‘El Poderoso Victoria’ de Raúl Ramón: la construcción de la aventura.

Hay que seguir la travesía heroica del Poderoso Victoria: el tren imposible que construyen en La Esperanza, cuando los trenes del gobierno dejan de pasar y amenazan con dejar al pueblo en la miseria. La construcción va más allá de saber de mecánica e hidráulica: también comprende el ingenio, la solidaridad y el entusiasmo de todos los habitantes de la región. 

 

La historia de este bólido de los rieles la imaginó el director Raúl Ramón en Sonora, la escribió y preprodujo en Guadalajara, la filmó en Durango y la ha visto correr a exitosas rutas hacia San Diego, Chicago y Morelia. 

Ahora, los rieles del Poderoso Victoria surcarán el país.

El Poderoso Victoria, ópera prima de Raúl Ramón, es importante por varias cosas: su apuesta por el cine de aventuras en México, sus altos valores de producción, su elenco multiestelar y su carácter de cine independiente jalisciense con ambiciones de exportación, misión que en algo renueva el ejercicio del cine industrial mexicano.

 

El Poderoso Victoria prepara carbón y calderas para lanzarse al viaje de conquistar al público mexicano a partir del 24 de noviembre. Y Raúl Ramón nos cuenta sobre este viaje del cine independiente, sus tripulantes estelares y el sueño de echar a andar a la locomotora cinematográfica jalisciense:

 

¿Existió este tren el Poderoso Victoria? ¿Lo inventaste o hubo algo semejante a él? 

Es una ficción completamente. Hace cien años, en 1922, México necesitaba que Washington reconociera al gobierno de Álvaro Obregón. Para abreviar, nos obligan a firmar los tratados de Bucareli y en esos tratados le imponen a México comprar toda la tecnología a Estados Unidos, entonces nos prohíben producir motores, armas y trenes. Por eso en México solamente tenemos trenes de segunda, comparados a Estados Unidos. Me acuerdo que pensé, ¿por qué no puedo construir mi propio tren? Es una idea que me quedó rodando por la cabeza. 

 

Llama la atención que en un tiempo que el cine mexicano prefiera historias más realistas y de presupuestos moderados, tú apuestas por el cine de aventuras…

Hay un montón de referencias en la película: cine italiano, de aventuras de Spielberg, narrativa fantástica de los ochentas; el cine que me formó. En realidad es muy autobiográfica, pues soy una persona que creció en el desierto. Yo viví en Sonora cuando era niño, el desierto era mi patio de juegos y el único atractivo que había era contar los vagones del tren con mi papá. En esa época viajé mucho en tren, eso formó mucho de mi infancia.

Entonces era lógico que en mi primer película, y más aún siendo una película independiente, con una enorme libertad creativa, el único recurso inagotable es la propia historia de uno.

 

El Poderoso Victoria, Dir. Raúl Ramón

 

El Poderoso Victoria parece una película robusta en términos de producción. ¿Cómo lograste estas imágenes que muestran tan buena dirección de arte en la fabricación del tren, paisajes asombrosos, vestuarios?

Nunca vi esta película como una gran producción. Siempre quise hacer algo pequeño, con mis cuates, acá en Guadalajara; algo que podía filmar en el bosque de Tapalpa. El Poderoso Victoria era del tamaño de un vocho, pero fue evolucionando, hicimos una buena planeación y cuando lo mostramos a los actores se dieron cuenta que había mucho trabajo detrás, un gran compromiso.

La película está hecha a la mexicana, no tuvimos ni de relajo los recursos que yo hubiera querido. Por ejemplo: hay una escena que se filmó en Durango, que simula la Ciudad de México, una calle con automóviles de los años veintes y  gente a caballo. Me hubiera encantado que fueran sesenta automóviles y que pasara una muchedumbre pero no hubo ese recurso, pusimos toda la carnita frente a la cámara y detrás estaban las carencias propias del cine mexicano independiente. 

Hubo un enorme cariño, devoción, mucho amor por nuestro oficio. No teníamos dinero pero tuvimos mucho tiempo para establecer los criterios bajo los cuales era factible hacerlo. La película es cara para el estándar mexicano, pero comparado con lo que costaría en Hollywood, estamos hablando del 20% del costo. 

Toda la gente que aparece en los créditos murió en la raya. También se nos atravesó la pandemia y eso jugó a nuestro favor, porque nos quitó la calentura de salir a las salas y nos tomamos otro año más en pulir las orillas y mejorar lo que se podía mejorar. 

 

Tienes actores con gran trayectoria: Damián Alcazar, Roberto Sosa, Joaquín Cosío, Luis Felipe Tovar, Lalo España, Edgar Vivar. ¿Cómo aceptaron participar en tu proyecto? 

Confiaron en el proyecto, algunos medio a ciegas como Damián Alcázar y Roberto Sosa. Decían que les encantaba la historia pero me preguntaban: ¿y cómo vas a filmar esto? 

Desde que escribí el guión les fui poniendo el  nombre de los actores a los personajes, para poder imaginarlos físicamente. Fue un proceso que duró un año porque no teníamos el dinero para arrancar todo, pero ya había la convicción de filmar en 2019. Lalo España es primo de mi esposa. Antes de leer el guión me dijo: “Yo ya estoy”, y al estar Lalo otros actores se fueron sumando. 

Son muy lindas las anécdotas de cómo se agregó cada uno de ellos, pero lo más interesante fue cómo todo giró en torno al guión. De repente parecía la coca más anhelada del estadio. Incluso después de que se cerró el casting, cuando ya estábamos filmando, me llegaron correos de actores que querían participar en el proyecto. Eso me halaga mucho y habla bien de que se sentía como un proyecto serio, muy respaldado por el trabajo. 

 

 

Las óperas primas suelen ser sencillas, porque se trata de un realizador que apenas va probando su músculo. Tú te saltaste la barda, tendría que ser tu cuarta o quinta película, muestras destrezas que asombran. ¿Cómo le entraste a este reto desde la dirección?

Mi principal formación es como director de fotografía, ahí tengo el músculo muy desarrollado, y tengo un gran equipo de electricistas, tramoyistas y asistentes de cámara. Entonces establecí muy claras mis reglas de fotografía y me concentré en construir los personajes con los actores. 

Para mí era una gozada colaborar con estos actores. Hay muchas escenas que hice con Damián, con Joaquín, ¡qué bárbaro don Edgar Vivar!, que eran buenas a la primera toma. Hacía otra por protección pero lo hicieron muy fácil, porque antes hubo mucho trabajo de mesa, donde discutía los personajes con todos. Cuando quedaron claros, fue más disfrutable el proceso. 

Debo decir que la película es muy académica desde el punto de vista del movimiento de cámara. No pude hacer algo más atrevido porque no había presupuesto. Ahora: la enorme ventaja de las limitaciones es que te obligan a ser más creativo que cuando tienes demasiados juguetes. 

Por ejemplo, hay escenas muy lindas, siluetas del protagónico jalando una mula, subiendo un cerrito al amanecer, muy académicas. Y se lograron con luz ambiente, cuidando los horarios en los que bajaba el sol. 

Incluso cuando construimos el set donde fabrican el tren, lo orientamos para que coincidiera con la luz que queríamos. Eso te lo da el hecho de trabajar de forma independiente, te permite tener todo el tiempo del mundo,  aunque no lo tengas.

 

Has hablado del cine independiente que se está haciendo en Guadalajara y Jalisco, ¿Qué me puedes contar de la escena cinematográfica en el estado? 

Se ha venido cocinando a fuego lento, desde que Guillermo del Toro hacia sus cortometrajes, cuando Jaime Humberto Hermosillo daba clases y filmaba acá; Carlos Carrera hizo La vida conyugal en Guadalajara y podría seguir con ejemplos. 

El problema era que la Ciudad de México nos seguía viendo como provincia, con sombrero de charro y cantando a Vicente Fernández. Pero Guadalajara ha crecido en muchos aspectos, en la animación llevan diez o quince años de ventaja, en la parte de directores puedo mencionar a Celso García, que hizo esta película hermosísima de La delgada línea amarilla, o Kenya Márquez que hizo Asfixia. Samuel Kishi y otros talentos han tenido que irse porque no teníamos el ecosistema técnico, equipos, locaciones, regulaciones, pero eso ya está, y hace que poco a poco estén floreciendo empresas como la mía, Vértigo Films, que todo el año tiene producciones importantes. 

Ahora tenemos una comisión de filmaciones sólida, una ley de filmaciones y, lo más importante, proyectos como El Poderoso Victoria que han hecho visibles muchos oficios. 

Lo importante para hacer una película de gran nivel está floreciendo en Jalisco, porque no puedo decir nada más Guadalajara, también está Puerto Vallarta y otras ciudades medias como Ciudad Guzmán o Lagos de Moreno, donde los jóvenes empiezan a profesionalizarse y a mostrar que hay talento por doquier.

 

El Poderoso Victoria, Dir. Raúl Ramón

 

¿Qué te parece la expectativa de estrenar en salas?

Como director eres la audiencia más exigente. Recuerdo la incertidumbre cuando estrené en el Festival de Guadalajara, te agarras del asiento y te sudan las manos. Pero ahí ganamos el Premio del Público, también en el Festival de Cine de San Diego y en Chicago, los tres al hilo. Ha sido un efecto avalancha que tuvo su pico más alto en Morelia, donde te das cuenta de que la gente está reaccionando de forma linda a nuestro trabajo. 

Estoy seguro de que la película le va a gustar la gente. Mi intención siempre fue que volviéramos a disfrutar el cine mexicano y no sufrirlo. Y la hombrada fue hacer una película con los mejores niveles de calidad, para competir contra quien fuera necesario. 

Y bueno, ya no queda otra más que ver el tren partir, porque ya no puedo modificar ni hacerle nada. Mi trabajo está hecho, el de todos los involucrados también, y ahora su camino está en manos del público. 

El Poderoso Victoria (México, 2021). Dirección: Raúl Ramón. Guión: Raúl Ramón. Produción: Raúl Ramón, Fabiola Velázquez. Fotografía: Raúl Ramón. Edición: Bernardo Pérez Tinajero. Dirección de arte: Raúl Ramón. Música: Fernando Velázquez. Sonido: Mario Martínez Cobos. Reparto: Damián Alcazar, Gerardo Oñate, Edgar Vivar, Roberto Sosa, Joaquín Cosío, Eduardo España, Lorena de la Torre, Luis Felipe Tovar, Said Sandoval, Rogeiro Martín Del Campo, Alberto Trujillo, Javier Zaragoza, Adal Ramones, Daniel Martínez, Alonso Echánove, Andy Chávez de Moore, José Sefami y Javier Lacroix