‘La diosa del asfalto’ de Julián Hernández: el agandalle de las chavas bandas

Ser mujer en los años ochenta y vivir en los lejanos rumbos de Santa Fe, que todavía es un tiradero de basura y donde se vive entre la violencia y la marginalidad. Se sobrevive día a día, no hay más refugio que entre las mismas amigas, quienes se mantienen a flote entre las drogas, la pandilla y el rock.

Encuentro que La diosa del asfalto está basada en hechos reales y que sí existieron Las Castradoras de Santa Fe…

En realidad es un guion escrito por Inés Morales y Susana Quiroz, ellas me contaban que habían sido partícipes de este movimiento, habían vivido en la zona, incluso habían formado parte de grupos femeninos de este tipo. Yo por aquella época viví por allá, por la zona de Jalalpa, me quedaba enfrente de donde ellas andaban, encontré puntos en común entre lo que ellas estaban contando y lo que yo vivía. Mi hermano formó parte de varias de grupos por esos años, yo lo veía como espectador porque siempre fui más encerrado en mi casa. Está basado en hechos reales porque Susana Quiroz, una de las dos guionistas, se lo narró a Inés, quien escribió el guion, se lo contó como sus aventuras de juventud.

 

¿Quiénes son Inés Morales y Susana Quiroz, y cómo es la experiencia de trabajar con este material de ellas?

Las conocí a mediados de los noventas, ellas eran realizadores de video, sus trabajos se presentaron en las primeras ediciones del Festival Mix. Durante años estuvimos en contacto esporádicamente y en 2009 me invitaron del IMCINE a formar parte de un jurado para elegir líneas argumentales susceptibles de apoyo para escribir un guion. El argumento de La diosa del asfalto me gustó mucho, me parecía que tocaba temas que el cine mexicano había abandonado y lo sugerí para que fuera apoyado. Me invitaron a que yo fuera el asesor de ese guion, y así empezamos a trabajar. Inés lo fue trabajando, llegamos a un primer tratamiento que después ganó el concurso Matilde Landeta y fue susceptible de otros apoyos. Me fascinaba la historia, me parecía que realizada por ellas iba a ser muy poderosa. Ellas lo intentaron hacer, intentaron levantar el proyecto varias veces, pero el apoyo decisivo nunca llegó. Un les pregunté qué pasó con el guion y me dijeron que lo abandonaron, ya estaba en el cajón. Yo esperé todavía un tiempo, hasta que le dije, ‘oye Inés, ¿ese guion por qué no me lo das y yo intentaré hacerlo? Así llegó el guion a mis manos, yo lo respeté totalmente y cualquier duda que tenía al respecto les preguntaba. Así hice la película, la filmamos a finales del 2018, antes de presentar Rencor tatuado en Morelia. Estuvo acabada a principios de este año y con todo lo que pasó, hasta ahora se verá la película.

Un período amplio de tu producción es sobre temas gay y te has ido decantando a temas femeninos, No son solamente mujeres poderosas, también vengativas o al menos confrontan el sistema, ¿cómo es este movimiento hacia otro terreno?

Fue deliberado. Después de Rabioso sol había una voluntad decidida de cambiar, no porque crea que no tengo otras cosas que decir en el terreno de la diversidad sexual, sino porque quería que mis películas tuvieran un acceso mayor. Y fue curioso: pese a que las dos películas son de mujeres empoderadas que buscan justicia, es muy claro, recuerdo que en la presentación de Rencor estaban Susana e Inés, Susana pidió la palabra y dijo, ‘sí, está muy bien que hayas hecho esta película, manito, porque es hora de que las mujeres tomemos decisión y les cortemos el… como está en la película, ¿no?, que vayamos a un acto más radical’ y es donde está la distancia con Rencor. En el caso del guion de Inés y de Susana es una revancha radical, que llega al punto de la castración. Las dos películas se complementan. Creo que fue una decisión consciente, aunque ya es algo que ocurre porque los cortos tienen poca visibilidad pero tengo muchos con mujeres protagonistas, sólo que son los que menos se ven. Las mujeres en mis películas siempre han estado presentes y son importantes.

 

Las que llevan el peso de la película son Ximena Romo y Mabel Cadena, ¿qué me puedes platicar de ellas?

Cuando Inés y Susana hicieron su primer intento filmaron con actrices que ellas habían escogido, cuando yo hice la película habían pasado muchos años, era imposible recuperarlas. Entre ellas estaba Jessy Bulbo, iba a ser Max. Ahora compuso tres canciones para la película. Cuando decidí que Jessy no podría ser pensé en Ximena, la había visto en Amaneceres oxidados y me pareció formidable. Hizo todo lo posible para transformarse, estuvo dispuesta a ponerse pupilentes, a que no se cubrieran las imperfecciones, hizo todo por adentrarse en el papel. Y Mabel fue una sorpresa, en el casting nos dejó impresionados, yo dudé un poco porque se tenía que cortar el pelo, ella tenía un pelo hermoso que le llegaba a la cintura y pues eso siempre es difícil, las actrices se lo piensan porque cortarse el cabello les impide un año de trabajo, pero ella estuvo decidida y absolutamente todos los días de rodaje fue una sorpresa, entre lo que ella y Ximena hacían, junto con las otras actrices. Pocas veces me ha ocurrido que ante el trabajo de los actores yo quede impresionado. Ha sido la película en la que más tranquilo me he sentido en relación con el trabajo de los actores, todas entendían muy bien el trazo, mi idea de que la cámara y los actores establecen una relación de amor y sexo, como diría Alcoriza, y que ahí hay algo que tiene que establecerse entre las actrices y la cámara, en el cual el fotógrafo, el director y los demás simplemente somos piezas que ayudamos a que esa relación se dé, y aquí creo que se dio, entonces fue muy satisfactorio.

Eres un gran estilista, pero aquí percibí una cámara más directa y más desnuda, ¿qué buscabas con tu diseño visual?

Cuando leí el argumento pensé: éstas son como las historias de Valentín Trujillo y Los de Anda, de Mario Hernández o Ismael Rodríguez Jr., como Olor a muerte o Arturo Velazco con La banda de Los Panchitos, toda esta serie de películas que el cine fue abandonando. A mí me gustaban mucho todas esas películas de los ochenta, las vi en el cine Mariscala, en el Jalisco, el Tacubaya, y cuando conocí este guion dije, “si yo lo tuviera visitaría esas películas que valoro muchísimo, y no tanto hacer un homenaje ni nada pretencioso, simplemente visitarlo, mostrar películas que me parecen importantes, cineastas con un oficio muy desarrollado, con propuestas muy interesantes, que no tuvieron oportunidad de que se les reconociera. Con esta película regresé a eso, los planos inclinados, el zoom, por ejemplo, que en una alguna época odié, cómo están montadas las secuencias, hay una relación directa con Gilberto Gascón en El perro callejero, con Valentín Trujillo en Ratas de la ciudad y con otros cineastas incluso de épocas pasadas, como Chano Urueta con los planos holandeses o el contrapicado. Creo que las películas son una oportunidad para seguir investigando, de hacer que eso que intentas contar llegue al espectador de manera interesante. 

 

De dos años para acá hay tres o cuatro películas que se remiten a los años ochenta, Museo de Alonso Ruizpalacios, Esto no es Berlín de Hari Sama, Club Internacional Aguerridos de Leandro Córdova; La diosa del asfalto se une a este corpus. ¿Qué están buscando en estos años ochenta, qué buscas tú?

Tiene que ver con la generación, quizás como que ya llegamos a la edad en la que podemos valorar ciertas cosas que te parecen significativas, y que crees que van a conectar con la juventud de estos momentos. Yo creo que La diosa del asfalto es muy directa, está muy a flor de piel, no es intrincada como Rencor tatuado o mis películas anteriores, y que los personajes sean jóvenes, que haya una música que sigue estando presente como bagaje cultural, le da una posibilidad. El punto de partida es que todos estamos en cierta edad que nos da la oportunidad de ver hacia atrás y analizar. Mi siguiente película también es de jóvenes pero es una película contemporánea, creo que me sirvió ir hacia atrás con Rencor tatuado y La diosa del asfalto para afrontar esta nueva con mayor claridad.



 

La diosa del asfalto (México, 2020). Dirección: Julián Hernández. Guión: Inés Morales y Susana Quiroz. Producción: Roberto Fiesco, Iliana Reyes Chávez. Compañía Productora: Indomable Cine | Mil Nubes Cine. Fotografía: Alejandro Cantu´. Edición: Emiliano Arenales Osorio, Roque Azcuaga. Sonido: Omar Juárez Espino, Armando Narva´ez del Valle. Música: Arturo Villela Vega. Dirección de Arte: Erika Ávila. Reparto: Axel Arenas, Mabel Cadena, Nelly González, Paulina Goto, Alejandra Herrera, Pascacio López, Jimena Mancilla, Samantha Orozco, Raquel Robles, Ximena Romo, Giovanna Zacarías.