Boca de culebra de Adriana Otero Puerto: el pueblo que habla con señas

Adriana Otero Puerto producía su documental ¿Qué les pasó a las abejas? cuando tuvo noticias de Chi’Kaan, una comunidad en el sur de Yucatán,  a 45 minutos de Mérida, en la que la mayoría de sus habitantes eran sordos. En 2018 visitó el pueblo para investigar. 

 

“La primera persona que encontré en una tiendita fue una chica, mi tocaya Adriana, me dijo que en la actualidad no todas las personas eran sordas, sin embargo todos conocían el lenguaje de señas, y que en su familia cuatro personas eran sordas. Conocí a su familia, ellos ya habían participado con la televisión y esto facilitó el acercamiento.”

Aunque el propósito inicial de Otero Puerto era documentar a todo el poblado, pronto entendió que la fuerza de su cortometraje estaría en centrarse en la familia Colli, y mucho más en su hija, Geli, quien buscaba dejar el pueblo para intentar una vida diferente.

 

Boca de culebra participa en la 3ra. Muestra de Cine en Lenguas Indígenas, en el mes de septiembre. Platicamos con la directora sobre esta indagación de una vida que se comunica entre señas y risas.

 

¿Cómo llegaste a la comunidad de Chi’Kaan? 

Cuando estaba produciendo ¿Qué les pasó a las abejas? supe de esta comunidad por un reportaje televisivo. Me llamó la atención que todos fueran sordos, pero entonces no supe más. 

En 2018, cuando llega la oportunidad de proponer un proyecto en el Concurso de Cortometraje por Regiones en el Imcine, recordé esa historia y empecé a investigar. 

Chi’Kaan está a 45 minutos de Mérida. Cuando llegué, encontré una chica en una tiendita y le pregunté, me dijo que en la actualidad no todas las personas eran sordas; sin embargo, todos conocían el lenguaje de señas y en su familia había cuatro sordos.

Cuando conozco a la familia Colli fue un click inmediato, ellos ya habían participado con la televisión y esto facilitó el acercamiento. Les comenté que estaba investigando para un posible proyecto y les interesó; una chica tocaya de allí, Adriana, me ayudo con las señas, así empezamos el dialogo. 

Al inicio pensé que iba a contar la historia de todo el pueblo, pero era muchísima información y no se podía contener en un cortometraje. La familia Colli se sintieron bastante cómodos, podía mostrar una forma de vivir en la que los cuatro son sordos y no hay ninguna barrera para ello, me parecía valioso hablar de eso porque esta historia me reflejaba. 

Mientras más tiempo pasaba con ellos, me daba cuenta que la historia se trataba de Geli, una chica como yo. A Geli le gustó la experiencia de la cámara, entonces tuve más acercamiento con ella y fue un trabajo muy bonito junto con Adriana, que me ayudaba  a interpretar. Entonces, en la historia hay una escritura y un pensamiento de tres. 

 

Boca de culebra, Dir. Adriana Otero Puerto

 

Desde que empieza la película me sitúas en un cuento de hadas, una historia fantástica. Pero quería saber si se ha investigado por qué esta comunidad es de personas sordas. 

La idea de que se sienta como un relato fantástico es porque así llegué a esta historia. También porque todavía hay mucho misterio: unos dicen que fue porque el pueblo lo fundaron dos familias que al unirse hubo una cuestión genética y todos empezaron a nacer sordos; también tendría que ver con el acceso a la salud, porque este lugar no tenía ningún tipo de de clínica, ni doctores. También podría ser la ausencia del ácido fólico de las mujeres que viven ahí. Hay variantes que se cuentan en la película, en realidad no hay una investigación formal. 

En las últimas décadas la gente dejó de nacer con esta condición, de hecho el hermanito de Geli es la última persona que nació sorda en la comunidad, eso habla de la transformación del lugar, ahorita ya hay centros de salud, y también se relaciona con la migración, mucha gente sale a la ciudad o a otras comunidades y rompen con esta genética que hubo décadas atrás.

 

¿Qué le pasó a las abejas? es una historia con un tono periodístico-documental. En Boca de culebras adquiere el tono de un cuento en el que destaca Geli como protagonista de la historia. ¿Cómo la fuiste eligiendo? 

Ya había decidido que iba a ser una historia sobre la familia, porque había detectado cosas que me parecían muy lindas de ellos. En la primera ida grabamos el ambiente familiar, qué hace cada quien. Cuando reviso el material me empiezo a dar cuenta que son cuatro historias y el propósito era hacer un cortometraje de diez minutos. 

Mientras tanto, ya había identificado que Geli no quería quedarse en el pueblo, y cuando estaba analizando cuál iba a ser la historia, me acuerdo de su deseo por hacer algo diferente, y de ahí me agarro para crear la estructura; desde ahí, lo demás que se grabó va concentrado en ella.

Hasta el día de hoy me llevo muy bien con Geli, de hecho hace hace un par de horas nos mandamos unos WhatsApp, estoy muy contenta con esa relación. 

 

Boca de culebra, Dir. Adriana Otero Puerto

 

Hay dos niveles de lenguaje en Boca de culebra: primero, la lengua maya. Además, está la lengua de señas. Debe haber sido una doble complicación para acercarte y conseguir confianza, cercanía. ¿Cómo lograste la comunicación con la familia Colli, a pesar de estas dos barreras?

Adriana es bilingüe y sabe el lenguaje de señas. Eso de alguna manera lo solucionaba. Cuando llego con la familia me doy el primer tope, no sé si dirigirme a ellos o a la intérprete, me daba temor de que no pudiera lograr confianza con ellos.

Los Colli fueron muy tolerantes y comprensivos conmigo, hubo mucho voluntad por darme su confianza y también puse esa confianza también en la intérprete, que como también era familia de ellos, fue mucho más fácil. Mientras pasaba el tiempo me pusieron una seña, me mencionaban con el tamaño de mi cabello porque en ese entonces lo tenía muy cortito.

 

 

¿Cómo ha sido la experiencia de Boca de culebra con el público?

Por fortuna logró un buen recorrido en festivales, a pesar de la pandemia. De hecho obtuvo varios premios, el primero fue en el ficmonterrey y después la nominación al Ariel. La verdad ha sido un corto afortunado de tener esos reconocimientos.

 

Además, me parece un cortometraje importante en tanto aporta su grano de arena al debate acerca de la inclusión de las personas con sordera. 

Por supuesto. Es lo que permite el cine: acercar otras realidades para hacerlas visibles. Esta comunidad,  a pesar de que ya no está tan alejada de ciertas necesidades básicas como la salud, todavía necesita mucho apoyo en cuanto a lo laboral y la vivienda. Esa es nuestra aportación, que se comparta el cortometraje, entre otras muchas otras cosas que se hace como investigaciones para mejorar sus condiciones de vida.

Boca de culebra (México, 2018). Dirección, guión y edición: Adriana Otero Puerto. Producción ejecutiva, música original, diseño sonoro: Alberto Palomo Torres. Fotografía: Maricarmen Sordo Aguilar. Edición: Jairo Mukul Alcocer.