Ojo de Agua Comunicación: al rescate del acervo audiovisual oaxaqueño

Ojo de Agua existe desde 1998, sus orígenes pueden rastrearse desde antes, cuando actividades como el Programa de Transferencia de Medios del entonces Instituto Nacional Indigenista (INI) proveyó de herramientas tecnológicas a las comunidades oaxaqueñas, para que pudieran contar sus propias historias.

 

Hacia 2014 voltearon hacia las miles de horas de registro que tenían resguardadas, sobre todo en cintas magnéticas. Paola Morales y Luis Yeshilin Alonso se dieron a la tarea colosal de ordenar este acervo. 

 

Agregaron dos más: el de la comunidad triqui de San Andrés, Chicahuaxtla y el de Tanetze de Zaragoza.

Estos tres acervos, memoria fílmica oaxaqueña, es la que se ha apoyado desde Focine para su recuperación y su divulgación: de inicio, a las propias comunidades.  

 

¿Qué es Ojo de Agua Comunicación?

Luis Yeshilin Alonso (LYS): Esta organización inició como un colectivo, que proporcionó herramientas básicas a la gente de las comunidades para crear sus contenidos. Las comunidades tenían sus discursos y sus maneras de narrar las cosas, Ojo de Agua era facilitador de cámaras y micrófonos.

Este acercamiento genera contenidos que se consumían dentro de las comunidades, en pequeños circuitos, a veces causaba más interés en otros países que en México.

Entre 2014 y 2015, Ojo de Agua volteó hacia los materiales que se fueron produciendo y guardando: mucho material disperso, en mal estado y a punto de echarse a perder, y por impulso de Paola Morales se decide crear un archivo.

 

Paola Morales (PM): Este colectivo se formó porque coyunturalmente, a finales de los ochenta, el gobierno encabezó el programa Transferencia de Medios Audiovisuales con el antiguo INI [Instituto Nacional Indigenista], que buscaba capacitar y producir materiales audiovisuales con gente de las comunidades. En ese momento se estaba popularizando el uso del casete, de la cinta magnética, por eso vieron en este proyecto la oportunidad perfecta para capacitar a más gente dentro de las comunidades.

 

Cortesía Ojo de Agua

 

Su trabajo de recuperación contempla tres acervos: el Centro Cultural Triqui en San Andrés, Chicahuaxtla; el material de Tanetze de Zaragoza y el propio de Ojo de Agua. ¿Cuáles era las necesidades de estos archivos?

PM: En el Centro Cultural Triqui está Héctor García, que también forma parte de la organización de Ojo de Agua, y con Tanetze de Zaragoza está Crisanto Manzano, uno de los primeros formados en el taller de Transferencia de Medios Audiovisuales, y gran amigo y colaborador de Ojo de Agua.

En 2015, en Oaxaca hubo un encuentro de archivistas audiovisuales oaxaqueños y ahí empezamos a ver de qué manera estos materiales podrían preservarse.

En aquella época identificamos que los archivos estaban desordenados. Por ejemplo, el de Tanetze de Zaragoza, Crisanto tenía frente a su cama un mueble lleno de cintas que grabó en VHS y Mini DV completamente desordenadas. Hicimos una catalogación sencilla, basándonos en el formato de la grabación.

San Andrés Chicahuaxtla tienen mucho material pero no quieren que se divulgue, para ellos es patrimonio de la comunidad y lo salvaguardan de manera muy celosa. Ahí nuestro reto es que nos permitan digitalizarlo; si no lo quieren mostrar no hay problema, pero la intención es que el archivo no se pierda.

Y con el archivo de Ojo de Agua, ya había habido varios intentos por guardar el material en espacios protegidos, pero son muchos años y están en diferentes formatos. Hay cintas en video, audio, fotografías, carteles, guiones, y es un archivo que además se va alimentando con lo que ahora se produce en digital, eso representa retos diferentes.

Una de las necesidades más grandes fue que los materiales estaban sucios y contaminados de hongos; Tanteze de Zaragoza es una región húmeda y Chacahuaztla lo es más, entonces uno de los primeros retos fue atender esa limpieza. Además de catalogarlos los ponemos en cajas y bolsas, con material que los protege de la humedad, después los ordenamos por colección, por año o por formato. 

Otro reto fueron las máquinas para reproducir los materiales; en Oaxaca estábamos muy orgullosos con el técnico que reparaba nuestras máquinas, lamentablemente falleció el año pasado y era el único en Oaxaca que tenía conocimiento de cómo funcionaban los reproductores.

Nos encontramos con dificultades para encontrar a alguien que pueda darle mantenimiento a esas máquinas, que por mucho tiempo estuvieron resguardadas en las casas de los compañeros.

  

 

 

 

¿Han encontrado algo en estos acervos que les haya sorprendido?

LYA: Una vez Héctor García estaba digitalizando unos casetes en la oficina y de repente, espantado, escuché la voz de mi madre. Fui a ver y ella participaba en un festival de cine, como maestra de ceremonias. Quedé muy sorprendido. Para mí siempre había sido maestra de preescolar, pero en sus tiempos libres tenía otros intereses y participaba activamente en la política y el cine, esa parte la conocí gracias al archivo. Como es hablante de zapoteco, durante mucho tiempo colaboró con Ojo de Agua para hacer voces en off y como traductora.

También he encontrado cosas muy fuertes, como la cinta original de la entrevista al periodista Bradley Roland Will, quien fue asesinado en el movimiento de 2006 en Oaxaca; quedé impactado por las imágenes. Me hicieron reflexionar acerca de cómo desperdicié mi tiempo, en aquellos años iba en preparatoria y no le prestaba mucha atención al movimiento. Son cosas que te impactan y te cambian la vida.

 

PM: Es muy fuerte ver las grabaciones del Movimiento de 2006, uno de los eventos más significativos del movimiento social en Oaxaca. Al revisar el material encuentras las marchas de las cacerolas, los plantones, los helicópteros que volaban casi a ras de los techos y en eso también estaban metidos los compañeros y compañeras de Ojo de Agua.

Nosotros llegamos hace ocho años a la organización y Ojo de Agua tiene más de 25 años, entonces me sorprende ver en los videos a mis compañeros más jóvenes, grabando en la sierra o en las comunidades, con sus cámaras enormes. Por ejemplo, con las digitalizaciones encontramos a Crisanto en una ceremonia del Día de Muertos en Santa Ana del Valle, fue interesante ver cómo se organizaban para rendir homenaje a sus fallecidos.

 

¿Hay intenciones de volver públicos estos materiales?

PM: Primero queremos devolverlos a la comunidad, volverlo a mostrar, de hecho ya se hizo un primer ejercicio en Tanetze, porque Crisanto está busca activar un espacio de exhibición dentro de su comunidad y se le ocurrió que se podría mostrar lo que se ha grabado hace años.

Pero queremos que exista una plataforma de consulta de los tres espacios. No es cosa sencilla, porque se tiene que pedir autorización a los correalizadores y coproductores. 

También es difícil elegir qué mostrar: difundir siete mil horas de material audiovisual es un montón e implicaría un trabajo que nos llevará muchísimo tiempo. Pero queremos que se pueda consultar el material de manera sencilla y que pueda ser comprensible para la gente, incluso que pueda aportar a investigaciones.

También se han hecho pequeños cine archivos en Facebook, que han tenido buena aceptación. Vamos a ir haciendo ejercicios de divulgación, tal vez en algún momento hagamos uso de esos materiales para algún documental.

 

Cortesía Ojo de Agua

 

Sabemos que Oaxaca tiene una configuración cultural amplia. ¿Habría que explorar el estado para buscar más material audiovisual?

LYA: Hay mucho material que falta revisar; sin embargo, Ojo de Agua ha sabido conocer gente y ha sabido inspirar e inspirarse de esta gente. Está el ejemplo de TV TAMIX: ellos tienen un archivo enorme y saben cómo manejarlo, es enriquecedor saber que no somos los únicos con el interés de recuperar el material audiovisual de la región.

Incluso la misma gente de las comunidades tiene interés en digitalizar sus materiales y se acerca a nosotros. Paola organizó hace años un taller en el que citamos gente para que trajera las cintas que querían digitalizar y les explicamos cómo limpiarlas y darles mantenimiento. Hay dos o tres chicas que se inspiraron y siguen trabajando con sus cintas y materiales audiovisuales.

Tal vez en Chicahuaxtla tienen sus propios criterios para mostrar sus materiales, pero creo que hay que saber respetar, y aunque uno tenga mucho deseo de poner todo el material en una plataforma, ellos tienen mayor contexto y sabiduría para manejar su material; saben muy bien lo que vale.


 

 

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