Eficine Producción. Tiene su estreno en la sección en competencia Ahora México de Ficunam 15. 

Platicamos con el director Eduardo Esquivel sobre este ejercicio de recuerdos, ausencias, y a pesar de todo, de familias que se acompañan en los márgenes de la pérdida. 

La eterna adolescente, dir. Eduardo Esquivel

 

¿De dónde surge la idea de La eterna adolescente?

Se concentra en un recuerdo familiar doloroso y heredado: viene de la historia de mi madre y sus hermanas. Mónica está inspirada en la hermana menor de mi madre, que muy adolescente se suicida, y eso ocasiona un proceso catártico en la familia. Por eso estos personajes tan diferentes, colapsados y distantes. 

El archivo familiar pone sobre la mesa recuerdos y traumas. Fue una brújula que me permite profundizar en emociones heredadas, a través de las historias familiares que me contaron mientras crecí. ¿Cómo es crecer con una historia familiar así? Para mí, es la gran pregunta. La película me ayudó a entender mi historia familiar, una historia que no es sencilla de abordar.

 

¿Cómo escribes un momento tan doloroso y personal, para que haga eco en quienes miren la película? 

Fue importante el acompañamiento del equipo creativo y de mi madre, que fue una gran narradora. Desde muy pequeño, como si fueran cuentos de cama, me empezó a contar su historia. El argumento de la película se comenzó a escribir desde 2019. Busqué darle un tratamiento coral, activar mi visión a la de una mujer de 50 o 60 años, o de una mujer en sus 80 años; fue el trabajo más interesante. 

Mónica es el nombre real de mi tía, fue importante volver a nombrarla y explorar por qué esta familia comenzó a agrietarse y a tratarse como desconocidos. Fue una mezcla entre una historia inspirada en hechos reales y el apoyo de todo un equipo creativo.

 

Tienes un elenco sobresaliente: Emma Dib, Teresa Sanchez y Ruth Ramos entre los reconocibles, pero no son menos importantes Magdalena Caraballo y Andrés David. ¿Cómo trabajaste con ellos? 

Hubo todo un proceso para construir el casting de esta película. Yo le llamo una “constelación familiar”, que me ayudó mucho a entender cómo dirigir y cómo construir esta película como una experiencia inmersiva. Más allá de ser el cast de la película, estas actrices y actores increíbles se han convertido en personas muy cercanas a mí y al equipo.

Hubo un acompañamiento desde el primer día con Alejandro Mendicuti, dramaturgo de Guadalajara, con quien construimos una estrategia para que existiera esta “inmersión familiar”. Es una entrega total a la familia y sus recuerdos. Hubo magia desde un lugar muy técnico de preparar cada personaje: construirlo, entender su historia y entrar desde lo cotidiano y lo familiar a esos universos. 

Fue maravilloso trabajar con Emma Dib, Teresita Sánchez, Andrés David, Magdalena Caraballo, Yosi Lugo, quienes dieron pasos mágicos conmigo, y definitivamente hubo escenas que fueron regalos.

Con Teresita Sánchez nos fuimos a Toronto, a las cataratas del Niágara y generamos rituales muy personales. El personaje de Emma Dib está inspirado en mi madre, quien muere en medio del proceso y quien era mi guía. Fue hacer una película con mucho dolor también. Al final exploramos a la muerte, y esta energía habita esas escenas incómodas, con un pasado que no se quiere recordar. 

Ellas y ellos llegaron al proyecto y a mi vida mientras yo vivía un proceso doloroso; todo el tiempo sentí que recibía un abrazo de todos hacia el proyecto, hacia mí, a sus personajes. Esta producción se hizo con mucha ternura, con muchísimo respeto; cero patriarcal, cero violenta, entre amigues, entre amores, entre tristezas… 

 

La eterna adolescente, dir. Eduardo Esquivel

 

En La eterna adolescente hay otra película dentro de la película, son las grabaciones caseras de Mónica, a las que el resto de la familia acude constantemente. ¿Cómo trabajaste esas escenas?

Fue una dirección y un proceso creativo muy independientes. Un ejercicio inmersivo; había una producción grande, pero con un crew más reducido. La actriz, Melissa Rosales Berumen, ensayó con el fotógrafo y su equipo, para generar esa relación con la cámara.

Para mí fue importante transmitir estos espacios, son videotapes caseros que duraban años, porque era lo único que había. En ellos crecía la familia: ves el pastel mezclado con la playa, con la violencia del papá, con darle ánimos a la mamá, y eso tiene que ver con quién hace este registro con la cámara, que en este caso es Mónica. Creo que Mónica es tanto la cámara como los archivos, y ese personaje es el que deja a esta familia en declive.

 

Aunque no es su propósito principal, pienso que películas como La eterna adolescente funcionan como ejercicios catárticos; primero quien la crea, después deriva en el público. 

La intersección de la ficción y el trauma también pueden sanarse a través del cine… Si no hubiera hecho esta película quizás no hubiera puesto estas cosas en la mesa para tratar de entender qué pasó en mi familia. Hay una cosa que me persiguió durante años y es que mi mamá me decía: “es que me recuerdas mucho a Mónica” y se ponía a llorar; era una mujer muy feliz, pero a la par, estaba muy triste. 

Eso me generaba muchísimo dolor, pero también ganas de entender las cosas; si no hubiéramos hecho esta película quizá no hubiera pasado; y entendí después de la muerte de mi madre. Es lo más fuerte y lo más maravilloso. 

 

¿Qué te parece estrenar La eterna adolescente en Ficunam? 

Ficunam siempre ha sido un referente de un festival de cine para cineastas y críticos. No hubo mejor lugar para estrenar esta película. Siempre hay una gran intuición de ir a donde nos quieran. Es presentar la película con esa energía de celebración, de honrar el proceso. 

Hay una energía muy bonita de todos de verla, y además verla en Ficunam. Nos da esa oportunidad de reunirnos, de generar un encuentro bello; estamos muy felices. 

 

La eterna adolescente (México, Francia, 2025). Director: Eduardo Esquivel. Guion: Eduardo Esquivel, Sofía Gómez Córdova, Omar Robles Cano. Producción: Omar Robles Cano, Julia Cherrier, Carlos H. Quiñónez. Compañía productora: Muchachxs Salvajes, Calouma Films, Ikki Films. Película realizada con el apoyo del Instituto Mexicano de Cinematografía a través del Programa Fomento al Cine Mexicano (Focine) y Eficine Producción. Dirección de arte: Marianne Cebrián Tiessen. Cinefotografía: Bruno Santamaría Razo. Edición: Carlos Cárdenas Aguilar. Reparto: Teresita Sánchez, Andrés David, Yosi Lugo, Magdalena Caraballo, Emma Dib, Ruth Ramos, Melissa Rosales Berumen.