‘Mujer de barro’, de Concepción Vásquez Martínez: retrato de la madre alfarera

Rufina escoge la mejor arcilla para hacer sus figurillas. La moldea con paciencia y sabiduría: animales, cuencos, mujeres semejantes a ella. Cuece sus figuras al fuego, crea mundos fantásticos, acaso autorretratos en barro de su propia vida. Su hija, Concepción, registra desde su cámara estos procesos creativos. Detrás del ejercicio artesanal se moldea una vida resilente: la de mujeres que se han forjado a pesar de la discriminación, del machismo y la marginalidad.

Mujer de barro, emotiva película de Concepción Vásquez Martínez, hace la semblanza de su madre, alfarera de las regiones mixes de Oaxaca. Hablado en el idioma ayuujk, este cortometraje funciona como retrato, homenaje y celebración de los actos creativos: los de la alfarera, los de la cineasta.

Mujer de barro contó con el apoyo del Estímulo a la Creación Audiovisual para Pueblos Indígenas y Afroamericanos (ECAMC). En el otoño de 2025 se ha estrenado en el 23° Festival Internacional de Cine de Morelia, en su sección Cortometraje Mexicano. Compartimos la charla con la cineasta Concepción Vásquez, sobre esta historia que va de la tradición a la transmisión de saberes, de los saberes ancestrales al reconocimiento por una labor artesanal que consolida a las mujeres ayuujk.

Mujer de barro, dir. Concepción Vásquez Martínez

¿Cuando decidiste que esta historia de tu madre y su oficio de crear figuras de barro podía ser material para un documental?

Hace cinco años comencé a conocer su trabajo, en especial la elaboración del barro. Entonces pensé que debía hacer un documental sobre su vida. Al inicio me enfoqué más en la alfarería, pero conforme fui investigando descubrí que detrás de cada proceso había una historia profunda.

Entonces entendí que debía hablar de otros temas, que su trabajo pone en evidencia: el machismo, la violencia, el regateo, la discriminación hacia los pueblos originarios y los artesanos. Decidí incluir estos aspectos para visibilizar su labor y su contexto.

 

¿Cómo reaccionó tu madre cuando le supo que querías hacer una película sobre ella?

Se emocionó mucho, porque nunca antes le habían hecho un documental o un cortometraje. La emoción también venía del vínculo que habíamos construido; éramos más cercanas y había confianza. Ella decía que le parecía muy buena idea que se mostrara su trabajo y sobre todo, que se visibilizara su imagen y su voz.

 

¿Te resultó difícil separar el vínculo familiar del trabajo documental? ¿Mantener distancia para registrar las cosas?

Fue un camino relativamente fácil, aunque también tuvo sus complicaciones. A veces hay gente de fuera que quiere acercarse a ella, pero el idioma es una barrera: ella habla ayuujk y la mayoría se comunica en español. Eso complicaba que la grabaran, explicarle qué hacer, o si podía elaborar una pieza de barro frente a la cámara.

En mi caso, compartir el ayuujk como lengua materna facilitó el proceso. Pude comunicarme con ella como lo hago con mi abuela o mis hermanas. Eso me permitió dirigirla con naturalidad, indicarle cuándo trabajar las piezas, y ella lo hacía con confianza y espontaneidad.

 

Veía el proceso de ir por el barro, moldear las figuras, cocerlas, pensaba que se parece al trabajo de hacer una película. ¿Tú encuentras alguna relación entre el oficio como alfarera de tu madre y el tuyo como cineasta?

El barro y el cine tienen mucho en común. Ambos son formas de hacer arte. Para mí, esa relación fue muy significativa. Sentí una conexión profunda entre mi cuerpo y la tierra, con la madre tierra a través del barro. Siempre ha existido ese vínculo desde mi infancia.

Además, los medios audiovisuales han sido parte de mí desde hace tiempo. Me gusta retratar la vida que vivimos nosotras: la de mi mamá, mi abuela, las mujeres de mi comunidad. Sobre todo, me interesa visibilizar su trabajo, su esfuerzo y su historia.

 

Mujer de barro, dir. Concepción Vázquez Martínez

 

¿Por qué elegiste el cine como tu medio de expresión?

Siempre me ha encantado lo visual, desde pequeña veía muchas películas, y con el tiempo me di cuenta de que eso me apasionaba. Comencé haciendo fotografías; empecé retratando a mi mamá y a mi abuela. Pero sentía que el mensaje no era lo bastante fuerte, no sabía cómo lograr que resonara con la gente. Entonces vi en el documental un medio poderoso para narrar nuestras historias.

Mujer de barro me ayudó a descubrir lo que me encanta hacer: contar historias de mi comunidad, de mis pueblos, de nuestras tradiciones y cultura. Hay mucho por retratar en mi entorno, y quiero seguir haciéndolo.

Todo esto ha sido posible gracias a la cercanía con mi madre. Al permitirme retratarla, ella me ayudó a descubrir que lo mío es el cine. Es una forma de mostrar nuestras historias al mundo, de hacerlas visibles para más personas.

 

Entiendo que realizaste este documental con el apoyo del ECAMC, que promueve el intercambio entre creadores y creadoras de las comunidades indígenas. ¿Cómo ha sido para ti esa experiencia ?

Fue una gran oportunidad haber obtenido ese fondo. Me permitió acercarme a otros compañeros de pueblos originarios, compartir nuestros trabajos y las historias que cada uno desea contar. Hay muchas coincidencias entre nuestras vivencias. Eso me ayudó a comprender mejor el cine mexicano y, en particular, el cine de los pueblos originarios.

Tuve varios asesores: Yolanda Cruz, Xun Sero, Mañana Rivera y Martín De Torcy. Cada uno aportó desde su especialidad: sonido, asesoría temática, montaje y edición. Sus perspectivas ayudaron a comprender cómo mirar el documental y cómo construir su estructura narrativa.

También quiero mencionar que en Polos Audiovisuales del IMCINE recibí apoyo para iniciar este proceso: desde la escritura, la estructura narrativa, hasta la dirección documental. Ahí conocí a Sergio Morkin, quien además de ser mi productor, ha sido un gran asesor. Me ha acompañado desde el principio hasta ahora, y me ha enseñado muchísimo sobre cine.

Han sido espacios valiosos, donde pude compartir y hacer nuestro cine. Sin ese apoyo, no habría logrado culminar este cortometraje que les presento.

 

¿Qué te significa presentar Mujer de barro en Morelia?

Era un sueño que teníamos desde que comenzó este proyecto. Estar ahí representa la posibilidad de abrir el documental a un público más amplio, que más personas lo vean, lo comenten y puedan conocer cómo vivimos en nuestras comunidades .

Es algo muy bello, y me emociona que la gente pueda verlo en el Festival de Morelia, especialmente porque es un festival grande, al que asiste mucha gente cinéfila y personas que aman el cine mexicano. Por eso estoy tan emocionada de participar y de ver mi documental proyectado en pantalla grande.

 

Mujer de barro (México, 2025). Dirección y guión: Concepción Vásquez. Producción: Sergio Morkin Fotografía: Yovegami Ascona Mora. Sonido: Gustavo Mora. Diseño sonoro: Erick Ruiz Arellano. Edición: Alexander Sérbulo y Balam Toscano. Participan: Rufina Martínez Díaz, Prisciliana Pérez Díaz y Concepción Vásquez Martínez.