‘Un mexicano en la Luna’, de Francis Levy Lavalle, José Luis Yáñez y Techus: a la búsqueda de un astronauta y un cineasta

Entrevista con Ozcar Ramírez González (productor), José Luis Yáñez (director), Héctor Jiménez (actor), Lou Pérez Sandi (diseño de producción).

 

Este rumor llega al pueblo de Comala: Neil Armstrong, el primer hombre que pisará la Luna, es de origen mexicano. Y aquí tienen que Simón González, reportero convencido de que “la labor periodística es la búsqueda implacable de la verdad”, se lanza al pueblo de Llano Grande a investigar la historia. Pero ocurre que ni el cura, ni el presidente municipal, ni la archivista, ni el del telégrafo, quieren que el reporterillo esté ahí. Mientras, en el kiosko se despliega la pancarta con el apoyo total al Apolo 11.

Entre el costumbrismo que intriga o la conjura internacional, Un mexicano en la Luna se presenta como una comedia fresca, festiva, que contiene en su centro una historia trágica, a la vez que un homenaje obligado: pues su guionista, principal impulsor y director, Francis Levy Lavalle, murió de forma inesperada unas semanas antes de iniciar el rodaje. De ahí que el esfuerzo que realizaron los directores José Luis Yañez y Techus, el productor Ozcar Ramírez, y un elenco y un staff tan sorprendido como entusiasta, fue sacar adelante el proyecto de Levy Lavalle, que fue, y sigue siendo, una apuesta por crear un cine colimota auténtico, honesto y con gran determinación.

Un mexicano en la Luna busca a Neil el Güero Armstrong, pero también al cineasta Francis Levy Lavalle. Esas búsquedas culminan en el estreno de la película, a partir del 25 de septiembre. 

Platicamos con Ozcar Ramírez, José Luis Yañez, el protagonista Héctor Jiménez y el diseñador de producción Lou Pérez Sandi, también en la búsqueda implacable de la verdad de esta hermosa cinta.

 

Un mexicano en la Luna, dirs. José Luis Yáñez, Techus

¿Cómo inició la idea de la película Un mexicano en la luna?

Ózcar Ramírez González (ORG): Comenzó de una manera curiosa: con una discusión entre Francis, el director, y yo. En un curso que di en Colima, él se quejaba de que los chilangos siempre ganábamos los fondos. Fue una discusión intensa, pero nació una amistad y, sobre todo, un reto. Le dije: “Si me entregas un guion en tal fecha, yo te lo produzco.” Estaba convencido de que no lo haría… pero cumplió. Y no me quedó más que cumplir mi palabra y  llevar adelante el proyecto.

Durante un par de años trabajamos el guion, visitamos locaciones y definimos la estructura de la película. Aplicamos al fondo de Jalisco y ganamos; también a FOCINE; más tarde logramos la coproducción con Italia. El proyecto parecía bendecido.

Un par de meses antes del rodaje, en un evento en Colima para conseguir más financiamiento, Francis terminó de hacer un pitch, me miró y me dijo: “te toca.” Después, se desplomó. Lo llevamos al hospital pero falleció ahí mismo, frente a nosotros. Fue una muerte inesperada.

Con su ausencia, el desafío fue decidir cómo llevar su idea adelante. Entre los productores acordamos que José Luis Yáñez, asistente de Francis, asumiera la dirección, acompañado por Techus, la productora ejecutiva, que había estado desde el inicio y sabía lo que Francis quería.

Reuní al equipo y les pedí que hicieran la misma promesa que yo le había hecho a Francis: o la hacíamos todos juntos o no se hacía. Todos decidieron seguir adelante.

La película se construyó con ese espíritu. Incluso quienes no conocieron a Francis se impregnaron de esa promesa, de llevar a cabo Un mexicano en la Luna.

 

¿Cómo vivió José Luis esa experiencia de ser el director sustituto?

José Luis Yáñez (JLY): Yo llevaba varias semanas trabajando con Francis. Mi tarea era cuestionarle cómo iba a mostrar las creencias del pueblo, cómo usaría la cámara, el tono, los encuadres, el lenguaje de la película. La idea era que cuando llegáramos al rodaje, él tuviera todo muy claro.

Cuando falleció, ya había una base sólida. En la etapa de preparación sin él, hicimos mucha reflexión con Techus y el fotógrafo Héctor Ortega. Siempre volvíamos a la misma pregunta: ¿qué quería Francis aquí? Toda la película la hicimos bajo esa premisa. Siempre hubo esa conversación implícita con él, incluso en su ausencia.

Francis hablaba de una “cámara intuitiva”, que se moviera como un espectador más, que pareciera adelantarse a lo que iba a ocurrir. Ese concepto lo mantuvimos todo el tiempo. Otras cosas cambiaron, sobre todo matices actorales, pero la esencia de su visión siempre estuvo presente.

 

Un mexicano en la Luna, dirs. José Luis Yáñez, Techus

Un mexicano en La Luna arranca como enigma, saber si Neil Armstrong es mexicano; después tiene un tono costumbrista, como el Jorge Ibargüengoitia de Éstas ruinas que ves, pero también se acerca al cine de investigación periodística. Simón es un personaje atractivo por esa tridimensionalidad.

Héctor Jiménez (HJ): Desde que me mandaron el guion me enamoré de él. De hecho, ya tenía otro proyecto en puerta, aún sin firmar, y con la pena tuve que dejarlo porque esta historia me conquistó.

Cuando me integré a la producción en Colima, conocí a un crew que dejó el corazón en la película. Se nota en cada departamento: muchos lo hacían por el cariño que le tenían a Francis, otros porque era su primera experiencia en un largometraje.

La película tiene muchísimas capas, como una cebolla. Eso permite que se generen atmósferas costumbristas, pero también momentos que rozan la investigación. Ese híbrido es interesante. Pero además, es una historia familiar. Yo amo hacer películas familiares, me gusta ese humor blanco que llega a todas las edades, y esta película reúne esos elementos.

 

La película se filmó en Colima, en una recreación de los años sesenta e inicios de los setenta. ¿Cómo fue vestir, crear el ambiente, la atmósfera y los escenarios de Un mexicano en la luna?

Lou Pérez Sandi (LPS): Francis había encontrado un pueblito escondido en la sierra, frente al volcán. Para llegar hay que cruzar un río y subir; no está lejos de Comala. Se llama Buen País, es un pueblito precioso, tocado por Dios, con gente maravillosa y construcciones que se adaptaban a la época.

Ese fue un gran punto de partida, porque aunque la historia ocurre en los años sesenta, había que considerar que un pueblo de ese tiempo todavía conservaba rasgos de los cincuenta. Jugamos con esa temporalidad: por ejemplo, usar una televisión implicaba usar una más antigua, porque el pueblo tenía ese rezago.

Encontramos una fábrica abandonada que resultó perfecta para recrear el palacio municipal, los telégrafos, la cárcel… parecía un tablero de turista, en cada cuarto podías montar una escena distinta. Fue una multilocación natural muy divertida.

Vivíamos en Colima y nos movíamos a Buen País. Cada amanecer y cada atardecer eran mágicos. Esa rutina, lejos de ser pesada, me ayudó a absorber el entorno y entrar en sintonía con lo que queríamos lograr. Fue un proceso lleno de belleza y magia.

 

Un mexicano en la Luna, dirs. José Luis Yáñez, Techus

¿Cómo fue rodar con los colimenses?

JLY: Fue interesante y gratificante. Me sorprendió la capacidad de interpretación de estas personas; incluso durante los días de casting se notaba su flexibilidad y rapidez para adaptarse a distintos registros dramáticos. Esto aportó muchísimo a la película y facilitó el proceso de producción.

Además, la comunidad recibió el proyecto con entusiasmo. Muchos extras eran personas vinculadas a teatro, escuelas de actuación o talleres locales, y se acercaron para participar voluntariamente. En Buen País la población se involucró de manera colaborativa, se metió en el papel y respondió de forma inmediata a las indicaciones.

Fue sorprendente y muy gratificante ver esta participación comunitaria que enriqueció la película. Héctor estuvo guiándolos y apoyando la interacción, lo que consolidó esta experiencia como un verdadero trabajo comunitario.

 

Héctor, tú has trabajado en Estados Unidos, con directores de trayectoria, que ya tienen muy definido su andamiaje y saben qué quieren hacer y cómo hacerlo. ¿Cómo fue tu experiencia de colaborar con este grupo colimense, intentando levantar un proyecto en un contexto donde no había producción reciente?

HJ: Fue de las cosas que más disfruté. Aunque para muchos era su primera experiencia en cine, le pusieron tantas ganas que se notaba día a día. Eso fue muy gozoso de ver.

Por otro lado, trabajar con mis compañeros frente a la cámara también fue muy enriquecedor. Había gente de teatro de Colima, Jalisco, actrices de Michoacán y Puebla, muchos rostros frescos, la mayoría buenos actores y muy generosos.

Además, la diversidad de edades aportó mucho: actores jóvenes, de media edad y mayores. Todo esto, combinado con el entusiasmo del equipo, es lo que finalmente le dio vida y fuerza a la película.

Un mexicano en la Luna, dirs. José Luis Yáñez, Techus

Cuando acompañas un proceso de diseño de producción, viniendo de producciones más grandes o con estructuras más complejas, ¿cómo se siente llegar a estos pueblos o locaciones de Colima y diseñar producción ahí?

LPS: Es un proceso muy enriquecedor. Me recordó una entrevista que le hicieron a Danny Boyle sobre La playa, decía que se arrepentía de haberse llevado a su equipo grande a Tailandia, cuando en realidad la gente local era más honesta y con ganas de trabajar. Ahí comprendí lo valioso de trabajar con un equipo con esa disposición, que quiere aprender y contribuir.

Los dueños de las casas nos abrieron sus espacios, algunos lugares que no habían sido intervenidos en años, nos dieron acceso total. Nos ayudaban con comidas, nos ofrecían objetos y descubrías pequeños tesoros en los interiores, lo que enriquecía enormemente la producción.

El equipo local fue participativo y generoso; la gente de Comala incluso nos apoyaba con logística y recursos. Y hasta hoy, cuando la película va a salas, siguen escribiéndome de Buen País y Comala para preguntar por funciones. Ese contacto y esa cercanía hacen que la experiencia sea muy especial y gratificante.

 

Si Francis Levy viera Un mexicano en la Luna, ¿qué pensaría?

JLY: Él tenía la idea de un tono de comedia muy peculiar. En una reunión grande, cuando se acercaba el rodaje, Ózcar conmovido dijo: “Lo sentimos mucho, Francis, quizá no sea exactamente la película que tú imaginabas, pero la vamos a hacer”.

Francis buscaba un humor más exagerado, personajes llevados al extremo, la mamá del Güero debía tener actitudes extravagantes. Nosotros decidimos bajar el tono: hacer una comedia más realista y emotiva. Creo que esa es la única parte en la que Francis no habría estado del todo de acuerdo.

Sin embargo, lo demás está en sintonía con lo que buscaba. Héctor Ortega logró retratar muy bien Colima, con los volcanes, los ríos, las imágenes que Francis quería mostrar. En ese sentido, estoy convencido de que estaría contento. Aunque también me imagino que, fiel a su estilo, me habría dicho: “oye, Woody, hay algo ahí que no termino de ver… yo lo quería más hacia la comedia”.

ORL: La película tiene todo lo que Francis quería que tuviera, aunque no en el orden que él lo había imaginado. Como director, seguramente se habría quejado de algo, como todos lo hacen, y habría dicho que lo haría distinto. Pero también creo que su idea original difícilmente se habría concretado como la tenía en la cabeza.

Un rodaje es como despertar a un Frankenstein: uno lo arma con sus partes, pero después no sabes hacia dónde caminará. Las películas cobran vida propia, y la de Francis no habría sido excepción. Estoy convencido de que, al final, hubiera terminado siendo algo muy cercano a lo que logramos, aunque tal vez por caminos distintos.

LPS: Algo que él no habría imaginado, pero que resultó muy positivo: el toque italiano que tomó la película. No solo por la participación de talento italiano en cámara, también por el soundtrack y la atmósfera, que recuerda al cine clásico de la comedia italiana, fresco y familiar. Cuando vi el primer corte completo, me sorprendió esa sensación. No era solo un retrato de un pueblito mexicano, sino que evocaba esa tradición cinematográfica. Me pareció un acierto que seguramente le habría gustado.

 

Un mexicano en la Luna (México, Italia, 2024). Dirección: Jose Luis Yáñez, Techus. Guión: Francis Levy Lavalle, basado en la novela homónima de Manuel Sánchez La Madrid. Producción: Ozcar Ramírez González, Emanuele Lezpeca. Compañías productoras: Arte mecánica, Solaria Films, Vitchub Films, Filma Jalisco, Elemental. Fotografía: Héctor Ortega. Edición: Marco Guelfi. Sonido: Sealtiel Alatriste. Diseño sonoro: Gianfranco Tortora. Música: Camila Uboldi. Diseño de producción: Lou Pérez Sandi. Locaciones: Comala, Colima (Colima), Buen País (Jalisco). Reparto: Héctor Jiménez, Alessio Lapice, Ausencio Cruz, Maryfer Santillán, Klothilde Campos, Roberto Ballesteros, Fermín Martínez, Carlos Valencia.