‘Users’ de Natalia Almada y la distopía íntima

Un recién nacido duerme con la ayuda de una cuna robótica, que acaso podría arrullarlo mejor que su madre. A otro niño lo ilumina el resplandor de un monitor ¿Ve caricaturas? ¿Está inmerso en un videojuego? ¿Las pantallas —ya no sólo el televisor: las tabletas, las computadoras, los teléfonos celulares— son la nueva nana?

Esta relación ambigua entre seres humanos y tecnología es la que aborda Natalia Almada en Users. Tras haber explorado temas mexicanos como la migración en Al otro lado (2005), la política en El general (2009), la cultura del narcotráfico en El velador (2011) o la burocracia en Todo lo demás (2016), expande las imágenes y las preguntas a un tema global, que podría haberse filmado en México, Suecia o San Francisco, California.

Users, documental de Natalia Almada, explora las consecuencias deshumanizadoras de la relación entre la sociedad con el progreso tecnológico. Dos años antes de la popularización del ChatGPT y otros programas de inteligencia artificial, ya lanzaba preguntas urgentes: ¿Es inevitable el progreso tecnológico? ¿Estamos cada vez más aislados? ¿Es la tecnología una expresión de nuestra humanidad o está destruyendo nuestra humanidad?

Users ha iniciado su camino con éxito: en el Festival de Sundance mereció el Directing Award: U.S. Documentary, y continúa la ruta hacia los festivales Visions du Reel, CPH Docx, Hot Docs y True False. En últimas fechas se ha presentado en festivales nacionales: El Festival Internacional de Cine de Morelia, en octubre, y el Festival Internacional de Cine de Los Cabos en noviembre.  

 

Platicamos son Natalia Almada sobre esta distopía íntima que significa Users.

¿Cómo fuiste armando el concepto de Users?

Lo diferente con mis anteriores películas es que Users es algo global. Casi todo podría haberse filmado en cualquier lugar, en este aspecto es más global hablar de la tecnología y la maternidad como conceptos más expansivos. En cierta forma fue un reto decir : “yo también puedo hacer esta película, yo también tengo el derecho de hablar a ese nivel”, es importante porque ese diálogo muchas veces es limitado a ciertas personas.

 

En Users propones una automatización no necesariamente amenazante, sin embargo marcas una frialdad entre los seres humanos con respecto al mundo, ¿cómo ibas eligiendo esta colección de imágenes?

El aspecto autobiográfico te da mucha libertad, te deja decir “éste sí es mi punto de vista” y empiezo desde el punto donde estoy parada. Esa subjetividad no es el enfoque de la película pero está ahí. Fue un proceso complejo pensar en diferentes formas de organizar el material conceptualmente, por un lado me interesaban los elementos: hay viento, fuego, agua y tierra, también quería proponer una vida completa, ir de la infancia hasta la vejez o la muerte. Pensé en categorías de tecnología: pantallas, medio ambiente, Inteligencia artificial biotech; el documental empieza con algo básico, con agua y comida, para aterrizar en la idea que la tecnología impacta todo, desde lo que tomamos cuando nacemos.

 

En la película hay pocas personas —los niños que según entiendo son tus hijos, una chica en una maquiladora, alguien más en un laboratorio— pero son personajes solitarios, no hay sociedad: alguien platica con alguien, en medio hay tuberías, puentes, cables, boyas en el mar. No se comunican unos con otros…

En cierta forma es mostrar que estamos más conectados y más solos. También vivir en San Francisco no es como nuestra sociedad, es mucho más solitaria, individualista, no tienes ese calor humano que hay en México. Quizá tenga algo de eso: estar en esta soledad, en medio de Silicon Valley, con tanta tecnología y tantos recursos, es muy fuerte.

¿Cuándo empezaste el proyecto? Porque pienso que se cruza la pandemia y me pregunto si esto no te obligó a reimaginar el concepto inicial

 Habíamos filmado el 80 % de la película antes de la pandemia, lo que se me hace interesante y lo pensamos al terminar la película, es que en este momento nuestra relación con la tecnología ha cambiado —lo digo desde un mundo privilegiado, donde las personas trabajan con sus computadoras en casa, eso en México y otras partes del mundo no es su realidad necesariamente—, y a la vez nos damos cuenta que tampoco es suficiente, entonces es un momento interesante donde estamos cuestionando nuestra relación con la tecnología. En este sentido la película llega en un momento donde nuestra dependencia con la tecnología es algo que estamos viviendo de una forma muy íntima.

 

¿Cómo ha sido la recepción de Users?

No me quiero quejar porque no va al caso pero sacar una película virtualmente es horrible, y más que está hecha para un cine, pero por otro lado los festivales están haciendo un esfuerzo tremendo para lograr diálogo, están haciendo mucho trabajo y lidiando con situaciones incierta, que una da gracias. Pensé mucho en exhibirla, podríamos haber esperado, pero también hay que trabajar y que dialogar en nuestro contexto. Pude haber esperado hasta que la vida cambie para dialogar con la vida pero es muy abstracto. La recepción de la prensa en general ha sido buenísima.

 

¿Users será un punto de inflexión en el trabajo que harás en el futuro?

Esta película me dejó con ganas de seguir una trayectoria: no sé si hacer una segunda parte pero hay algo que quiero empujar en el lenguaje cinematográfico: me interesa jugar con estas perspectivas y escalas, también la estructura, que no está basada en una historia, que tampoco es un argumento blanco y negro; hay una idea y muchas preguntas detrás, pero no quiero convencerte de mi punto de vista . También me interesa hablar de temáticas que van más allá del entorno específico.

Users (Estados Unidos, México, 2021). Directora: Natalia Almada. Productores: Josh Penn, Elizabeth Lodge Stepp, Natalia Almada. Productores ejecutivos: Sean O'Grady, Bill Stertz, Charlotte Cook, Tony Hsieh, Roberto Grande, Mimi Pham, Kathryn Everett, Bryn Mooser, Noah Kadner, Rune Hansen, Mónica Reina; Coproductores: Daniela Alatorre, Elivia Shaw. Casas productoras: The Department of Motion Pictures y Altamura Films. Fotografía: Bennett Cerf. Sonido: Dave Cerf. Edición: Natalia Almada. Música: David Cerf (composición), Kronos Quartet (interpretación).