‘Goy’, de Santiago Salinas Sacre: buscar la identidad en tiempos turbulentos

En aquellos días turbios que siguieron al fraude electoral de 2006, Malka, una chica de origen judío, busca su identidad. 

En la superficie podría tratarse de la búsqueda del amor: cuando conoce a Chema, locutor de radio, entusiasta de la música y la vida alternativa, pero también un goy (como le llaman los judíos a los gentiles) que no será muy bien visto en su familia. Pero desde ahí, Malka se sentirá obligada a cuestionarse todo lo que ha vivido con su familia y con su comunidad. La película trasciende el ámbito romántico y se convierte en una exploración del crecimiento y la identidad.

Goy, ópera prima de Santiago Salinas Sacre, es un enérgico coming of age que transita por la historia política reciente, el surrealismo, la música y la necesidad de encontrarse a sí misma. Forma parte de la Selección Oficial Largometraje México del 26° Festival Internacional de Cine Guanajuato.

Compartimos lo que Santiago Salinas nos platicó sobre Goy

 

¿Cómo vas creando al personaje y este universo en el que Malka se encuentra en esta paradoja, entre la identidad y la tradición familiar?

Malka era una voz necesaria para salir y tocar este tema tan delicado. Es un tema puntual que habla de religiones y choques religiosos en todos los sentidos. Goy habla sobre la búsqueda constante y está situada en este paradigma tradicional, religioso y en un contexto mexicano. 

Es la historia de una chica adolescente que nada muy bien, con un posible futuro como profesional de la natación, lo cual entusiasma mucho a su padre. Es una historia de amor y también una historia paternal. Pero hay un ligero cambio cuando Chema, un goy (no judío), se le aparece a Malka. Ella, por primera vez, comienza a cuestionarse cuál es su rol como mujer, y como individuo. A partir de que comienza a conocer a Chema y su mundo, y ver que Chema y sus amigos han decidido qué es lo que quieren hacer con su vida, ella comienza a cuestionar eso en sí misma. 

Es un personaje que se enfrenta a obstáculos y barreras arraigadas. La tradición religiosa y, sobre todo, la tradición familiar son las más fuertes de todas, así que es una lucha de liberación.

Además quise contarla en un contexto que marcó nuestro país, donde se terminó de separar y detonar muchas cosas que están presentes en el ambiente histórico mexicano. El ambiente político en la película es como otra religión, donde también hay una verdad y luchan por ella. Ese problema pone en jaque a Abraham, el padre de Malka. Lo pone incómodo porque, como buen padre, él busca cuidar, proteger y asegurar el futuro de la familia. A partir de estas eventualidades y el choque políticos, todo se desencadena y los personajes, especialmente Abraham, se estremecen. 

 

Superficialmente podría parecer una película romántica peor hay mucho más que eso. Imagino que hubo una construcción de guion bastante cuidadosa, que hiciste junto con Alejandro Diaz, coguionista. ¿Cómo desarrollaron esta historia?

Sí, lo que desencadena gran parte de la problemática dentro de la película es que, debido a tanta tradición, lo que cuestiona la película es que algo tan natural como un amor adolescente se ve obstaculizado por esta lucha de tradiciones, por este arraigo. En primera instancia, si hay una historia de amor, es lo que provoca que ella comience a buscar fuera, que comience a explorar. Pero en el fondo es una búsqueda personal, y sobre todo, hablar desde lo femenino. Es una película muy femenina. Busco explorar eso como escritor y realizador de la película: la voz femenina que falta expresar más en todos lados. 

 

Hay dos momentos que captaron mi atención porque es como si fueran fugas, se escapan de la película. Una animación y un sueño, una pesadilla. ¿Cómo se te fue ocurriendo? 

Mi película no sigue una estructura formal, a mí me gusta romper reglas y explorar técnicas. En la película, tenemos secuencias de animación. Me apoyo en ellas para contar esa historia dentro de la película de una manera libre, como una forma de expresar lo que uno lleva adentro. 

Muchas veces, expresar lo que uno lleva adentro, significa utilizar estas herramientas creativas en la historia, lo cual me ayuda a darle más sentido. También se habla mucho del respiro dentro de la película. Estas secuencias de animación brindan un respiro dentro de la narrativa y creo que eso es algo que la gente ha apreciado. 

Me gustó trabajar de esta manera en particular. Además, la animación es un proceso muy distinto a hacer Live Action. Se construyó mientras yo cerraba mi corte, por lo que fue como si tuviera que empezar a filmar mientras todavía terminaba de editar. Mientras que la pesadilla fue muy surreal. Filmamos en un bosque cerca de la Ciudad de México, y fue muy divertido tener a todos esos figurantes y trabajar en el vestuario y la dirección de arte. Nos permitió hacer muchos experimentos.

 

 

Tu protagonista, Rocío de la Mañana, va a destacar muchísimo cuando se hable de la película. ¿Qué me puedes contar de ella? ¿Cómo llegó a tu proyecto?

Estoy encantado con todo el cast. Fue un proceso largo que realizamos durante plena pandemia. Tuvimos que aprender a hacer castings en Zoom. Al principio, dudaba de esta técnica, pero resultó muy productiva, porque los seleccionados lograban transmitir mucho a través de la cámara. Duró aproximadamente cinco meses encontrar a cada uno de ellos. Roció de la Mañana, mi protagonista, es su ópera prima. Bryan Dal Pozzo también hace su debut, y así tenemos varios. Pero también hay actores y actrices muy experimentados. Roció fue como un diamante en bruto. Hicimos muchas lecturas y ensayos, ella es una persona entregada al proceso, creativa y talentosa. Se entregó al personaje al 100 % y nos regaló una tremenda actuación.

 

Goy, Santiago Salinas Sacre

 

Me entusiasmó ver cómo manejaste el momento histórico. Me gustó cómo acompañaste todo con el arte para que se sintiera ese momento. No había Facebook ni redes sociales, es una recreación histórica cercana. No sé si eras consciente de esto mientras trabajabas en ello

Durante la preparación, les decía que era justo el punto de quiebre entre lo análogo y lo digital. Sobre todo aquellos que nos dedicamos al arte, cine, televisión, etc. Ya nos estábamos adaptando a lo digital, pero en términos generales la tecnología todavía era muy cableada, muy basada en botones, como el BlackBerry. Y como dices, no existían las redes sociales en esa época. Esto también habla de otra religión, la de la nostalgia. 

De manera muy sutil, podrás notar que todo el equipo que trabaja en la estación de radio dentro de la película, 'Pájaro Piedra', son como otros sacerdotes que pregonan el rock and roll y rechazan el reguetón, por ejemplo. Aún queda un niño por madurar , y eso es algo de lo que hablo en la película. Así que todo eso se amalgama, desde el arte hasta la construcción de los personajes. Incluso la selección musical, el soundtrack, está cuidadosamente elegido en función de esa época

 

Ahorita que comentabas que tú habías dirigido una película sobre temas judíos sin serlo, ya no puedo evitar preguntarte. Sabemos que la comunidad judía a veces es un poco recelosa de sus temas y su ámbito. ¿Cómo abordaste el tema en tu película? ¿Cuánto te documentaste? ¿Tuviste conversaciones con miembros de la comunidad? 

Muchas experiencias vienen de lo personal. A lo largo de mi juventud he tenido diversas amistades judías y desde ahí fue comenzó mi investigación. Primero, a través de mis propias experiencias, pero también conversando con mis conocidos. Asistía a cenas de shabat, eventos religiosos, bodas e incluso tuve pláticas con rabinos, para sumergirme más en el tema e incorporarlo al guion. Después, compartí esta información con mis actores. 

Goy (México, 2022). Director: Santiago Salinas Sacre. Productor: Santiago Salinas Sacre. Compañía productora: Melding, Imcine. Guión: Santiago Salinas Sacre y Alejandro Diaz San Vicente. Fotografía: Rodrigo Sandoval Vega Gil. Edición: Guillermo Ramírez Ingelmo. Música: Policrom Records. Elenco: Rocío de la Mañana, Bryan Dal Pozzo, Enrique Singer, Fabiana Perzabal, Ricardo González, Stephanie Salas, Mario Escalante, Eugenio Bartilotti.