Comunidades que parecerían cerradas en sí mismos, ajenas a nuestro concepto escolar de la nación, pero en las que ocurren vigorosas las vidas. Una espléndida fotografía, una mirada tan curiosa como empática, transporta a estos espacios con sus playas, sus muelles, sus días y sus noches contemplativos; islas que son destino o propósito de vida, que se entregan a nuestras miradas y nuestra curiosidad.
Isleño tiene apoyo de Foprocine y Focine, y es parte de la sección Premio Mezcal del 40° Festival Internacional de Cine en Guadalajara. Su director César Talamantes nos contó sobre este desafío de registrar
¿Cuál fue tu interés en documentar estas islas, que dan esta sensación de aislamiento?
Precisamente el aislamiento y la historia de Baja California Sur como una isla, porque así se concibió antes de que llegaran los españoles y durante su estancia. Se creía que esto era una isla; después se supo que no, pero seguimos aislados del centro del país y de Estados Unidos.
Cuando era niño teníamos carencias de ciertos artículos, había que esperar varios días para que llegaran. Estas cosas nos pasaron durante muchos años de nuestra historia. Y sigue pasando en este estado tan largo, con tanto territorio. Hay rancherías, poblaciones pequeñas que están aisladas. ¿Y qué decir de las islas? Ir a las islas no es tan fácil, debes conseguir permisos. Entonces había que conocerlas para valorarlas y luego mostrarlas al mundo, a nuestro propio estado.
Una de las cosas que me impactaba era que, por ejemplo, Isla San Marcos está a más o menos 40 minutos de la costa, de la cabecera municipal, que es Santa Rosa Villa. No sabía que en San Marcos había una mina de yeso. Imagínate si eso sucede con un lugar tan vecino. Había que hacer un documental sobre estos lugares, que han producido mucha riqueza para el país y para nuestra región.
Isleño inicia con El Pardito, una comunidad pesquera pequeña, hasta llegar a San Marcos, con una vocación industrial importante; entre ellas están las islas San José, rica en ganadería, Magdalena y sus problemas de pesca. Parece que construyes tu historia de manera progresiva, desde la isla más pequeña hasta la más grande.
No fue ese el criterio y nunca lo había analizado así, pero quedó en ese orden. Hice varias estructuras al editar y esta fue la más propicia para lograr el objetivo, que era mostrar un panorama general de las islas, donde cada tema pudiera verse fortalecido si se presentaba en una isla o en otra, y no duplicarlo, o sobredimensionarlo. Es una cuestión de detalle y de fineza. Si te pasas un poquito ya estás sobredimensionando un aspecto. Creo que logramos el equilibrio después de tanta práctica de edición. Por ejemplo, hice un corte en el cual una persona que lo vio decía: "es que esto está esto es un road movie." Y todavía quedó cierto carácter en ese sentido, pero no es así. Llegamos a esta conclusión de concatenar o tener armados por islas.
Pienso en las islas como espacios endogámicos. Algo semejante a El señor de las moscas, estas sociedades encerradas en sí mismas y que por una parte pueden parecer idílicas, pero también centros de conflictos grandes. Pensaba cómo es registrar a estas sociedades. ¿Habrá algún reto o alguna cosa interesante al entrar en relación con ellos?
Cuando ves las casas están amontonadas como Ecatepec, unas sobre otras. Crees que si gritas te va a escuchar el que está arriba. Pero no estás tomando en cuenta el contexto. Ellos todos los días salen al mar, están viendo el horizonte y eso compensa todo. Es una sensación de libertad. Además, viajan bastante, si no a ciudades, por lo menos entregan el pescado en la costa. Están constantemente saliendo del lugar. Eso ayuda muchísimo a que la convivencia sea idónea. No hay conflictos que afecten la vida cotidiana.
¿Y cómo es que lleguen a estas comunidades isleñas un equipo de filmación con interés de grabarlas?
Afortunadamente todo salió bien, no hubo ningún choque, pero sí fuimos muy cuidadosos. Visité personalmente a todas las personas que pude, me di tiempo para que me conocieran y supieran qué iba a hacer, y que también supieran que iba a llegar con acompañantes.
Tuve apoyo de las autoridades, los subdelegados, el director de la cooperativa o el de la empresa COMSA, quienes abrieron sus puertas. No llegué con una cámara de inmediato, por eso ya tenían antecedentes míos cuando fuimos a filmar.
Estoy muy agradecido por la respuesta de la gente. Muchos de ellos querían ser retratados y que se supiera de su isla. Eso también me movió mucho para hacer la película.
A veces algunos decían: "Es que acá no nos conocen, no nos toman en cuenta”. Y pues yo quiero que los conozcan más, que sepan qué hacen. Estoy seguro de que ahora que vean lo que producen, van a aplaudir su actividad y darle el valor que tienen.
Participa contigo el cinefotógrafo César Gutiérrez Miranda, que ha trabajado con Ernesto Contreras y que en últimas fechas ha colaborado en películas importantes como No nos moverán o El grosor del polvo; ¿cómo fue trabajar con él?
El trabajo con César es una delicia. Lo conozco desde que estudiamos en el CUEC, hoy ENAC. Es muy padre trabajar con él y más en estos entornos, porque él está siempre pendiente de lo que ocurre. No solo él, también el sonidista y todo el crew, que ya hemos filmado mucho en Baja California Sur, sabemos todo lo que puede presentarse un día ahí.
Una tarea que teníamos era encontrar imágenes visualmente atractivas, con un trasfondo que pudiera ser utilizado metafóricamente. Si no tenemos una forma propositiva que apoye la parte humana, es responsabilidad mía conseguirla a través de las entrevistas. Esa fue la idea con César Gutiérrez y lo hizo excelente.
Los otros californios, tu película anterior, trata de las familias en rancherías alejadas; llama la atención este acento que pones en contar las historias de poblaciones aisladas, cerradas en sí mismas. Pensaba qué tanto te lo da que seas de Baja California Sur y que el territorio te determina, o qué tanto es una obsesión personal.
Mi identidad es esto justamente. Estoy muy arraigado a esta soledad, conozco a esta gente desde niño y creo que es muy valiosa, tienen un carácter diferente. Entre más aislados y solitarios, más precarias son sus vida; la intención de este tipo de gente es vivir lo mejor que se puede con lo poco que tienen, y entonces muestran en su vida un carácter compartido y solidario.
Mi tierra tiene ese carácter y yo quiero plasmarla como es. Se trata de una forma de vida que vale la pena conocer. En esta gente destaca esta calidad de estar junto a la naturaleza, de no preocuparse por cosas que no están a su alcance, y de ser reflexivas, en la medida que eso les ayuda a pasar la vida mejor.
Ahora, las islas son ricas en general. En cambio, los rancheros de Los otros californios viven en pobreza extrema real. Pero tiene una virtud impresionante.
¿Qué te parece presentar Isleño en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara?
Estoy muy contento, y mi equipo de trabajo también. Estamos de fiesta, porque después de haber tardado tanto en hacer la película, después de tantas pruebas de edición, es para celebrarse que nos hayan seleccionado en un festival tan importante como este. Estamos con el pequeño nervio de las exhibiciones, por supuesto. Pero también con muchas ganas de estar con la gente de Guadalajara y conocer las impresiones del público. Y muy contentos, muy contentos en general.
Y después tendrías que hacer cinco o seis proyecciones, en casa isla, ¿no?
Por lo menos una, o dos al el mismo día, para que la gente pueda verla, por supuesto.
Isleño (México, 2025) Guión, Producción y Dirección: César Talamantes. Cinefotografía: César Gutiérrez Miranda. Sonido: Daniel Rojo Solís, David Muñoz Velasco. Edición: César Talamantes, Mariano V. Osnaya. Música: José Navarro. Diseño sonoro: Marco Antonio Hernández Barajas. Postproducción: Alfonso Coronel. Participan: Marcial González Flores, Joaquín Villalobos Ramírez, Alba Ponce.