‘Toshkua’ de Ludovic Bonleux: crónicas de migrantes y selvas para no desaparecer

Toshkua es una palabra de la lengua pesh, que hablan las comunidades indígenas de Honduras, y significa desaparecer. Desde esta palabra, Ludovic Bonleux realiza un documental sobre las ausencias contemporáneas y las personas que resisten y persisten para reencontrarlas.

Lo que desaparece: un hijo y una selva. Y Mary Martínez y Francisco Hernández emprenden largos y arriesgados viajes para encontrar a quienes han perdido: Mary busca a su hijo Marco Antonio a través del territorio mexicano, en un viaje que va de Tegucigalpa hasta los inhóspitos territorios de Tamaulipas.  Mientras, Francisco se sumerge en lo más profundo de la selva de la Mosquita. No los detiene ni la espesura del camino silvestre, ni lo intrincado del flujo migratorio. En la búsqueda también se cifra la identidad de los protagonistas. Ir tras las pistas de las ausencias se convierte en otra forma de hacerlos presencia.

Toshkua, documental de Ludovic Bonleux, es un ejercicio de sensibilidad, denuncia y llamado a la acción. A las historias de Mary y Francisco las acompaña una importante campaña de impacto ejecutada por Impacta Cine, que busca concientizar sobre el fenómeno de las migraciones centroamericanas, así como las búsquedas de los migrantes que han sido desaparecidos por el crimen organizado.

Toshkua se ha presentado en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara. Con este motivo platicamos con Ludovic Bonleux sobre las búsquedas de este documental, urgente de realizarse y de ser visto. 

¿Cómo llegas con Mary y Francisco y cómo decides que son personajes para un documental?

El proceso de la película tiene siete años. Ya había hablado del tema de la desaparición forzada en el estado de Guerrero, quise ampliar el tema y me interesó verlo desde Centroamérica, que tiene muchos lazos con México y Estados Unidos, están interconectados. Por esta razón decidí enfocarme en las familias centroamericanas que buscan a sus hijos migrantes desaparecidos en México. Me acerqué a la caravana de madres que se hace cada año en México, ahí conocí a doña Mary, una de tantas madres que buscan a sus hijos. Lo interesante de su historia es que con ella podíamos hacer el viaje desde Tegucigalpa hasta Tamaulipas, que es donde ha desaparecido Marco Antonio, en una zona muy conflictiva.

A don Francisco lo conocí porque me invitaron a hacer un documental sobre el trabajo de una lingüista que trabaja en la región selvática de la Mosquita. Me llamó mucho la atención el peligro en el que está este idioma, también el medio ambiente. Se me hacía una manera de contar la historia desde el punto de vista de la gente que vive en su tierra y tiene que migrar. Era contar la historia de por qué la gente migra, hacer una pregunta más global y filosófica en este mundo que está desapareciendo personas, como ecosistemas y culturas enteras.

 

Toshkua, Dir, Ludovic Bonleux

 

A pesar de que son historias que nunca llegan a juntarse, coinciden en el tema de la pérdida y la perseverancia para recuperar lo perdido. Pero son dos rodajes distintos, cada uno con diferentes retos. ¿Qué me puedes sobre la filmación de estas historias?

La historia de Mary y las madres de la caravana significó varios rodajes en varios años, por lo menos tres en México y uno más en Tegucigalpa. Unos viajes eran en etapas de scouting, donde iba con una pequeña cámara, pero casi todas las imágenes son de la etapa de rodaje con el crew y la fotografía a cargo de Ernesto Pardo. Obviamente había que tener medidas de seguridad en Honduras y Tamaulipas, pero gracias al trabajo de los productores, Daniela Leyva y Darío Cicardi, logramos filmar en esta zona de conflicto sin ponernos en riesgos ni a nosotros ni a doña Mary o a los productores locales que nos apoyaban.

En la selva hice tres viajes, uno con ese documental sobre el lenguaje, otro de scouting y uno más con todo el crew, yo creo que fueron diez días de estancia en la selva, en un lugar muy remoto. Es complicado llegar desde Tegucigalpa, hay que tomar varios transportes, luego nada más se puede acceder en lancha. Fue una experiencia interesante y esas son las cosas que queda de los rodajes: están las imágenes que uno capta, los sonidos, pero también la experiencia de conocer esos lugares. Es una experiencia muy grata y por eso hago documentales, para acercarme a esas personas y esos lugares.

 

Los hijos se fueron a buscar el sueño americano y hacen un viaje largo desde América Central para llegar a Estados Unidos. Años después, las madres hacen ese mismo viaje para buscar a sus hijos. Me parece de una ironía macabra. ¿Qué me puedes platicar de la sensación que hay al acompañar a estas madres centroamericanas en búsqueda de sus hijos?

Es un gran ejemplo de dignidad ver a esas señoras y señores que cruzan la frontera y abandonan a sus familias durante el tiempo de la búsqueda. A veces toman riesgos, porque la búsqueda los lleva a lugares peligrosos, y hay momentos muy difíciles, de mucho dolor, pero también hay mucha fortaleza, muchos abrazos, apapachos, y de vez en cuando encuentran algunos migrantes y eso fortalece el movimiento. Han creado familias artificiales entre toda esa gente que está buscando y la gente que los acompaña: los activistas, gente de ONGs, comunicólogos, algo que ha conocido en México desde el Movimiento por la Paz. Es algo muy bonito esa nueva familia que se está creando y está compartiendo el dolor, pero también la esperanza.

 

 

Además de las familias y el acompañamiento, se va erigiendo una nueva sociedad civil o fuerza política; muchos de estos grupos empiezan a crear redes; me parece interesante que Toshkua no solamente es de una mujer que busca, también muestras la diversidad de quienes están a su alrededor: grupos de apoyo, albergues, colectivos, instituciones religiosas; una infraestructura que consolida el objetivo principal de encontrar a quienes no están. 

Una meta del documental, más allá de la obra de cinematográfica, es crear una campaña de impacto. Aprovechamos el estreno en Guadalajara para arrancar lo que se llama Buscar sin fronteras. Es una campaña de distribución híbrida; la meta es permitir que la gente use la película haciendo proyecciones, talleres de capacitación, para crear lazos entre todos estos colectivos. 

Existen decenas de colectivos de búsqueda en Centroamérica, y al mismo tiempo existen colectivos que están buscando y rescatando migrantes en el desierto, en Arizona o Nuevo México. Con esta película queremos generar eventos que refuercen estos lazos, y que crean una nueva sociedad civil, que no tiene agenda política pero sí realizan actos políticos, que participan en la reconstrucción del tejido social. 

Queríamos invitar a doña Mary para el estreno en Guadalajara, pero no logramos tener citas en el consulado mexicano de Tegucigalpa, apenas respondieron y al parecer conseguiremos una visa pero después. Es muy complicado que un familiar de un desaparecido consiga una visa. Después tiene que llegar a México, denunciar la desaparición a nivel federal y a nivel estatal, tienes que ir a Tamaulipas para hacer tu denuncia, algo sumamente peligroso. 

Existe un mecanismo del gobierno mexicano: se supone que los familiares podrían hacer su denuncia en el consulado de su país. Pero ese mecanismo todavía no se implementa, aunque ya fue validado por las autoridades. Esas cosas se deberían cambiar y queremos cambiarlas con nuestra campaña de impacto.

Toshkua, Dir, Ludovic Bonleux

 

La audiencia más importante para Toshkua son los centroamericanos. Es una película sobre centroamericanos que ocurre en México, y de refilón hace una crítica de nuestras autoridades. Seguramente en Honduras les hará más sentido cuando se dice que la frontera del sur de México es el verdadero muro, una idea aterradora y un apunte muy crítico contra el gobierno de nuestro país. Te quería preguntar sobre ese retrato que se hace de México en Toshkua.

Es una situación muy compleja que no podemos resumir en una película. De hecho, la crítica al gobierno mexicano no es el punto, pero sí damos voz a gente que está criticando de que la frontera sur se ha convertido en una antesala hacia la frontera norte, un primer filtro, y es el papel que México está jugando con Estados Unidos. Hay cosas interesantes, por ejemplo: ahorita es más fácil encontrar una visa humanitaria en México que antes, es una lógica de acuerdo con Estados Unidos para tratar de dar solución a la migración; pero al mismo tiempo están las viejas tácticas, como lo que vimos en Ciudad Juárez: decenas de personas que murieron en un incendio porque estaban encerrados en un centro migratorio. Al mismo tiempo, el crimen organizado es tan fuerte que el Gobierno no logra parar sus acciones en contra de los migrantes. 

La idea no es tanto explicar lo que está haciendo bien o mal el gobierno mexicano, es más hacer preguntas sobre cómo tendría que manejarse a la migración que pasa por el país. Además, en un país donde también hay mucha migración a Estados Unidos y que luego vemos mucho racismo contra los centroamericanos, cuando al final están buscando lo mismo. Por eso también queremos hacer presentaciones del documental en albergues de migrantes, y en las colonias donde pasan muchos migrantes, para organizar debates y crear cercanía desde la historia. Cuando uno ve el dolor de una madre por un chico que ha desaparecido, lo sientes más cercano, y tal vez lo vas a pensar dos veces en vez de juzgar.

Toshkua (México, 2022).  Director: Ludovic Bonleux. Guión: Ludovic Bonleux. Productor: Ludovic Bonleux, Darío Cicardi. Música: Manuel Danoy. Sonido: Francisco Lobato. Cinefotografía: Ernesto Pardo, Ludovic Bonleux. Edición: Pedro G. García. Participan: Mary Martínez, Francisco Hernández.