Pero para José Luis y David, la limitante es oportunidad, y eso aborda Concierto para otras manos, documental de Ernesto González Díaz: un padre y un hijo se convierten en maestro y discípulo, y juntos crean música fantástica, que acaso tiene su germen en la celebración de lo diferente.
Concierto para otras manos trasciende la historia motivacional de la discapacidad y propone la reformulación de los procesos creativos. Por extensión, nos compromete con nuestras propias vocaciones: a fin de cuentas, la sensibilidad nos hace tan distintos como cualquiera que se acercan a un instrumento, a una libreta o a una cámara de cine.
Documental filmado en Guadalajara, con apoyos del estado de Jalisco y de FOCINE Postproducción, Concierto para otras manos estrena en salas selectas del país, a partir del 11 de julio.
Platicamos con Ernesto González Díaz, director de Concierto para otras manos, sobre procesos creativos, ejercicios cinematográficos que parecen musicales y hallazgos artísticos que se dan desde las diferencias.
¿Cómo conoces a a David y a José Luis, y cómo descubres que ahí hay material para hacer una película?
A mí me interesaba el tema de la música, estudié piano durante mi infancia y adolescencia, y tenía ganas de hacer un proyecto que tuviera que ver con lo que implica preparar una composición y un concierto. Por medio de un amigo conozco a David y a José Luis, quienes estaban ensayando para un concierto y querían que alguien registrara ese evento. Ahí estaba David, ensayando en un piano de cola. Nunca había visto a alguien como él, con sus características físicas, que además tocara de forma distinta a cualquier otro pianista, con virtuosismo y emotividad.
Se me hizo interesante ver a José Luis como su maestro, que le exigía como a cualquier músico profesional, sin ninguna condescendencia. Ahí supe que no solo era su maestro, también era el compositor de esa pieza y el papá de David. El conjunto de esos elementos me hizo ver que ahí había una historia muy interesante.
José Luis y David son padre e hijo, después se transforman en maestro y discípulo. En algún momento José Luis describe al discípulo como alguien en quien el maestro puede reproducirse a sí mismo, y eso ocurre entre ellos. ¿Cómo era esta relación?
A mí me parecía muy interesante la dinámica entre ellos, ver al maestro que trata al alumno con todo el rigor, la exigencia y la disciplina que implica la música.
No siempre había sido así; por mucho tiempo José Luis se había negado a que David pudiera tocar el piano o hacer música. Se me hizo interesante conocer este proceso, desde la negación inicial, hasta verlos formando equipo y haciendo música juntos.
Tienen personalidades contrastantes, formas distintas de ver la música, pero supieron usar estas diferencias para lograr un propósito mayor, a través del arte.
En la película destaca la naturaleza, de pronto hay un lago con zumbidos de chicharras, en otro momento están en las montañas. El entorno complementa el encuentro de los artistas, José Luis y David.
A través de conocerlos y escucharlos acerca de la música y el proceso creativo, siempre salía el tema de la conexión con la naturaleza. La forma que tienen de entender la música es que de algún modo ya existe en la naturaleza, ya está todo ahí y su labor como músicos consiste en captar estos sonidos e interpretarlos a través de su sensibilidad.
Me gusta cuando José Luis dice que las chicharras se limitan a tocar la misma sinfonía para la que fueron diseñadas y David lo interrumpe: "yo creo que sí cambian su repertorio." Eso refleja la interacción entre ellos. José Luis viene de una formación clásica, que puede llegar a ser muy cuadrada, y David le hace ver que la música puede ser de otra forma. Creo que David le hizo cambiar a su padre sus paradigmas, su forma de pensar, abrir su mente.
Y a su vez, José Luis lo reta para ir más allá: me mostraste que puedes hacer esto siendo diferente, ahora quiero ver hasta dónde eres capaz de llegar.
Cuando José Luis compone para David el Concierto para piano a ocho dedos y orquesta, con las características propias de su ejecutante, da una cátedra de las posibilidades que podemos tener con nuestras limitaciones creativas.
Fue algo en lo que nos reflejamos con mi equipo. Al hacer un proyecto artístico o de cualquier índole, siempre te enfrentas a limitantes, a cosas que quisieras tener y que no puedes acceder a ellas.
En la historia de José Luis y David es importante mostrar que puedes hacer lo mejor con lo que tienes, ver lo que está disponible y aprovecharlo de la mejor manera. Eso buscamos hacer.
¿Cómo fue tu relación con la familia de David y José Luis, y con ellos?
Ellos no tenían una noción muy clara de lo que implicaría hacer un documental. Poco a poco nos íbamos metiendo en su vida cotidiana, y cuando se dieron cuenta ya estábamos ahí, viéndolos desayunar. Pero siempre fueron muy generosos, y nosotros como equipo procuramos tener mucho diálogo y mucha confianza.
Y David es muy abierto, sus papás hicieron una labor de mucho cuidado para darle seguridad en sí mismo. Siempre estaba con buena disposición y consciente de sus diferencias, y también que eso no determina quién es. Nos quería compartir lo que hacía en su día a día, sus actividades en la natación o el gimnasio, los ejercicios que hace y la fuerza que tiene. No hubo que tener un cuidado especial, siempre hubo confianza y muy buena disposición.
Cuando filmas en el teatro Degollado, David y José Luis van tomando confianza y descubren que vale la pena colaborar juntos, pero también el cineasta adquiere confianza. Al llegar a estas escenas hay un juego de encuadres, mucha audacia en cómo propones tu escena. Pareciera que el cineasta crece con ellos.
El camino de ellos se reflejó en el nuestro; al iniciar el proyecto, no teníamos los recursos para plantear un proyecto ambicioso. También, en un documental tomas claridad conforme lo haces. Creo que en el material y el montaje se nota el proceso de realizar la película.
El concierto fue de las últimas cosas que se grabaron. Nos planteamos iniciar con la cotidianidad de ellos, sin revelar mucho de lo que pasaría, irlo soltando de a poquito y en la última parte dejarnos ir con todo.
Nos importaba grabar en el Degollado, pero por mucho tiempo no había certidumbre de si se lograría, implicaba conseguir el teatro, la orquesta, y no era nada más un registro en un teatro, debíamos hacer todo para las cámaras. Se logró ya bastante avanzado el rodaje, y afortunadamente se dieron las cosas para tener varias cámaras a la vez, el teatro con la orquesta, el piano, los micrófonos para grabar bien la ejecución de la pieza. Todo lo aprovechamos al máximo, en lo técnico y en lo creativo. Es una de las secuencias principales del documental, donde creativamente y técnicamente nos explayamos lo más que pudimos.
¿Qué aprendió el cineasta Ernesto de los músicos José Luis y David?
A hacer lo mejor que puedes con lo que tienes, tener claro cuáles son tus recursos y usarlos como posibilidades creativas, no como limitantes.
También ser necio, terquear. Cualquier proyecto creativo siempre irá en contra de muchas cosas, lo natural es que no exista, tú lo tienes que hacer realidad contra un montón de circunstancias.
También fue importante observar constantemente, para entender por dónde te va llevando la realidad. En cualquier proyecto, sobre todo un documental, tienes que estar atento a las circunstancias. Muchas veces tienes especulaciones activas, ideas de lo que te gustaría que fuera una película, pero también tienes que saber estar flexible, adaptarte a la realidad y saber cuándo cambiar. A lo mejor surge una idea mejor de la que ya tenías; debes ser capaz de entenderlo y adaptarte.
Estrena el documental en unos días. Imagino que en la promoción será importante hablar de la discapacidad de David, pero me gusta más imaginarla como un tratado de la creación. ¿A ti qué te gustaría resaltar de este Concierto para otras manos?
De entrada es la historia entre un padre y un hijo que hacen equipo para crear algo juntos. Para mí eso es el corazón de la historia. Mucha gente lo verá como la historia de una persona con discapacidad, que se supera a pesar de sus condiciones, con el lado motivacional que puede tener esto. No se puede evitar. Pero en un inicio, para mí y para todo el crew, era llegar más allá de eso. Quisiera que esta película se entendiera y se recibiera como una historia de padre e hijo, la historia del camino de dos artistas y de la creación del arte.
Concierto para otras manos (México, 2024). Dirección: Ernesto González Díaz. Guion: Ernesto González Díaz. Producción: Grace Ríos Vázquez y Ernesto González Díaz. Compañía productora: Mirall Cinema. Apoyo a largometrajes Comisión de Filmaciones del Estado de Jalisco 2020, Apoyo a la postproducción FOCINE 2023, Proyecta Producción 2019 de Cultura Jalisco. Cinefotografía: Rafa Ramírez Ramírez y Daniel Gama. Edición: Grace Ríos Vázquez y Ernesto González Díaz. Diseño sonoro: Walter Davis. Sonido directo: Edith San. Colorista: Andoeni Padilla / Brujazul. Reparto: David González Ladrón de Guevara, José Luis González Moya, Cristina Ladrón de Guevara Macías, Teresita del Rocío González Moya.