‘Dulce muerte’, de Analeine Cal y Mayor: elegir el final de la vida

¿Deberíamos poder elegir cuándo y cómo morir? La eutanasia provoca debate en gobiernos, grupos políticos, círculos médicos y personas. Quienes defienden la preservación de la vida hasta las últimas consecuencias, quienes se pronuncian por el derecho y la libertad de decidir el momento de la muerte, sobre todo cuando se enfrenta alguna enfermedad terminal.

En Dulce muerte, documental de Analeine Cal y Mayor, se revisan dos aristas de esta elección a elegir la propia muerte: la pragmática del doctor Philip Nitschke, defensor de la eutanasia que ha creado mecanismos para facilitar la muerte segura y tranquila; la experiencia atormentada y lúcida de Kathy Beech, quien viaja hasta Tijuana buscando un medicamento que le ayude a terminar con su vida.

A pesar del tema lóbrego, Dulce muerte es una película que apuesta por la plenitud en la vida. Sólo quien puede elegir el momento y la forma de su muerte,  también podría elegir cómo quiere vivir. Y desde el humor negro hasta lo confesional, Dulce muerte propone conversaciones sobre la vida y la muerte que interpelan directamente al espectador.

Dulce muerte tendrá su estreno en salas comerciales el próximo 30 de octubre. Compartimos la charla que tuvimos con su directora, Analeine Cal y Mayor.

Dulce muerte, dir. Analeine Cal y Mayor

¿Cómo comenzó esta historia? ¿Encontraste primero a estos dos personajes tan fascinantes y a partir de ellos surgió la idea del documental, o ya traías el interés por hablar de la eutanasia y la muerte asistida y así fuiste llegando a ellos?

Fue una conjunción de cosas. Mi abuelita vivió sus últimas semanas en mi casa, hace once años. Vivió hasta los 94 o 95 años y en sus últimos cumpleaños, cuando soplaba las velas y le decíamos que pidiera un deseo, ella respondía: “Morirme ya.” Hay personas que están cansadas y han vivido tanto que ya no desean prolongar más su tiempo.

Con todos los avances médicos, hoy vivimos quince o veinte años más que hace medio siglo. Pero, ¿a costa de qué? Porque el cuerpo no siempre aguanta ese tiempo extra. Aunque mentalmente estés bien, el cuerpo tiene su límite, su fecha de caducidad.

Enntonces me enteré de una noticia que me impactó profundamente: en Tijuana estaban encontrando cuerpos de ancianos australianos que llegaban ahí para morir. Me pareció increíble: gente que cruzaba medio mundo para terminar sus días en otro país.

entonces contacté al doctor Philip, una figura controversial. Además de médico, es inventor. Cuando empezamos la película recomendaba un líquido para morir, pero luego desarrolló el SARCO, una cápsula que permite usar un gas legal, evitando así procedimientos ilegales.

Por una linda coincidencia, durante una llamada por Skype le conté que mis trabajos de ficción tienen comedia, que me encanta el humor negro. Desde mis primeros cortos en el CCC, ya exploraba el humor negro, incluso con maquillistas de muertos. Él tenía ganas de hacer ejercicios de comedia; ahí empezamos a fraguar su participación en la película

 

¿Hubo estrategias distintas para acercarte a cada uno de ellos? ¿Cómo era tu relación como documentalista con Philip y con Katy?

Philip está acostumbrado a las entrevistas; es una persona mediática. Ahora somos grandes amigos y recientemente fuimos juntos a un festival en Creta. Ganamos el premio a Mejor Película en Yerapetra, una ciudad de Grecia. No quería que vieran la película a través de un link en internet; no se las compartía porque mi sueño era verla en pantalla grande, juntos.

Con Kathy, la relación es especial. Ya es como mi abuelita. El año pasado cumplió 90 años y fui a verla con mi hijo para celebrar su cumpleaños. Es una persona muy querida para mí.

Ella no entendía por qué la grababa tanto. A veces la gente no se da cuenta de lo valiosa que es, de lo que representa. Ella no se da cuenta del ejemplo de vida que es. Su vitalidad es impresionante. A sus 91 años, sigue siendo maestra de belly dance y fue al festival de documental. Esa energía es ejemplo. Tiene mi máxima admiración.

Dulce muerte, dir. Analeine Cal y Mayor

 

En la película hay diversidad de tonos. Philip es un gran excéntrico y ahí está la comedia de la que me has hablado. Katy tiene una gran vitalidad, sin embargo, llega a momentos muy oscuros de sus reflexiones. Llama la atención que en una misma película puedes ir y venir desde el humor negro a otro momento, más serio y pesarozo. ¿Cómo de la confección de tu material para llegar a esto?

Hay un gran trabajo de edición de Yoames Camillá para encontrar el balance de las dos historias. Kati era la parte emotiva para poner este tema tan difícil de que vivió con su mamá. También para mí era difícil, decidir si meto en la película algo tan duro y comprometedor. Sabía que que era una parte importante de la película, para entender por qué la gente está dispuesta a volar al otro lado del mundo si te dicen que ahí hay un líquido para que te va a asegurar una muerte sin dolor y tranquila. Para mí era importante que lo cuente el doctor pero también alguien dispuesta a hacerlo.

 

Algunos que están a favor de la eutanasia, otros en contra y hay quienes ponen matices. ¿Qué aporta Dulce muerte a este debate?

Yo estoy contenta de que se empiece a hablar más en México sobre este tema, todavía nos falta hablarlo más. Se ha avanzado un poco, pero todavía falta mucho. Cualquier persona que vea la película y empiece a hablar del tema es para bien.

 

Dulce muerte (México, 2025). Dirección y guión: Analeine Cal y Mayor. Productores: Viggo Mortensen, Analeine Cal y Mayor, Carlos Sosa, Laura Imperiale. Fotografía: Héctor Maeshiro. Edición: Yoame Escamilla del Arenal. Música: Mauro Refosco. Sonido directo: Analeine Cal y Mayor. Diseño de sonido: José Miguel Enríquez Rivaud. Postproducción: Javier Dorantes. Participan: Kathy Beech, Philip Nitschke, Fiona Stewart, Kevin Shepherd, Beryll Warren, Tom Curran.