'El mito blanco' de Gabriel Serra, en FilminLatino: historias a las orillas del tren

Hay un estreno importante en FilminLatino: El mito blanco, de Gabriel Serra, la nueva entrega de este director que fue nominado al Oscar por la película La parka. 

 

Estará gratis en FilminLatino, la plataforma del Imcine, hasta el 2 de junio, con sólo crear tu perfil.

 

¿De qué va El mito blanco?

 

Hay un tren que recorre Costa Rica y mueve a la población del país. Este tren, en sí mismo, es metáfora y concentrado de la vida costarricense. Lo más importante: revela una realidad a la que “el mito blanco” del país le da la espalda. Es la diversidad de indígenas, afrodescendientes y migrantes que conviven con la hegenomía criolla.

 

El mito blanco hace suyo el tren de Costa Rica para mostrar la diversidad de comunidades que se congregan en el país centroamericano. Se sirve de tres casos —el de Maritza López, madre soltera nicaragüense que vive en las afueras de la capital; Emerita Bejarano, mujer ngäbe de Panamá que trabaja en las plantaciones de café de Sabalito; y Janis Howlet, afroantillana que vive en a orillas del tren costarricense—, para desmontar el mito de la blanquitud de un país, que también implica un esquema de inequidades y deudas con el total de su población. 

 

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El núcleo de la película es la familia y la herencia que se transmite de generación en generación. ¿Cómo fue que te acercaste a los tres protagonistas de tu documental y cómo es que lograste compenetrarte con sus dinámicas en familia y sus comunidades?

Lo más lindo de hacer un documental es generar relaciones afectivas en las que conectemos los que andamos persiguiendo una historia con los personajes. Para mí fue muy importante ganarme el respeto y la confianza de las familias indígenas, afrodescendientes y nicaragüenses con las que estuve trabajando.

Durante cuatro meses estuve investigando y yendo a sus casas a conocer sus hábitos; siempre tratando de no juzgar las percepciones que tienen de la religión, la vida, la muerte, el amor y la familia. Para mí lo más importante de estas historias era mucho amor familiar, porque veía que eran familias muy unidas, con valores y raíces, y que vivían con dignidad; todo eso se lo transmiten a sus sucesores.

 

El mito blanco trata esta idea errónea de que existe cierto poder implícito en el tono de la piel. ¿Cómo fue para ti explorar esta idea?

Yo soy nicaragüense, para mí la historia nicaragüense me toca mucho; es una historia de exilio que me tocó vivir de primera mano, porque yo también, al igual que Maritza, una de las protagonistas del documental, me exilié en Costa Rica porque no soportaba lo que estaba pasando en mi país a nivel político y social. En ese sentido, para mí era muy importante reflejar una nueva migración hacia Costa Rica.

En el caso de la familia afrodescendiente, a pesar de su piel y de sus orígenes, tienen bien marcado que ellos decidieron emigrar ahí y pertenecer a ese lugar. Con la familia indígena es un poco distinto, ellos viven en la frontera entre Costa Rica y Panamá, en comunidades y regiones que siempre les pertenecieron, pero ellos son transeúntes que van de un lugar a otro para poder trabajar y seguir subsistiendo.

Cada uno de ellos tienen raíces fuertes y una visión muy clara de la vida; lo que también les permite tener una postura política muy clara. De alguna manera cohabitan en una misma tierra, Costa Rica, y tratan mantener su cultura a pesar de la distancia o del tiempo, eso me parece valioso en esta época, en la que todos los países del mundo están realzando la diferenciación racial.

 

El tema de las personas racializadas ha cobrado muchísima fuerza en medios de comunicación y producciones cinematográficas. ¿Has notado algún tipo de cambio en la conciencia de las personas que se acercan a estos temas?

Se han dado avances importantes, pero me da mucho pesar saber que en el año 2022 apenas hablemos de avances. Se platica mucho de la violencia sistémica que existe en Estados Unidos, pero en Latinoamérica pasa lo mismo. Y aunque Costa Rica es uno de los países más desarrollados de Centroamérica, es triste descubrir que no se habla sobre los orígenes de los afrodescendientes y no existe una planeación estratégica educativa en la que se integre a estas comunidades. De igual manera pasa lo mismo en Nicaragua, El Salvador o Guatemala.

Para mí es muy triste que apenas se estén dando avances, ya hemos vivido muchos siglos los seres humanos, y hemos vivido muchas cosas, y a pesar de ello seguimos en una lucha constante para que a los grupos discriminados, excluidos y racializados se les respete su territorio, sus raíces y sus orígenes.

 

 

¿Por qué decidiste filmar en blanco y negro?

Fue una decisión de mi director de fotografía, Odei Zabaleta, quien también fue compañero mío en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC). Él  me propuso la idea porque queríamos hablar de este mito que comenzó a finales de 1800, con científicos y políticos que querían traer a Costa Rica población europea para “mejorar la raza” y tener una mejor condición socioeconómica en la región centroamericana.

Cuando leí esto, me pareció muy exacto filmar en blanco y negro; además en blanco y negro los tonos de piel entre afrodescendientes, nicaragüenses e indígenas se asemejaban más y se volvía una pintura con una paleta de grises que se va mezclando bellamente y que funciona a la perfección.

 

El mito blanco, Dir. Gabriel Serra

 

En Latinoamérica el tema de la racialización es importante y es uno de los ejes principales de tu historia. ¿Retomaste algunas referencias de tus años viviendo en México para hacer tu película?

México y Costa Rica comparten muchas cosas, incluyendo este mito acerca de la racialización. La construcción de la identidad nacional de México fue creada por españoles y mestizos, ellos han querido imponer al hombre blanco como la identidad racial principal del país; sin embargo México es tan diverso y rico que nunca van a poder hacer eso.

Seguimos mitificando la idea de cómo somos y cómo nos percibimos a nosotros mismos. Los costarricenses en su mayoría se perciben blancos y niegan la diversidad que tienen detrás; los mexicanos también se perciben de otra manera y los perciben de otra manera, entonces es importante que temas como el que abordo en El mito blanco se siga discutiendo, porque de alguna manera el racismo y la racialización están permeados en la cultura mexicana y en todos los grupos étnicos del país.

 

En el documental un tren funciona como un hilo conductor de las historias. ¿Qué significa este tren dentro de El mito blanco?

Me gusta pensar en las películas un espacio en blanco que uno va rellenando de lenguaje, conceptos, frases y música. La idea del tren fue una sensación que tuve cuando viví en Costa Rica y viajaba por el país. En cada uno de mis viajes me subía al tren que aparece en la película, que circulaba por toda la ciudad de San José y después se iba hacia las afueras; pasaba por fábricas, ríos y espacios excluidos de la zona céntrica y turística de San José.

Me fascinaban estos paisajes cambiantes, era un retrato completo y rápido de Costa Rica. Después supe que históricamente el tren fue construido por migrantes afrodescendientes, chinos, nicaragüenses e italianos, así que fue la excusa perfecta que envolvió de mejor forma todo este concepto del tren en el documental.


 

El mito blanco (Costa Rica, Nicaragua, México, 1972). Dirección: Gabriel Serra. Guión: Gabriel Serra. Producción: Amaya Izquierdo. Fotografía: Odei Zabaleta. Edición: Koki Ortega. Música: Ricardo Wheelock y Eddy Monje. Casa productora: Betta Films, Ojo de Vaca.