'90 días para el 2 de julio' de Rafael Martínez-García: amor y política desde el encierro

El candidato conservador Andrés Ortega está a punto de conseguir la gubernatura de su estado. Hay un riesgo: que se enteren de su doble vida, en la que está irremediablemente enamorado de Luis. Por eso le ha pedido al amado que se recluya en una pequeña casa, y que no salga de ella hasta después de las elecciones.

 

Ésta es la historia de Luis, de su amor ingenuo y desaforado, del aislamiento de la pasión y el compromiso de mantenerse discreto, casi inexistente, para no entorpecer la carrera política de su amado. 

 

Pero 90 días para el 2 de julio, ópera prima de Rafael Martínez-García, también es un ejercicio de condensación y contención en el cine mexicano. Chamber movie con una sola locación, con el acento puesto en buenos personajes y mejores diálogos, el trabajo de Martínez-García se presenta como una gran sorpresa para la cinematografía nacional. 

 

90 días para el 2 de julio formó parte de la Sección Michoacana del 19° Festival Internacional de Cine de Morelia y estrena en agosto de 2023 en salas del país. 

Compartimos la plática que tuvimos con su director, Rafael Martínez-García

 

Según has contado, la historia de esta película surgió a partir de una nota que encontraste en el periódico, sobre un candidato que le descubren una doble vida. ¿Qué resonancia hizo esta historia contigo?

Estas noticias tienen el foco en la figura mediática, en este caso los políticos y cómo va a repercutir en su carrera. A mí me interesaba el otro lado, hablar de Luis, poner el énfasis en quienes padecen esto. Y me interesaba que fuera un chico enamorado, no alguien interesado por algún tipo de ventaja económica, sino que su vínculo realmente fuera el amor, un amor incluso ingenuo.

Necesitaba hacer una historia contenida, en un espacio dramático justificado, que no se sintiera que estamos aquí porque no podemos salir con la cámara, sino que tuviera sentido estar ahí dentro. Construí a Luis alrededor de esta circunstancia. Ese era el interés y me interesaba dirigirla por el trabajo con actores. Normalmente escribo proyectos para otra gente, éste lo hice pensando en dirigirlo. Es donde aprendo como guionista, haciendo trabajo de mesa, leyendo, releyendo, viendo cómo se construye un personaje para cine.

 

Andrés Ortega, el político que encarna Luis Arrieta, es un tipo de impunidad, como muchos políticos; puede tener a un muchacho encerrado y una novia y quién sabe qué más historias. Me parece una historia de victimario y víctima.

Andrés siempre parece un personaje enigmático, tiene que ver con la manera en que me aferro al punto de vista, y con esto me refiero a que ésta es la historia de Luis. Eso no nos permite entrar del todo en Andrés, porque lo estamos viendo desde los ojos de Luis. Es un Andrés que si Luis lo quiere ver dulce, va a ser dulce. De hecho, cuando se siente incómodo con su presencia, es cuando también se asoman otras cosas del personaje. Lo que sí me parece es que Andrés es la persona que más sufre en esta historia. Si bien es un episodio complicado para Luis, tiene más herramientas. Me gustaría responder con más certezas, pero nunca acabamos de descifrar a Andrés y eso me gusta.

 

Según entiendo hay una amistad con al menos tres de los actores, pero pues muy afortunada. Sobre todo pienso en Armando Espitio y Danae Reynaud, que están en momentos importantes de sus carreras. Tienen reconocimiento, participan en proyectos importantes y es una fortuna que caigan para una película pequeña, como la tuya. ¿Cómo los convenciste de participar?

Contar con ellos en la película es nuestro principal valor de producción. Mi primer corto lo hice hace once años, en un rally del Festival de Guanajuato. Me pusieron de actriz a Martha Claudia Moreno. De hecho ella eligió mi proyecto y desde entonces compartimos mucho. Con ella desde siempre supe que quería hacer mi primer largo. A Armando lo conozco en 2015, en otro rally del GIFF, y nos llevamos muy bien, nos volvimos amigos muy cercanos. Y en una fiesta del Ariel me presentaron a Danae. A ella yo la había visto en Club sándwich, me parecía una gran actriz. De alguna manera estuve viendo el crecimiento en sus carreras, muchas películas empezaron a ponerles el ojo. Y escribí un guión que pudiera ofrecerles. Me interesaba que encontraran un material provocador.

Luis Arrieta se incorporó de la mano de Marta Claudia. Danae estiró su manita y nos trajo a Greta Cervantes, que hace el personaje de Jessica. Fue muy fortuito pero muy orgánico. Y desde la primera versión del guión todo mundo encontró una historia que valía la pena contar y un proyecto en el que ellos podían poner mucho de sí mismos.

 

La historia ocurre en un espacio cerrado, pero por algunos indicios sabemos que no es la Ciudad de México. Me parece importante que se cuenten historias más allá del centro.

Hay ciertas notas que nos da a entender por dónde andamos geográficamente, pero la siguiente peli que estoy preparando la voy a filmar en Guanajuato, en el municipio donde crecí, Cortazar. 

Mis historias están arraigadas a esos lugares porque ahí me formé y me parece importantísimo que las historias se asomen a otros lugares. Otra cosa que quiero hacer con la siguiente película, es esta idea de salirnos. Porque una cosa es descentralizar e irnos de la Roma o la Condesa a las capitales de los estados, es un punto obvio. Pero no piensan en las ciudades intermedias, que no están en el cine nacional. O es la capital, o es la ciudad grande, o la contraparte rural.

Hay muchas historias, mucha gente que vive en estas ciudades pequeñas, de forma muy particular. Me encanta que el cine mexicano se nutra de otras historias y otros escenarios. Yo haré lo que pueda desde acá para incentivar eso.

Y sobre 90 días para el 2 de julio, terminamos filmando en Cholula, Puebla, porque ahí estaba la casa que mejor nos convenía. El crew tiene gente de Campeche, San Luis Potosí, Oaxaca, Michoacán. Medio crew es de Puebla. Estoy muy a favor y muy contento de que se empiecen a abrir otros espacios en el cine.

 

90 días para el 2 de julio, Dir.  Rafael Martínez-García

Te defines como un guionista director. Me da curiosidad pensar en este creador cuyo fundamento son los diálogos, y después el trabajo como director. ¿Qué me puedes contar de esa experiencia?

Mi primer acercamiento profesional al cine fue por el guión. Cerca de donde crecí hay un centro de las artes, en Salamanca, Guanajuato, ahí tuve la oportunidad de tomar un taller de guión con cineasta como Gabriela Vidal, Beatriz Novaro y Diana Cardoso. Desde allí me enamoré del guión. Me siento cómodo con la escritura.

Soy un guionista que a veces dirige porque encuentro la posibilidad de realizar proyectos donde yo mismo genero mi material, porque me gusta la idea del equipo con el que voy a colaborar y porque son historias que no pasarán veinte filtros de productoras y reescrituras. 

Nunca dirigía por encargo porque dirigir me es muy difícil y traducir páginas a un shooting list lo sufro muchísimo; en cambio el lugar del guión lo quiero: dame tu brief, dime qué género, qué tono y yo escribo, me siento a gusto y he sabido dividir esas personalidades.

Lo que escribo para alguien más, me encanta la idea de entregar, cobrar y ver cómo quedó. Pero en el caso del director, lo hago por esta idea de colaboración, de proyectos que sé que yo tengo que hacer, porque me frustraría que alguien me dijera que no, o que lo quisieran ceñir a modelos que responden al cine industrial.

90 días para el 2 de julio (México, 2021). Dirección: Rafael Martínez-García. Productor: Rafael Martínez-García. Productor en Línea: Vittorio Camacho. Producción ejecutiva: Martha Liñán, Armando Espitia. Guión: Rafael Martínez-García. Fotografía: César Rincón Jiménez. Diseño de Producción: Yannick Hdez, Jessica Tirado Camacho. Diseño de Vestuario: Sebastián Alejandro Coutiño Angulo. Diseño de maquillaje: Carlos Huerta, Rodrigo Alvear. Edición: Montserratt Márquez. Sonido: Mariano Murguía Sotomayor. Diseño Sonoro: Iván Ramos. Música: Alejandro Karo, Mayra Lepró. Compañía Productora: Morgue Films. Reparto: Armando Espitia, Luis Arrieta, Danae Reynaud, Martha Claudia Moreno, Greta Cervantes.