‘Nómadas de la 57’, de Alberto Arnaut y José María Castro Ibarra: la vida en la carretera

La carretera federal 57, que transcurre de Piedras Negras a Ciudad de México, se ha vuelto en sinónimo de la ruta para los traileros mexicanos. Todos los días la surcan, con gran variedad de productos, que hacen posible el comercio nacional. La vida de quienes conducen estos vehículos se acerca al nomadismo: camino y paraderos a la orilla del camino —las llamadas cachimbas— constituyen sus vidas.

En el documental Nómadas de la 57, José María Castro Ibarra, antropólogo de profesión, y el cineasta Alberto Arnaut, han reunido esfuerzos para dar testimonio de estos camioneros. Ponen énfasis en la vida de Luz de Luna (Clara Fragoso), quien se convirtió en camionera para escapar de un matrimonio violento, y en los caminos encontró una nueva forma de realización.

Nómadas de la 57 ha recibido el apoyo de Foprocine, tuvo su estreno en Festival Internacional de Cine de Morelia y ahora tiene su estreno en salas comerciales de México.

Los directores Alberto Arnaut y José María Castro Ibarra, así como su protagonista, Luz de Luna, nos contaron sobre el ejercicio de haber llevado el camino nómada de los traileros mexicanos a la gran pantalla. 

Nómadas de la 57, dirs Alberto Arnaut Estrada y José María Castro Ibarra

Tú venías de hacer dos historias contenidas y violentas, Hasta los dientes, en el Tecnológico de Monterrey y A plena luz, en un departamento de la Narvarte. ¿Cómo fue esa experiencia de subirte al trailer y lanzarte a esta ruta?

Alberto Arnaut (AA): En A plena luz y Hasta los dientes conocía la historia que quería contar; tenía una investigación profunda sobre lo que había ocurrido. Con Nómadas no sabía qué iba a pasar y esa incertidumbre me gustaba. Llegaba sin tener todo escrito, simplemente veía qué sucedía en las cachimbas, qué cosa nueva nos contaba Clara o qué le pasaba en la carretera. Entonces soltaba el control, ponía la cámara y veía qué pasaba. El proceso era más libre.

La historia fue encontrándose en la edición; sin una lista de declaraciones o escenas que debía conseguir, más bien con la disposición a observar. Esa libertad me permitió disfrutar mucho más el rodaje que en mis películas anteriores.

José María Castro Ibarra (JMCI): En mi libro Los hijos del camino hay viñetas parecidas a las escenas que mostramos en la película: relatos de viaje, fragmentos de vida... Esa conexión me hizo pensar que podía trasladarse al cine. Yo conocía a Alberto desde hacía unos quince años, y un día le propuse la idea. El resultado fue esta mezcla entre la observación de la realidad y la narrativa emocional que aporta Clara.

Mi intención era transmitir la experiencia de ser camionero: estar en la carretera, convivir en las cachimbas, participar de esas conversaciones cotidianas. Quería mantener esa mirada de la antropología, donde más que intervenir, observas, escuchas y te dejas llevar por lo que sucede.

 

Hablar de los camioneros era como hablar de los marineros, había una similitud muy clara: una especie de sociología de la carretera, como podría hacerse una sociología del mar o de la vida del marinero...

JMCI: Desde el inicio me atrajo la vida nómada de los camioneros, ese estar en constante movimiento pero, al mismo tiempo, encontrar lugares fijos donde descansan, conviven o se encuentran con amigos. En un territorio tan vasto como la red carretera nacional, esos puntos se volvían espacios familiares: sitios donde tomaban café, eran bien atendidos y podían relajarse un momento.

Las cachimbas, estos restaurantes al borde del camino, cumplen una función importante: no solo alimentan, también brindan estabilidad emocional y psicológica. Son como faros en la carretera, lugares de referencia y respiro. Esa dinámica las vuelve comparables con la vida de los marineros: siempre en busca de nuevas experiencias, pero con puntos fijos donde detenerse, establecer vínculos y mantener una red de relaciones que les da sentido a su recorrido.

Nómadas de la 57, dirs Alberto Arnaut Estrada y José María Castro Ibarra

 ¿Qué tanto del material original conservaron o eliminaron? ¿Cómo fueron construyendo la estructura final, considerando que el material podría incluso haber dado para una serie?

AA: Fue probablemente la parte más difícil del proceso. Como la historia no estaba estructurada desde el inicio, teníamos una lista de temas que queríamos abordar: la relación con las sustancias, las apariciones nocturnas, la violencia, los accidentes, la soledad. No sabíamos cómo organizarlos dentro de la película.

A través de su historia de vida, Clara nos ayudó a construir un arco narrativo, y a partir de ahí incorporamos los temas de las cachimbas y los paraderos, buscando contrastar o profundizar lo que ella representaba. La conexión se estableció por temas, por emociones o ideas. También tuvimos que decidir si priorizábamos el contenido de la investigación o las secuencias más naturales y espontáneas.

Al final quedó una estructura poco convencional, pero nos gustó porque reflejaba nuestra manera de entender el viaje y la experiencia.

JMCI: En el resultado final se nota el trabajo de Pedro, nuestro editor. Él hizo un primer corte, a partir del cual empezamos a intercambiar ideas. Fue un proceso exigente, pero logramos una estructura que refleja los intereses de cada uno.

Tal vez no se muestran datos académicos de forma explícita, pero están integrados en el relato. Y eso la hace más interesante, porque el público logra seguir el viaje y entender los temas, aunque la estructura parezca libre o fragmentada.

 

¿Qué les representa haber elegido ese término, “nómadas”? ¿Qué les significa hoy, en un momento en que el nomadismo parece cobrar nueva vigencia?

José María: Hay un sociólogo francés, Jacques Attali, que escribió un libro llamado El hombre nómada, donde plantea la historia de la humanidad como una disputa constante entre el sedentarismo y el nomadismo. Explica cómo, a lo largo del tiempo, lo sedentario ha intentado domesticar a las personas para mantenerlas fijas. Pero, durante la mayor parte de la historia, el ser humano ha sido nómada.

Tal vez el siglo XX fue el momento de mayor asentamiento, cuando creímos que vivir en una casa estable, era el destino final. Sin embargo, los movimientos nómadas seguían ocurriendo, y que en los últimos años se han multiplicado.

Hoy es, quizá, la época de la humanidad en la que más gente se está moviendo: migrando, desplazándose, buscando nuevas rutas. Ese nomadismo también produce intercambios culturales poderosos, detonaciones sociales imposibles de contener.

Nuestro proceso con la película fue así: salimos a la carretera sin saber exactamente a dónde nos iba a llevar. Y eso mismo es el espíritu del nomadismo.

AA: Y también entender que nuestra vida sedentaria, la que llevamos la mayoría en las ciudades, solo es posible gracias a que hay otras personas que viven una vida nómada.

 

Luz de Luna: una protagonista en tránsito

Nómadas de la 57, dirs Alberto Arnaut Estrada y José María Castro Ibarra

¿Cómo te convencieron para subirte al tráiler de Nómadas de la 57?

Conocí a Chema en un programa de radio dedicado a los operadores de tráiler. Me gustaba escucharlo mientras manejaba porque me mantenía alerta; además, era un espacio donde se difundía el trabajo de las mujeres operadoras, que entonces éramos muy pocas.

Él presentó su libro Los hijos del camino, me regaló un ejemplar y me invitó a la presentación en el Museo de Antropología. Después me contó que quería llevar esa historia a la pantalla. Me encantó la idea. No hay mejor manera de mostrarle a la sociedad, a las empresas y a los transportistas cómo es nuestra vida en la carretera.

Llevar esto al cine me pareció fundamental, una forma de buscar mejoras y dignificar el oficio del operador. Solo mostrando en pantalla la realidad de nuestra labor se puede generar un verdadero cambio.

 

Me encantó el final: esa sensación del mundo vasto, de los paisajes. Se aprende mucho de eso, de ser alguien de los caminos. ¿Cómo ha sido para ti ese aprendizaje?

Cada viaje es una película. Aunque recorras la misma ruta y veas el amanecer a la misma hora, nunca será igual. A veces viajas con la nostalgia de la familia, manejas toda la noche y, cuando llega el amanecer, algo cambia. Te transforma el ánimo, te llena de energía, porque aunque el paisaje parezca el mismo, siempre es distinto.

Los paisajes se convierten en parte de esa película que te retroalimenta emocionalmente, que te hace sentir bien, con esa sensación de plenitud, de logro, de validación contigo mismo. No solo por el trabajo de transportar carga, sino por el hecho de amanecer en otro lugar y aun así sostenerte: feliz, firme, pleno.

 

Nómadas de la 57 (México, 2025). Dirección: Alberto Arnaut Estrada y José María Castro Ibarra. Producción: Yuli Rodríguez. Guion: José María Castro Ibarra, Alberto Arnaut Estrada y Pedro G. García. Cinefotografía: Julio Llorente A.M.C. y Leonardo García Castilla. Edición: Pedro G. García. Mezcla: ZVOOK. Música: Todd Clouser. Participa: Luz de Luna (Clara Fragoso)