‘Martínez’ de Lorena Padilla: el humor incómodo de los adultos mayores

Todos hemos tenido un compañero de oficina tan agrio como Martínez. De estos hombres que ahora se les llama adultos mayores, solitarios, que hacen comentarios secos y tajantes, que su vida es un misterio opaco. 

Y todos hemos intentado asomarnos más allá de las barreras que los Martínez imponen. O eso intentan Pablo y Conchita con su Martínez: una paleta, un karaoke, a ver con qué emocionamos al señor. Pero a la vez, el universo emocional de Martínez se convierte en reflejo de la soledad que Pablo y Conchita viven. Hasta que una probable novia de Martínez desquebraja los cimientos: el amor o la compañía podrían trastornar el agobiante día a día. 

Martínez, ópera prima de Lorena Padilla, es una comedia de humor negro que retrata las manías y el ostracismo de ciertos adultos mayores, que se suma a la monotonía de las oficinas olvidadas por la modernidad. Un elenco estelar, con el chileno Francisco Reyes al frente, acompañado por Martha Claudia Moreno y Humberto Bustos, logran un emotivo cuadro de soledades que se acompañan, una actualización de los Días de otoño de Galvadón en clave tapatía.

Martínez forma parte de la competencia Premio Mezcal del 38 Festival Internacional de Cine en Guadalajara. También se presenta fuera de competencia en la edición 26 del Festival Internacional de Cine Guanajuato.

Su directora platicó con nosotros de esta fábula que entre la soledad y el humor crea zonas de empatía. 

 

¿Cómo empiezas a escribir y a imaginar Martínez?

Mi papá es muy Martínez y empecé la peli en un intento de entenderlo. Yo tenía una relación medio complicada con él, pero conforme pasa la vida te das cuenta de que en realidad estaba hablando de mí misma, de la soledad, de segundas oportunidades; así empezó la historia.

 

¿Por qué poner el acento en los adultos mayores?

Siempre me ha llamado mucho la atención. Yo me llevaba muy bien con mis abuelos y con mis tías más grandes, me encantaba que me contaran cosas. 

Me gusta ver a las personas mayores cuando camino, siempre me fijo en ellas. Supongo que es una filia o una enfermedad, la verdad me encantan sus historias y las consumo también.

 

Hay cosas muy divertidas en Martínez, pero simultáneamente tristísimas. Es una comedia de risa congelada. Quería que me contaras cómo llegas a ese tono.

Me gusta el humor incómodo. En los talleres de guión me preguntaban qué quería provocar y pensaba en la incomodidad, me llama la atención verla y también escribirla. A través de ese humor se puede hablar de cosas importantes, tocas fibras. Este sentimiento siempre me ha atraído mucho y consumo mucho cine así.

 

Martínez, Dir.  Lorena Padilla

 

Consigues tres actores de lujo: Francisco Reyes, con una trayectoria importantísima en Chile; Martha Claudia Moreno que es una delicia como comediante, y Humberto Bustos, también con una trayectoria importante en el cine mexicano. ¿Cómo se incorporan al proyecto?

Escribo muchas cosas por encargo, pero esta historia la quería dirigir yo. Pensé que necesitaba actores experimentados para hacer una buena colaboración, porque el cine es colaboración, no es tan solitario como la escritura de guión. Y la verdad es que fue investigar quiénes conocían a los actores y mandarles el guión. Así fue con Martha Claudia y Humberto. 

A Francisco yo no lo conocía, pero tenía muy claro cómo quería que se viera Martínez, tenía una idea en mi cabeza de cómo era ese señor y no encontraba a esa persona, hasta que un amigo de Chile me mandó el tráiler de Una mujer fantástica, lo vi y dije: “Guau, sí, es él” y le mandamos el guión. Tuvimos una reunión en línea, me dijo que le gustaba la historia. Yo tenía un trabajo muy godínez y lo que me dieron de aguinaldo me lo gasté en un viaje a Chile a hacer un teaser con él.

 

 

Creo que es difícil dirigir este tipo de humor. Aun cuando tengas a tres actores con oficio, hace falta proponerles un tono.  ¿Cómo era trabajar con ellos para Martínez?

Hay muchas cosas que no tengo claras en la vida, pero la película tenía muy claro cómo quería que se viera. En el set sabía que quería planos muy geométricos y que los actores se movieran en él. Lo hablamos con el fotógrafo Gerardo Guerra, él hacía unos dollys súper lentos en los que se podían mover los actores. 

Si el tono estaba muy arriba era fácil detectar que estábamos cayendo en la farsa. No era hacerse el chistoso, la situación es la chistosa, por ahí va la directriz. Desde la situación no sabes si reír o llorar. Si ellos hacían el chiste, pues no funcionaba, con excepción del personaje de Humberto, que quiere hacerse el gracioso, aunque siempre termina causando incomodidad. 

 

¿Cómo fue filmar en Guadalajara?

Quería filmar en Guadalajara porque la película era en Guadalajara, sabía qué calles quería, qué esquinas y qué tipo de casa. Martha Claudia me decía que me gustaba lo podridito, por las texturas en las paredes. En logística es una ciudad muy fácil para moverte de una locación a otra. Creo que a lo mejor nos falta tener más horas de vuelo, pero cada vez hay más producciones, ya está más engrasado el asunto.

 

Ahora que hablaste de lo podridito, me gustó el set de la oficina, un lugar a donde he ido mil veces, pero si trabajara ahí me sentiría desgraciado; tiene que ver con el diseño de producción y la dirección de arte. ¿Cómo fue ese diseño, que se viera “podridito”, como dice Martha Claudia?

Íbamos a filmar en mayo de 2020 y se canceló el rodaje por la pandemia. Estábamos tan solos que el fotógrafo y Maite Pérez Nieva, quien empezó a hacerme el diseño de producción, teníamos reuniones de muchas horas los miércoles, y de verdad íbamos a escena por escena, proponiendo referencias. Maite no pudo estar en todo el rodaje, pero hay un trabajo que hizo antes. Después le dejó la batuta a Mariana Cebrián. 

Cuando fuimos a ver locaciones, Maite es muy práctica, tiene mucha experiencia en series y películas. Fuimos a una oficina y me dijo: “Mira Lore, yo en otra locación te habría construido exactamente esto”. Había gente trabajando, nos dejaron entrar y todo. Se convirtió en nuestra locación.

 

¿Qué te provoca presentar una película tapatía como Martínez en el FICG? 

Estoy muy, muy, contenta. Antes estuvimos en Miami y San Francisco y va a estar en Los Angeles. Pero presentarla en Guadalajara es estar con nuestra gente y nuestro crew, además van Francisco, Martha Claudia y Humberto, quienes no han visto la película. Mi papá, obviamente ya dijo que no va a ir, porque él fuma y no aguanta 90 minutos sin fumar, muy Martínez él. 

Estoy emocionada por compartirla en la ciudad donde la filmamos con el crew, con los actores, eso me emociona mucho.

Martínez (México, 2023). Dirección: Lorena Padilla. Guión: Lorena Padilla. Dirección de foto: Gerardo Guerra. Música y diseño sonoro: Álvaro Arce. Diseño de producción: Maite Pérez-Nievas / Marianne Cebrián. Posproducción: Julián Jaquez. Edición: Liora Spilk Bialostozky. Producción: Georgina González. Casa productora: Alquimia Cinematográfica. Coproducción: Off-Hollywood Films, Gavilán Cine, IMCINE, Filma Jalisco. Reparto: Francisco Reyes, Humberto Busto, Martha Claudia Moreno