Intuición e historia: lo que llevan las productoras mexicanas a Roterdamm Lab

Rotterdam Lab es un importante ejercicio de proyectos de producción que realiza Cinemart, y que busca comunicar experiencias y crear redes de comunicación entre productores audiovisuales emergentes. En México, el Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF) se encarga de proponer al talento nacional que participa en este proyecto.

 

En 2021, Racornelia Ezell y Vera Ruiz Acevedo son las jóvenes productoras mexicanas que participarán en Rotterdam Lab, que se realizará del 1 al 7 de febrero, mientras que el IFFR Pro Days de Cinemart será del 1 al 5 de febrero. En estas actividades, Racornelia y Vera participarán junto con unos 70 productores que, como ellas, inician su carrera profesional.

 

Entre la historia, el arte y la intuición, platicamos con Racornelia y Vera sobre sus proyectos.

Racornelia Ezell: la Nochebuena y la intuición

La pandemia encontró a Racornelia Ezell trabajando en una productora, en horario de 8 a 8, con un proyecto personal, su película MACDO, a medio realizar. Los tiempos extraordinarios la hicieron reflexionar sobre sus objetivos personales, “dónde estaba poniendo mi energía”. Renunció al trabajo, se enfocó a MACDO y a la fundación de su compañía productora Enantiodromia, que apuesta por crear desde el flujo de la creación. Ahí apareció la oportunidad de participar en Rotterdam Lab, “una oportunidad enorme para establecer el camino de mi película y de Enantiodromia”.

 

¿De qué trata MACDO?

Su tema es cómo el amor puede llegar a doler. Identifiqué el seno familiar como el origen de esto, ahí aprendemos el lenguaje afectivo y más en un país como México, donde la estructura de la familia nuclear, al menos en mi generación, es algo común. Elegí la cena de Nochebuena porque es un ritual que hemos ensayado un millón de veces, hicimos ejercicios de improvisación para establecer las relaciones entre los personajes e ir entendiendo la dinámica; estas improvisaciones se grabaron a dos cámaras y la película fue grabada en dos días sin cortar, como si fuera la cena de Navidad y lo que pasa un día después. Pienso en MACDO como estos contenedores de vidrio en los que se crea un ecosistema. MACDO fue concebida como película, pero al tener una interacción tan fuerte, nació la idea de una plataforma interactiva, dar a la audiencia la oportunidad de involucrarse en el proceso creativo de la película. También habrá una instalación, es algo parecido pero en este caso es para meter el cuerpo, que es la herramienta de la intuición.

 

¿Cómo ha sido el paso de participar en una productora importante, a crear con tus propios recursos?

Si hacía MACDO bajo un esquema de producción tradicional necesitaría más dinero, tiempo, permisos, apoyo. Decidí hacerla con lo poquito que tenía, 25 mil pesos, y en el poquito tiempo que tenía; descubrí que las carencias podían convertirse en abundancia. Lo más importante que aprendí es que la luz verde para hacer cine se encuentra dentro de uno. Por supuesto que las instituciones tienen un rol importantísimo, como la oportunidad que me da el GIFF  para ir a Rotterdam Lab y expandir el proyecto, pero quien hace cine es quien no está esperando a que alguien le dé permiso. 

 

¿Qué esperas de la experiencia que se viene en Rotterdam Lab?

Es una sola palabra y es expansión. Con MACDO he aprendido que los planes claros y cuadrados no se dan, entonces más bien estoy abierta, con todas las ganas de aprender, de conectar con personas de otros países, entender mejor cómo llevar a cabo este proyecto y estoy súper emocionada. Básicamente voy a aprender y a conectar. 

Vera Ruiz Acevedo: las memorias de los muertos, de las mujeres, de los lauderos

De origen periodista, Vera Ruiz Acevedo empezó escribiendo cine y asistiendo religiosamente al GIFF, hasta que no le fue suficiente. Se involucró con cineastas de León y Guanajuato, con quienes ha aprendido un poco de los múltiples oficios del audiovisual. Se ha decantado hacia la producción. “Me gusta resolver problemas, coordinar cosas”. Acude a Rotterdam Lab con tres proyectos de su compañía Lanzando Lázaros. 

Tienes tres proyectos ¿alguno en específico vas a trabajar en Rotterdam Lab? 

El laboratorio de Rotterdam te permite trabajar en ciertos temas de producción y financiamiento, son pequeños cursos para después hablar tú con productores o instituciones interesadas en apoyarte. 

El primer trabajo es el documental “Lo que hacemos con los nuestros”, trata sobre los derechos de la memoria de los muertos y la fotografía post mortem. Toca puntos como los rituales mortuorios y cómo tratamos a nuestros muertos en los siglos XIX, XX y ahora el XXI. Hay aspectos interesantes, como hablar de Romualdo García, uno de los fotógrafos post mortem más reconocidos de México, o de las momias de Guanajuato, personas que están en una vitrina y que construyeron nuestra ciudad como la conocemos. Llevamos bastante tiempo desarrollando este documental, es un tema complicado que no a todo mundo le agrada. Es el proyecto principal que llevo como productora de Lanzando Lázaros, el director es Michael Wright, fotógrafo documental que lleva quince años trabajando estos temas. 

Los otros dos proyectos son una historia basada en un poema épico en náhuatl que se llama “Las mujeres de Chalco”, usado en una ópera náhuatl de Gabriel Pareyó, quien se ha dedicado a investigar sobre las tradiciones náhuatl. Trata sobre el emperador Axayácatl, que es malherido y sus concubinas lo preparan para el Mixtlan, pero nos centramos en los recuerdos de ellas, cómo fueron capturadas, vendidas y se convirtieron en la familia de Axayacatl; es un trabajo hablado en náhuatl. El tercer proyecto es el documental “Punto de inflexión”, sobre la vida y el trabajo de Gijs de Graaf, inmigrante holandés que llega a México en los sesenta, en Guanajuato empieza a construir clavecines, los mejores que se hacen en Latinoamérica. Es un laudero excepcional, este documental es dirigido por el hijo de nuestro personaje, Alexander de Graaf.

 

¿Cómo es trabajar estos proyectos desde Guanajuato?

Producir afuera de la Ciudad de México puede significar más tiempo, por el hecho de no estar tan desarrollados profesionalmente, o que no hay la misma experiencia en conseguir los apoyos financieros. Pero en 2020, con las mesas virtuales en las que estuvimos hablando con María, eran exhaustivas pero queremos que funcionen. No me gusta la palabra descentralizar, prefiero regionalizar, que cada estado pueda desarrollar su propia cinematografía. En Guanajuato hay varios cineastas reconocidos, como Gerardo Naranjo, Amat Escalante, Edgar Nito, y nosotros hemos querido trabajar desde nuestro estado, en colaboración con otras instituciones. Lanzando Lázaros, la compañía de estos proyectos, es un equipo de diez personas que nos dedicamos a lo comercial, al arte, la fotografía, y nos gusta transmitir esa parte cultural. Nos encantaría ser considerados en un futuro de una manera comercial, sería nuestro nirvana cinematográfico.

 

¿Qué esperas de la experiencia de Rotterdam Lab?

Lo veo como una experiencia para aprender y escuchar, conocer las experiencias de otras personas, ver cómo se manejan en producción. Yo vivo entre exceles y calendarios, me encantaría ver cómo conectan los productores con la parte artística y no pierden el camino. Estoy muy emocionada sobre todo por aprender la parte del financiamiento, cómo pedir dinero, cómo pitchar, cómo proponer tu proyecto y poder producirlo.