'Fuego adentro' de Jesús Mario Lozano: secretos de dos hermanos

León tiene una vida casi monacal, en un pueblo escondido de Puebla. Consigue dinero limpiando sepulturas, se baña en el arroyo, come modestamente y en las noches se emborracha hasta no saber de sí. Espera que lo alcance su novia, entonces podrían cruzar a Estados Unidos y empezar una nueva vida.

 

Quien llega es su hermano Andrés. Con él llega el ajuste de cuentas de lo que ha sido su vida.

 

Con Fuego adentro, Jesús Mario Lozano regresa a la región de la sierra norte de Puebla, donde antes había filmado el documental La sangre bárbara. Hace suya la cosmogonía de la zona para crear la tragedia de dos hermanos inmersos en la violencia del país.

 

“Refleja un poco lo que ha pasado con el país al caerse el patriarca”, explica Lozano, con quien platicamos de esta película austera, misteriosa de alcances incómodos.

 

Fuego adentro de Jesús Mario Lozano estrena el 21 de octubre en salas del circuito cultural de exhibición del país.

 

Es un guión muy literario: divides en actos, tiene tono de tragedia, el protagonista avanza hacia un destino inexorable, ¿cómo construiste el guión?

Sí hay una relación con estructuras teatrales tradicionales griegas, de las cosas que pasan en otro lugar, que los personajes están rememorando. Yo quería crear un tema de introspección, esta estructura tiene que ver con el tránsito de las almas en la cosmogonía náhuatl, de la zona donde fue filmada la película, la sierra norte de Puebla.

Esa cosmogonía la conocí al hacer el documental La sangre bárbara, que es sobre las comunidades de esa zona. Me impresionaron sus modos de interacción social y su relación con la naturaleza. Ahí aprendí cómo funcionaba este tránsito de las almas y me baso en eso, en este paso que cada alma vive desde diferentes mundos hasta el inframundo.

 

Regresas a la región donde filmaste La sangre bárbara, la sierra norte de Puebla. ¿Qué te da esta región para que repitas ahí la ficción de Fuego adentro?

Al estar trabajando el documental aprendí a ver diferente el entorno, allá la naturaleza tiene un sentido cósmico, divino. Los lugares a donde va León, el protagonista, es el lugar donde los dioses se comunican con la comunidad. Hay una relación respetuosa con la naturaleza y una ética diferente a la nuestra.

Eso me ayudó a entender el entorno de otra manera. Fuego adentro va sobre ese entorno y ese conocimiento, donde esa montaña no es una montaña, esa cascada no es una cascada. Sin saberlo, el personaje de Fuego adentro intenta buscar ahí: al acariciar las piedras de los arroyos, al entrar al agua, hay una parte ritual del personaje, sin saberlo o sin proponérselo.

‘Fuego adentro’, Dir. Jesús Mario Lozano

 

De tus personajes, el más interesante es León (sin quitar mérito al trabajo de Armando Espitia, que sabe hacer lo suyo). Me parece interesante el trabajo con Hugo Catalán. ¿Cómo armaron el personaje?

Hugo Catalán es un actor especial; por una parte está su talento, su entrenamiento actoral. Pero como ser humano tiene un nivel de entrega admirable, se lanza por todo y eso para mí fue maravilloso.

Hicimos una preparación meses antes, que viene más del teatro que del cine. Hicimos investigación bibliográfica, ellos hicieron investigación de campo, fueron a distintos espacios a construir estos personajes. Se desarrolló una memoria visual para que tuvieran referencias comunes, que de algún modo entendieran la encrucijada de los personajes.

Hicimos improvisación previa, no durante el rodaje, sino en construcción del personaje. Ahí descubrí que Hugo Catalán está dispuesto a todo en términos creativos, está dispuesto a arriesgarse y eso es maravilloso para un director, saber que vas a contar con un actor que no va limitarse en la propuesta creativa.

Y paradójicamente lo que queda de la película son las sutilezas de estos momentos y que sí puede ser una reflexión donde algo cambió internamente. Lo que logra Hugo es que eso se note a pesar de que hay acciones similares, pero el contexto es diferente.

 

El centro de la película está en la cena de los hermanos, tiene un corte teatral en los diálogos, los emplazamientos y las miradas, debe haber sido de las partes más importantes de construir. ¿Cómo fue la construcción de ese momento?

Ese momento es fundamental en la película, lo que me gusta del trabajo teatral es la posibilidad de introspección de los actores, era una apuesta importante, más allá del rodaje mismo. Me alejé de lo propiamente teatral pero la preparación y aproximación actoral sí creo que tiene que ver con cómo se preparan los actores en el teatro.

Fueron varias noches, yo quería que el universo interno de los personajes estuviera muy vivo. El espacio ayuda: esas noches de Cuetzalan tienen una relación muy mágica con el espacio. Apostamos a la honestidad emocional y corporal de lo que estaba sucediendo.

 

Es una producción modesta y sin embargo consigues buenos resultados. ¿Qué me puedes platicar de esta apuesta a nivel producción?

La apuesta del proyecto era acercarme a lo que viví al hacer el documental, un crew muy pequeño, donde las conversaciones con la comunidad se adentraran en la vida de cada personaje. Fue exactamente el mismo crew, el mismo fotógrafo Miguel Ángel García con su asistente de fotografía, el data manager Gustavo Aguilera; Yuri Laguna como sonido, la productora Ruth Smith y Guillermo Calvillo como subgerente de dirección. Éramos cinco personas en el grupo, lo cual fue una locura en términos de producción, no sé si lo volvería a hacer pero fue muy disfrutable, si es que puede ser disfrutable un rodaje así, masoquistamente hablando.

La cercanía con los actores y el crew era muy profunda. Era justamente lo que buscaba para lograr esta intimidad con los personajes, no quería demasiada gente y eso se tiene que pagar física y psicológicamente.

El trabajo de personajes también es una hazaña que Miguel Ángel logró con una fotografía con un mini presupuesto. El presupuesto llegó hasta la postproducción, cuando metimos el Foprocine, la producción si fue más independiente.

 

Se estrenó su película en Morelia y ha estado rondando por otros festivales, ¿Cómo ha sido la respuesta?

Quienes no saben nada de la película acompañan muy bien a León en su recorrido, a comparación de los que sí tienen alguna información. Pero sí ha sido significativo para el debate sobre lo que está pasando hoy en México.

Para mí es importante esta relación de dos hermanos. Veo es una reflexión sobre el México contemporáneo después de la caída del patriarca priista. Hay muchos matices que podríamos mencionar, pero destaco esta figura autoritaria que se fue desvaneciendo con el tiempo, de la cual surgen hijos y otros padres.

Fuego adentro trata de dos hermanos con un padre ausente y refleja un poco lo que ha pasado con el país al caerse el patriarca. Incluso en términos de la violencia, los acuerdos se derrumban.

Los personajes de Fuego adentro se ven perdidos sobre la brújula que les daba el patriarca. El que vea la película podrá ver un acto ético profundo, doloroso, para poner orden. Este país necesita actos éticos como el de León, que a lo mejor es radical o extremo, pero para mí, en este país, ha sido el acto ético de la comunidad, de personas que asumen la posibilidad de decisiones profundas. Creo que la película tiene que ver con eso.

 


 

Fuego adentro (México, 2020). DIrección y guión: Jesús Mario Lozano. Productores: Jesús Mario Lozano y Ruth Smith. Productora en línea y Arte: Ruth Smith Aguilar. Fotografía: Miguel Ángel García. Sonido directo: Yuri Laguna. Asistente de fotografía: Gustavo Aguilera. Gerente de Producción: Guillermo Calvillo Jacobo. Música original: Fred Saboonchi. Canción original: Jaramar. Edición: Jesús Mario Lozano. Posproducción: Carlos Morales y Vanessa Hernández. Reparto: Hugo Catalán, Armando Espitia, Luisa Pardo.