‘Say Goodbye’, de Paloma López Carrillo: una familia entre ausencias y vacíos

Javier desapareció hace más de diez años. Tras el desconcierto y la tristeza, su esposa y sus hijos intentan rehacer sus vidas. Rosa, Sol y Javier son migrantes en los fríos territorios de Salt Lake City, Utah, en Estados Unidos, región de una belleza tan deslumbrante como vacía. Entre el trabajo diligente de Rosa, las absorbentes prácticas religiosas de Javier o el culto al cuerpo de Sol, la familia tiene que aprender a decirle adiós –Say Goodbye— al esposo-padre ausente. Say Goodbye cuenta ese dilema de convivir con la pérdida. 

Say Goodbye, documental de Paloma López Carrillo, indaga en las vidas de una familia mexicana que han perdido al hombre de su familia, y que están insertos en el Oeste estadounidense más puritano, forzados a sobreponerse al dolor, mientras la inmaculada incomunicación es la única respuesta que ofrece el entorno.

Say Goodye forma parte de la sección Ahora México de Ficunam 15. La directora Paloma López Carrillo nos comparte cómo fue la creación de esta pieza cinematográfica.

Say Goodbye, dir. Paloma López Carrillo 

Los protagonistas de Say Goodbye son familiares tuyos, desde ahí se entiende el primer motivo para hacer esta película. Pero pienso que en algún momento entra la cineasta y mira esta historia como un material sugerente para filmarse… ¿Cómo fue ese momento? 

Quise hacer esta película desde la primera vez que fui a Utah a visitar a mi familia; diez años después de la desaparición de mi tío. Me atrajo el espacio donde viven, porque Utah es un estado mormón, la comunidad se crea alrededor de la iglesia, y al mismo tiempo es una comunidad individualista. 

Mi tía y mis primos, alejados de su familia sanguínea, transmitían una soledad distinta a la que conozco en la Ciudad de México; aquí la soledad es caótica y ruidosa, allá hay mucho vacío. Es distinta la forma y la personalidad de la sociedad, carecen de esa red de apoyo donde uno pueda vulnerarse.

No pensaba en la película solamente por la desaparición, sino también por explorar esta cosa atmosférica, la soledad y la falta de conexión humana en Utah. Ahí surgió la película.

 

En Say Goodbye retratas la vida en Utah como un ejercicio de perfección imposible: tanto en las prácticas espirituales de Javier, como en el trabajo de Rosa, como en la disciplina con el cuerpo de Sol. ¿Qué te representaba Utah con relación a tus personajes?

Es magnético: me gusta, pero también veo un montón de contradicciones. 

Los mormones tienen una formación privilegiada. Todos tocan un instrumento o hablan dos idiomas, vienen de diversos lugares, entonces tienen cierta apertura cultural. La iglesia funge como una red de apoyo y permea en el vínculo familiar; si ves las familias mormonas parecieran perfectas en su rutina interna. 

Salt Lake City no es extremadamente rico, pero tampoco hay pobreza; tenerlo todo hace más profundo el vacío y más difícil de entender. Si todo está perfecto, ¿por qué no puedes ser feliz? En el caso de mi familia, es el duelo y la pérdida que siempre tendrán presente. 

Say goodbye es la presencia de la ausencia; el vacío que va a estar siempre, donde la perfección es una especie de evasión. A Javier le da paz ser activo en la iglesia; a Sol le da fortaleza controlar, no solo su cuerpo, sino su mente, porque el fisicoculturismo requiere de un poder mental extremo con la comida, aunque ella ya lo tiene totalmente interiorizado. Rosa se deja absorber por el trabajo, porque ella además todavía es proveedora con la familia. 

Cada quien se agarra de esas cosas para anclarse y no dejarse llevar por la tristeza. En Utah sólo se tienen ellos tres; nos tienen a nosotros a la distancia. Aunque lo loco también es que este suceso los separó mucho.

 

Say Goodbye, dir. Paloma López Carrillo 

 

Hay escenas en Say Goodbye, como una charla entre Rosa y Matthew, el mejor amigo de Javier; o las sesiones de terapia online de Sol, donde se adivina la puesta en escena. Y sin embargo, es real el sentimiento de los personajes. ¿Cómo trabajas estas escenas ambiguas entre documental y ficción? 

Hay secuencias que sí planeé y fui a buscar, pero las escenas de terapia o las de mi tía hablando con Matthew fueron propiciadas por ellos mismos, entonces fue estar presente y responder a la realidad.

Sol me avisó que iba a tener una sesión, media hora antes de que iniciara, le pregunté si la podíamos grabar y me dijo que sí. 

Ha pasado mucho tiempo desde la desaparición de mi tío. Si hubiera sido más cercano no habría razón de hacer una película, porque en ese momento había cosas más importantes. Ahora es un mejor timing para explorar emociones que tenían dentro, y que conectaran con esas emociones. Había mucha apertura para grabarlos. No había límites ni censuras, ni forcé nada. Las conversaciones fueron propiciadas por ellos mismos. 

Lo que aprendí durante la filmación, es que una va con ideas preconcebidas y, si no eres capaz de moverte dentro de lo que está pasando, puede ser que bloquees tu creatividad y lo que los demás te están dando. Ellos entendieron qué tipo de película estaba haciendo; nunca les enseñé material o referencias, sólo por vernos entendieron las dinámicas que estábamos teniendo. Hubo muchos regalos que me dieron ellos en el momento. 

 

Tu labor en el cine ha sido sobre todo de editora, has colaborado en películas como La jaula de oro, de Diego Quemada-Diez, los últimos documentales de Everardo González o Un hoyo en la cerca, de Joaquín del Paso, ¿Qué tanto del oficio de editora permea este documental?

Si te soy honesta, no estaba pensando en cómo editar. Éramos un crew muy chico, sólo viajamos a Utah tres personas, entonces yo estaba siendo runner, driver, hacía dirección de arte, organizaba el rodaje. No tenía tiempo de pensar en cómo editar. 

Pero haber sido editora me dio la confianza de que si a lo mejor no salía alguna escena como yo quería, podía inventar algo, aunque no fuera la película que había pensado. Me dio la fuerza de decir: “después veo qué hago”, “después puedo inventar trucos”. En el peor de los casos podía entregarla como un experimento fallido, pero me daba la seguridad de que lo podía terminar.

 

¿Qué impresiones tienes de presentar Say Goodbye en Ficunam? 

Es un festival en el que he encontrado directores y películas que han expandido mi percepción del cine, del tiempo y del montaje. Me gusta su apuesta arriesgada y no convencional. Que Say goodbye esté dentro de su curaduría me da mucho orgullo, además de que es mi primer película y siento que es un buen debut como directora. 

Me pone contenta que mi familia que vive en México podrá verla y reconocer a esta otra parte de mi familia, porque hace tiempo que estamos desconectados. Fue lo que me regaló la película: acercarme a ellos; además de los espectadores que quieran entregarse a la atmósfera de la película.

Estoy muy curiosa de ver qué pasa con el público, porque además creo que el público de Ficunam es un reto también. Es un público que tiene mucha cultura cinematográfica y eso impone, la verdad.

Say Goodbye (México, 2025). Directora: Paloma López Carrillo. Guion: Paloma López Carrillo. Productor: Abril López Carrillo. Compañía productora: Barlovento Cine. Película realizada con el apoyo del Programa Fomento al Cine Mexicano (FOCINE) y el estímulo fiscal EFICINE Producción. Fotografía: J. Daniel Zúñiga Edición: Paloma López Carrillo. Sonido: Adrià Campmany Buisán, Javier Umpierrez. Participan: Rosa Carrillo Suárez, Javier Vargas Carrillo, Sol Vargas Carrillo.