Ecos de Los Cabos. ‘Observar las aves’ de Andrea Martínez Crowther: celebración de la vida

A Lena (enorme interpretación de la artista plástica Bea Aaronson) le acaban de diagnosticar Alzheimer y sabe que sus facultades mentales se deteriorarán con el paso de los días. Por eso le urge registrar en video a la persona que ha sido y dar testimonio del final que vendrá.

 

Observar las aves, película de Andrea Martínez Crowther, conquistó el pasado Festival Internacional de Cine de Los Cabos. Una pieza dramática pero también experimental: enfermedad, registro de la memoria, amistad; todo como celebración de la vida.

Cómo nació la película: Mi mamá desarrolló Alzheimer a los 60 años y temí que yo también lo desarrollara. Empecé a imaginar cómo sería una película de despedida. Entendí que había una contradicción inherente: yo no iba a poder terminarla. ¿Qué tenía que hacer? Acudir con alguien que me ayudara. Empecé a imaginar otra cineasta: mujer, que supiera que la despedida era una celebración a la vida. Me proyectaba en los dos personajes: la mujer que desarrolla Alzheimer y la cineasta que le ayuda. Mis telarañas las plasmé en un guion. Poco a poco se fue desarrollando Observar las aves.

 

Sobre la escritura del guion: Soy una cineasta con poca imaginación para inventarme cosas de la nada, parto de mis experiencias, miedos, deseos… que a final de cuentas son cosas universales. La escritura del guion fue un proceso de ficcionalizar lo que estaba viviendo. Creció de manera más plena al conocer a Bea. El personaje fue adoptando sus rasgos y su personalidad. Trabajo en ambos mundos: en la ficción, en el documental y me interesa explorar y mezclar ambos. El chiste es que sea honesto y que llegue al espectador.

 

Sobre el conflicto de los personajes: Lena tiene una enfermedad pero ella está en paz con eso, realmente no hay un conflicto. Entonces me di cuenta de la importancia que tenía el personaje de la cineasta, ella sí tiene un conflicto. Su mamá tuvo Alzheimer, ella se siente culpable porque cree que no la pudo ayudar. Lena la ayuda a aceptar que así es la vida y tiene que seguir. Andrea puede ver el dolor que tiene la vida y vivirlo de una manera distinta. Es el regalo que le da Lena a Andrea.

Sobre su protagonista: Bea es increíble. Yo la siento como una mujer renacentista: pinta, canta, escribe, actúa. La conocí porque una amiga que vive en San Miguel de Allende mandó un correo masivo a sus contactos, diciendo que yo buscaba a una mujer de ciertas características y cierta edad, que quisiera participar en una película. Bea me mandó un correo y desde que lo leí supe que era Lena. Se notaba su exuberancia y sus ganas de vivir. Ella también quería hacer esta película y se aventó el clavado. Bea aportó muchísimo al personaje de Lena, modifiqué al personaje para integrar elementos de su vida y su personalidad. El proceso de trabajar con ella fue muy intenso, cinco semanas de convivir en su estudio, donde filmamos. Fue una experiencia bellísima.