Ahora conozcan a Miguel Calderón, artista contemporáneo que se ha hecho amigo de Pedro. Ambos merodean los claroscuros de sus oficios. Entre cínicos o curiosos, no saben qué terreno es más hostil. Ajuste de pérdidas, documental tan cínico como amoroso, trata de dos hombres que desde los desastres y el arte buscan alguna armonía, e intuyen que desastres y artes coinciden en las mismas turbulencias.
Ajuste de pérdidas, documental de Mauricio Calderón, tuvo su estreno en el Festival Internacional de Cine de Morelia y también ha participado en el festival de Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam. Ahora tiene su estreno en la Ciudad de México, en la sección Ahora México de Ficunam 15.
¿Cómo conoces a Pedro Cabrales?
Pedro compró una obra mía en una exposición y les dijo a los de la galería que me quería conocer. Me platicó sobre su trabajo como ajustador y que le llamaba la atención el mundo del arte. Me dijo que le gustaría compenetrarse más en mi mundo y me pidió que lo llevara a eventos. Acepté, pero con la condición de que él me abriera las puertas del suyo. La película trata de la amistad que surge en ese momento.
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La primera impresión de Pedro es insoportable: una persona pragmática, inflexible, un tanto carroñero. Después él reconoce la hostilidad del arte contemporáneo, y dos mundos en apariencia distintos de se vuelven semejantes.
Yo tampoco soporto a Pedro, me cae mal, pero lo adoro. Coincidimos en que los dos estamos cuestionando constantemente nuestros trabajos. El motor que me impulsa a hacer arte es uno, pero el lugar donde se desarrolla y quién lo consume es otro. Entonces para mí fue interesante entrelazar estos mundos.
Pedro es un personaje contradictorio y me ha hecho pensar en las contradicciones. Luego me piden que defina qué hago pero es complicado definir, estoy en una búsqueda constante de comprender lo que me rodea, y las cosas cambian mucho. Eso me interesó de su trabajo: paisajes en continuo desorden, accidentes que no sabes si son provocados por una persona, para cobrar un seguro. La ironía es que estas personas que han generado un accidente falso, podrían ser quienes me han comprado una obra.
Yo considero Ajuste de pérdidas un acto de fe, al final del día el público es el juez, pero en mi experiencia personal lograrla no fue fácil. Pedro no quería salir por esta relación que tenía con la actriz, la quería proteger, pero ya está aquí.
Pedro parece un detective cuando hace sus pesquisas. Pero también un filósofo que cuestiona, y además te convierte en personaje, lo mismo como Miguel, la persona que eres, que como el arquetipo del artista.
Al compartir lo que Pedro piensa, de alguna manera estoy siendo autocrítico sobre mi trabajo. Mucha gente cree que el arte contemporáneo es glamour. Hay artistas que son minimalistas, pero por falta de tiempo, por falta de investigación. No juzgo. Es lo que me gusta de mi trabajo: nunca sabes qué te va conmover. Desde los inicios de mi carrera he estado rodeado de artistas y los quiero y son mis amigos, pero me ha sido importante inyectarle algo externo al mundo del arte.
Mis proyectos actuales abordan eso: gente que no es del mundo del arte, y eso me da la oportunidad de investigar, así como Pedro investiga; yo también me considero un investigador y me obsesiono con un tema y trato de ir lo más profundo que se pueda.
Hay muchos incidentes que no quedaron en la película, por ejemplo, un día Pedro me invitó a un lugar de desechos de hospital, me dieron unas botas y se me empezaron a clavar jeringas en los pies, el olor me agobió: descubrí que no eran desechos de muebles, sino desechos humanos. Al final entiendo por qué Pedro busca medios de escape. La conclusión es que se sintió más decepcionado del mundo del arte que de su propio mundo.
Hay puestas en escena interesantes: cuando los paramédicos trasladan a Pedro semeja tenebrismo; hay un video del teatro mal tomado a propósito; o momentos de video directo. Hablan de un documentalista con distintos recursos para contar su historia.
Con el presupuesto que teníamos no podíamos planear mucho. Muchas veces tuvimos que tomar decisiones —y con esto incluyo a mis productoras y Andrea Paasch, clave para esta película— e ir adaptándonos a lo que hay. Creo que las limitaciones te hacen más creativo, lo he experimentado mucho. A veces me gustaría tener presupuesto para hacer las cosas de cierta manera, pero cuando no lo hay te obliga a resolver. Entonces fuimos campechaneando, a veces con buen equipo, a veces con mi celular.
¿Y qué me puedes contar con esta intervención directa, obvia, del documentalista proponiendo su puesta en escena?
Experimentar con las escenificaciones te acerca a cierta verdad. Entre documental y ficción hay una línea muy delgada, cuando te ponen una cámara enfrente empiezas a actuar diferente. A menos que fuera una cámara de un satélite y no sabes que te está viendo, no lo considero documental. Ahorita está saliendo Ajuste de pérdidas pero ya estamos grabando la tercera y editando la segunda película; es una trilogía. Estos tres proyectos podrían considerarse escenificados pero acaban delatando más de la persona involucrada, que cuando se supone que son reales.
Sé que estás a medio caballo entre el arte y el cine. Lo mismo has participado en bienales y has ejercido como artista, pero también has hecho cortometrajes, una ópera prima que se llama Zeus; y Ajuste de pérdidas estrenó en el Festival de Morelia. Cada disciplina, arte y cine, tienen sus coordenadas. ¿Dónde está el interés del artista en asomarse al otro campo?
Para mí ha sido un viaje brincar de un mundo al otro. Muchas veces la gente del cine desdeña a los artistas, aunque yo estudié cine. Cada vez trato de ponerles menos fronteras, a pesar de que las hay en los métodos de trabajo.
El cine involucra un equipo muy grande. Que me hayan dado eficines y focines ha sido éxito, pero sentía que en el mundo del cine veían mal a los artistas. Me decían que hacer cine no es hacer enchiladas. Pero también, cuando me invitan a una exposición e intento hacer un video o una instalación vinculados a las películas, las galerías me han dicho: “No somos productores de cine, nosotros exponemos arte”.
Ahora, con Ajuste de pérdidas, pasó algo muy curioso: me topé con un mundo que no tenía en mente, me topé con que a las películas les tienes que dar un espacio amplio de vida en los festivales, ir al festival a presentarla, pero no me puedo quejar. Estoy muy feliz con lo que está pasando con Ajuste de pérdidas. Para mí fue un acto de fe y lograr llevarlo a su límite me da mucha felicidad.
A veces digo que el cine es mi medio preferido, que si pudiera, sería lo único que querría hacer. Pero cuando acabo un rodaje, te juro que dibujar o ir tomar fotografía es algo que me funciona. Para economizar energía, mis siguientes proyectos de arte están muy vinculados con películas, para que pueda entretejerlas y hacerlo todo como una actividad ligada.
¿Qué te parece estrenar Ajuste de pérdidas en Ciudad de México en Ficunam?
Es un festival que yo he admirado desde que lo fundaron. El tipo de cine que he visto ahí me ha influenciado mucho. Ahí vi mi primera retrospectiva de Glauber Rocha, que me influenció enormemente. Antes yo hacía arte y me daba igual quién lo viera, había cierta rebeldía en ese sentido. Ahora, uno hace tanto esfuerzo con estas cosas, que es un privilegio compartirlo con el mayor número posible de personas, sobre todo películas que no sabes si se van a distribuir o cuánta gente las va a ver.
Y también lo digo con cariño, uno quiere darle cierre en un espacio así, a un ciclo de mucho trabajo, que empezó como algo que teníamos Andrea y yo, al igual que mucha gente del equipo. Había mucha incertidumbre de si esto se podría consolidar como película. Entonces, pues sí, hay que celebrar.
¿Pedro ya dijo algo, sigue siendo tu amigo?
Cada vez que sale una noticia me felicita. Lo invité a Morelia, pero no llegó, estaba de viaje justamente de perito, no siempre tiene tiempo. Ahora está invitado a Ficunam y ya me pidió dos boletos. Ojalá venga. Al final tengo entendido que habrá preguntas y respuestas con el público, sería increíble compartirlas con él.
Ajuste de pérdidas (México, Uruguay, 2024). Director: Miguel Calderón. Guion: Guillermo Fadanelli, Miguel Calderón. Productor: Andrea Paasch, Agustina Chiarino, Miguel Calderón. Fotografía: Luis Montalvo. Edición: Guillermo Madeiro. Compañía productora: Andrea Paasch. Música: Antoine Guilloire, Thomas Becka Sonido: Thomas Becka.