‘Oc ni temiki (Sigo soñando)’, de Misael Alva: la espera desde la caseta

Los hombres se van a buscar el sueño, las mujeres esperan noticias de sus hazañas. Y en la caseta telefónica de la comunidad están todas las tardes María y Julia, ansiosas de noticias de David, que ha desaparecido. En este espacio las madres, sus nueras, los nietos, semejan almas errantes que van y vienen con zozobras, pero también con sueños. El sueño que alimenta la esperanza.

Con Oc ni temiki (Sigo soñando), Misael Alva incursiona en la ficción. Cronista meticuloso de su comunidad Cinco Señores, en Ajalpan, Puebla, Alva crea un relato donde la zozobra y la resiliencia crean el viaje de las mujeres que no viajaron y esperan.

 Oc ni temiki (Sigo soñando) es un cortometraje apoyado por el Estímulo a la Creación Audiovisual en México y Centroamérica para Comunidades Indígenas y Afrodescendientes (ECAMC), que ha tenido su estreno en la sección oficial de Cortometraje mexicano de ficción del 23° Festival Internacional de Cine de Morelia. 

Con este motivo platicamos con el director, Misael Alva, sobre esta historia que sabe soñar, aun en medio de la incertidumbre. 

Al final de tu cortometraje dices que es una historia basada en hechos reales, ¿cuáles eran esos hechos que después transmutas a la ficción?

Era contar una parte de mi infancia, cuando mi papá estuvo en Estados Unidos. Con mi mamá íbamos a la caseta telefónica y era hablar media hora con alguien que estaba muy lejos. Quería representar el sueño americano fallido, a estas personas que pensamos que van a otro país a triunfar y no siempre pasa lo que esperas. Eso también afecta a la familia que dejan, y está muy marcado en mi comunidad. Allá les dicen que se irán un año pero regresan en ocho, y muchas familias son olvidadas, o reciben el apoyo económico, pero esta parte paternal hacia los hijos, o el amor a la mujer, todo eso se olvida. Quería reflexionar sobre estos familiares que se quedan.

 

En tu película pones en el centro la caseta telefónica, pero también personajes como el prestamista, o las mujeres que esperan las llamadas. Hay un tejido muy sutil de de lo comunitario...

Hubo un buen trabajo con el equipo, ya hemos hecho varios proyectos. También es importante darle valor a mi hermano, Israel Alva, pieza fundamental en el proyecto, al trabajar con personajes de la comunidad con una situación similar, que puedan representar este vacío. 

Las personas que salen en la historia son de la comunidad. Queríamos representar cómo se vive allá, los diálogos que decimos. Era un trabajo en conjunto entre personas adultas y jóvenes para encontrar la naturalidad de una comunidad.

 

Destacan Angélica Bolaños y Lizbeth Rodríguez, como protagonistas. Pienso que tus actores son tus vecinos, la gente que ves cada fin de semana. ¿Cómo trabajas con estos actores no naturales?

Convencer a la comunidad de participar en el proyecto es lo principal, luego está explicarles de no ver a la cámara, o cómo llegar a su marca. Yo buscaba en Angélica a una mujer apagada, que cargaba mucho peso, porque es una viuda que ha sacado adelante a sus hijos por más de quince años, buscaba que eso se viera en los ojos. Y con la nuera, Lizbeth es mi cuñada; cada que llegaba a la casa y la veía con la mirada perdida, pensaba: "ella me funciona." Quería que desde sus miradas y sus posturas propusieran la narrativa cinematográfica de la historia.

Has hecho documentales como Conejo (2013) o Anayeli (2019), donde muestras tu interés por personajes marginales. Pienso que estas mujeres también son marginales, la migración las pone en un estado de aislamiento. ¿Por qué contar a estas mujeres y sus problemáticas? 

Durante la universidad, cuando viajaba a mi pueblo y quería representarlo, salía con mi mamá y sabía que ella enfrentó abuso, que se aprovechaban de ella por su identidad indígena. Yo también enfrenté el bullying. Entonces llega un punto en el que todo se une en mi cabeza y quiero representarlo desde estas personas que a lo mejor ves normales, pero detrás hay un mundo que está luchando. En el corto hay muchas metáforas escondidas, que ojalá el público las pueda interpretar: las mujeres siguen luchando y aunque estén cayendo al vacío, siempre hay una esperanza. Por eso el plano en el que dos mujeres avanzan hacia la colina: pienso que siempre hay una esperanza ante cualquier problema que pueda existir. 

 

¿Qué tanto ha permeado el oficio del cine en una comunidad como Cinco Señores de Jalpa? ¿Cómo influye que les propongas un proyecto cinematográfico, que su espacio pueda ser presentado? 

En mis proyectos anteriores sólo iba con el fotógrafo y el sonidista, no había tanta presencia. Con este cortometraje llevo un equipo de profesionales y también busco la participación de la comunidad. Algunos son muy abiertos en participar, otros tienen estas ideologías reticentes. Pero después del rodaje, mucha gente llegaba y me decía: "me hubiera gustado participar". Y ahora que ha quedado en el festival de Morelia, he recibido muchas felicitaciones de personas que no me imaginaba, personas que están en Estados Unidos, y eso me aviva, pensar que estoy haciendo algo bonito, contando una historia que sí conecta, que sí hace tocar vibras.

En algún momento quiero hacer otro proyecto e incluir a toda la comunidad, me gustaría que participaran y vieran que es un trabajo muy bonito crear poesía en las comunidades.

 

Pensaba en tus trabajos anteriores, recuerdo que la fotografía era áspera, me llamó la atención que aquí está muy cuidada, es una evolución respecto a tus trabajos anteriores. ¿Cómo fue este planteamiento visual?

El fotógrafo, Max Valdés, es un amigo, no había trabajado antes con él. Hace mucho documental y me interesó mezclar lo que yo sabía y lo que él había experimentado en una ficción. Queríamos brincar de esta cámara en mano movida, que la imagen cuente, respire los espacios, quería que el paso del tiempo fuera muy lento, aunque también mantener esta cámara flotadita, todavía con un toque documental. Quería hacerlo con narrativa poética, imágenes cuidadosas. También creo que era un reto hacer ficción. 

Con el fotógrafo queríamos marcar estos vacíos de los personajes, estas sombras, y creo que hicimos un buen trabajo. 

Oc ni temiki (Sigo soñando) (México, 2025). Dirección: Misael Alva. Guion: Misael Alva. Producción: Fabiola de La Rosa, Misael Alva. Compañías productoras: Perro Negro Cine, Alva Producciones. Fotografía: Max Valdés Lima. Edición: Max Valdés Lima. Diseño de producción: Israel Alva. Sonido: Rodrigo Lira. Música: Daniel Barajas. Reparto: Angélica Bolaños, Lizbeth Rodríguez, Omar Cortés Flores, Ulises Olivares