'Productores mexicanos en Cannes' Julio Chavezmontes: tres coproducciones con talento mexicano

Desde una lectura muy precisa de la actualidad, la casa creativa Piano ha sabido involucrarse en cinematografías contemporáneas de resonancias globales.

El esfuerzo da sus frutos y ahora van a la edición 74 del Festival Internacional de Cannes con tres importantes coproducciones: Anette de Leos Carax , Memoria de Apichatpong Weerasethakul e Isla Bergman de Mia Hansen-Løve.

Julio Chavezmontes, al frente de Piano, comparte la emoción, también las ideas, alrededor de esta nueva campaña hacia Cannes, que también implica nuevas formas de colaboración en el cine del mundo.

¿Qué me puedes platicar de cada una de las películas seleccionadas?

Para mi motivan a replantearnos lo que significa una producción nacional, como Memoria de Apichatpong Weerasethakul, de un director tailandés, filmada en Colombia con una actriz escocesa (Tilda Swinton), un actor mexicano (Daniel Giménez Cacho), equipo de producción mexicano, colombiano y tailandés, coproducción entre México y Colombia con otros países (Francia, Reino Unido, Malasia, China).

Me parece importante que existan proyectos que borran fronteras, en un momento que atravesamos gobiernos xenófobos, de ultraderecha, nacionalistas, en medio de movimientos excluyentes; es importante que el arte, la cultura y el cine nos recuerden que lo importante es lo que nos une como seres humanos, más allá de cualquier frontera.

 

¿Cómo es el trabajo colaborativo en proyectos de este tipo?

Cada película fue una colaboración entre varios porque así se hace el cine independiente; las películas son colaboraciones, muchas que hemos celebrado en México de Carlos Reygadas, Amat Escalante, Las niñas bien o Tiempo compartido son coproducciones donde ha habido socios de fuera. Para Memoria fue un reto traer culturas cinematográficas tan distintas. Un gesto que honra a Apichatpong cuando salió la noticia de competencia en el Festival de Cannes fue subir una foto del equipo de producción y hablar de un logro conjunto, en esa foto están Adam Soler de maquillaje, Mónica Moreno de Producción, además del crew colombiano y el tailandés.

Anette de Leos Carax también comparte esa característica: es un director francés, un protagonista estadounidense y otra francesa, coguionistas estaodunidenses y producción francesa, mexicana, belga y japonesa. Leos es uno de los grandes realizadores del cine contemporáneo y trabajar con él dejó muchísimas lecciones, por su precisión y compromiso. También habla de la madurez en la que se encuentra la industria, de trabajar con cualquier tipo de exigencia.

¿Cómo participó Piano en Isla Bergman?

Fue una producción hecha sin recursos públicos, es parte de la naturaleza de la película. Algo impresionante de Mia Hansen-Løve es cómo su cine parte de experiencias que ha observado y busca que todo encaje en lo que observó. Se filmó en Fårö, Suecia, ahí nuestra participación es como productores, trabajando con nuestros socios para sacar adelante una película que presentó muchas dificultades. Fue un proceso largo: hubo cambios de elenco, se atravesó la pandemia, fue un reto adaptar culturas cinematográficas tan distintas. En la industria cinematográfica sueca se acostumbra filmar en las horas que se filma; no existe el concepto de horas extras. Había que resolver y negociar, fue un aprendizaje grande a nivel de producción.

¿Cómo hizo Piano para trascender de ser una productora local a convertirse en una casa creativa que participa con cineastas y productoras en otros países?

Parte de este camino inició cuando produjimos en 2014 Tenemos la carne, en coproducción con Yann Gonzalez. Fue un aliado maravilloso y en el proceso nos hicimos amigos. Al terminar la película me mandó el guión de lo siguiente y me preguntó si había alguna forma de colaborar. Era una película que se iba a filmar en Francia, con un guión extraordinario. Yo conozco a su coproductor francés, se ha vuelto un gran amigo y es mi socio en Anette y en Isla Bergman. Ocurre parecido con Rei Cine, productora argentina con la que somos cercanos, hemos hecho dos películas y vamos por la tercera. Somos de la misma generación, su primera película y nuestra primera película coinciden en Toulouse. A partir de ahí empieza la conversación y más adelante se da la oportunidad de trabajar juntos. Es consecuencia de la estructura natural de nuestra industria; conocer y encontrar gente en festivales, proponer cosas en las que sabes que México tiene potencial. Al mismo tiempo es una relación simbiótica: de la misma forma que en un proyecto participas como país minoritario, esos mismos socios trabajan contigo en una capacidad donde son minoritarios; ese rol alterna en función del proyecto.

Al final eso enriquece a los proyectos, uno encuentra distintas formas de trabajar, también mantienen el cine de forma independiente. Algo clave para que exista lo independiente es la posibilidad de colaborar, coproducir y apoyarse mutuamente, para que los proyectos se puedan hacer con máxima libertad.

¿Cómo ves el cine que está ocurriendo en 2020 y 2021, a la luz de lo ocurrido por la pandemia? ¿Cómo crees que lo está manejando la industria cinematográfica?

Es una industria resiliente, siempre ha enfrentado a grandes retos. México es un país con una riqueza cultural extraordinaria pero su clase gobernante la infravalora y eso ha propiciado que siempre haya un reto que solventar. Las productoras tuvieron que reorganizarse y frenar rodajes, realizar postproducciones a distancia. Lo más difícil que vivió la industria es la gente que no se podía resguardar: : transportistas, catering, staff, proyeccionistas, venta de boletos en cadenas grandes y salas independientes. Esa gente vivió una circunstancia difícil. Los productores independientes, convocados por Alejandro González Iñárritu y la Academia de Cine, creamos el fondo Sifonóforo para apoyar a esos colegas, en la medida de nuestras capacidades. Eso habla de esta industria y la forma en que enfrenta los retos. Hasta donde sé no hubo réplicas de ese tipo de iniciativas. La gente ha vuelto a filmar y lo hacen con máxima responsabilidad.

El cine mexicano seguirá haciendo películas extraordinarias. Estoy seguro que esta participación en Cannes, tanto la nuestra como las de Nico Celis, Eréndira Nuñez y Michel Franco, no es lo último que ocurrirá este año. Tendremos presencia importante en otros festivales y más motivos para sentirnos orgullosos.