‘Un destierro, un refugio’, de Martín Montellano: las decisiones de las mujeres

Hay territorios del país donde las mujeres aún no pueden decidir plenamente sobre sus cuerpos. No sólo eso: la clandestinidad o el recelo pueden convertirlas en víctima de sus propios procesos reproductivos. Esto le ocurre a Patricia, “Pato”, quien tras sufrir un aborto espontáneo, cae en acciones de violencia obstétrica y absurdo legal, que la criminalizan y la obligan a dejar su ciudad.

Un destierro, un refugio, documental de Martín Montellano, producido por el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), cuenta la historia de Pato, desde una mirada empática y respetuosa. Y también cuenta la historia de Lupita, adolescente que busca en los debates colectivos la forma de proclamar su derecho a tomar sus propias decisiones.

Un destierro, un refugio, díptico narrativo sobre lo que significa ser mujer en Guanajuato, se presenta en la selección Oficial Guanajuato del 28° Festival Internacional de Cine de Guanajuato.

 Compartimos esta plática con el director Martín Montellano, que nos cuenta sobre una historia que transita desde la indignación hacia la dignidad.

 

Un destierro, un refugio, dir. Martín Montellano

Me gustaría saber cómo llegaste con Patricia y Fernanda, dos chicas que cuentan sus historias alrededor del tema del aborto y la violencia obstétrica.

Yo viví en Guanajuato muchos años, en León, particularmente. Se sabe de casos muy sonados de chicas que estaban reclusas por cuestiones de aborto, por una ley de hace muchísimos años, que no se había actualizado, además de muchas lagunas jurídicas. Fue muy sonado e indignante para muchas personas, ¿no?

Entonces debo hacer un ejercicio documental en mi escuela, exploro más y contacto con una asociación civil que se llama Las Libres; ellas dan acompañamiento en casos de aborto y son activistas muy famosasen el estado y ya también en el mundo; el New York Post, alguna vez las entrevistò.

Su directora, Verónica Cruz, me presentó a Patricia; le planteé el proyecto y y me contó su historia, se me hizo pues indignante y con muchos adjetivos que son complicados de escribir. Quiso contar su historia en cámara y a partir de ahí desarrollamos el proyecto. Con Lupita la idea era hacer un dístico, desde una persona que fue encarcelada por aborto y que sufrió violencia obstétrica, a otra persona que potencialmente le podría pasar. Con Lupita llegué desde Sara Pinedo, una excompañera de la universidad, directora de teatro comunitario y dramaturga. Me interesaba mucho saber qué opinaba la juventud guanajuatense acerca del aborto. Y así surgió el proyecto.

 

Me pareció interesante el contrapunto, entre una mujer que sufrió varias de las violencias al alrededor del tema del aborto, y otra chica como que muy preparada para que no le ocurra. Es un contraste interesante.

Pato era el eje central de la historia, todo iba alrededor de ella. Y como todo documental, el proyecto se va modificando. Cuando empezamos a conocer a Lupita vimos que tenía muchas ideas, mucha energía. Entonces la película te lleva por esos lados, Más que entrevistar a médicos, abogados o activistas, hay tantas aristas en la cuestión del aborto que puedes abordar, desde religiosas, jurídicas, médicas, me interesaba la opinión de las jóvenes a las que potencialmente les puede pasar. Es muy interesante ver cómo respondían a a los cuestionamientos. 

 

Un destierro, un refugio, dir. Martín Montellano

 

En el guión te acompañan Lau Charles, directora del cortometraje Casa chica y por Michelle Olivares, quien ganó el concurso Nárralo en primera persona y dirigió Salvar a Milka del agua, dos presencias combativas y poderosas. ¿Cómo fue este acompañamiento? 

Fue de lo más valioso, y no solamente con ellas, también con Mariana Saldívar, la cinefotógrafa, y Sara Pinedo también se mucho. Yo al ser hombre, lo digo honestamente, me interesó el tema por varias cuestiones, una personal con familiares que les ha pasado algo relacionado con el aborto; y también uno como hombre, hay una cuestión de aprendizaje que me interesa tomar. Desde ahí fue como el acercamiento. 

Es una mirada masculina porque soy hombre y no puedo separarme de eso, pero una de las grandes ventajas que tenemos en el CCC es que está Lau, está Michelle, estudian o estudiaron aquí, Lau es compañera mía, la conozco desde el primer día en la escuela, nos hemos apoyado en nuestros proyectos y sus miradas me parecen supervaliosas. Yo las escuché mucho en el proceso, les contaba cómo iba surgiendo y juntos íbamos moldeando la historia.

Con Mariana lo mismo: hay una cuestión que nunca voy a vivir porque no soy mujer, nunca voy a vivir un embarazo o un aborto desde ese punto de vista. Entonces es valioso que me compartieran cómo se sentían ellas y cómo nos podríamos acercar con Pato y Lupita, y ver cómo compaginamos todo esto.

 

No dejas de entrar a a cierto debate, si es legítimo que los hombres traten temas de mujeres... 

Creo que todo el mundo puede hacer la película que quiera, del tema que quiera, se trata de la libertad de expresión. Luego hay una cuestión moral, pero sí creo que todo depende desde donde te acercas. Al menos en nuestro caso, tratamos de hacerlo desde la manera menos revictimizante para Pato, y de la manera más amena para Lupita. Creo que hicimos un buen trabajo. Y también creo que también abres preguntas. Un hombre hablando de esto, es una buena pregunta.

 

Un destierro, un refugio (México, 2024). Dirección: Martín Montellano. Producción: Martín Montellano, Rogelio Díaz. Cinefotografía: Mariana Saldivar Robles. Guión: Martín Montellano, Lau Charles, Michelle Olivares. Edición: Michelle Olivares, Lau Charles, Martín Montellano. Sonido: Ulises Santos Cortés. Diseño sonoro: Disruptiva Sound - Karina Rivero. Música original: Karina Rivero. Compañía productora: Centro de Capacitación Cinematográfica. Participantes: Martha Patricia (Pato), Fernanda Hernández, María Hernández, Miguel Field, Abraham Servín Rodríguez, Édgar Ulises Mireles Hernández, Silvia Martínez Falcón, Sara Pinedo. Locación: León, Guanajuato. México.